Empate y gracias
Un Racing muy errático sólo consigue empatar en El Sardinero ante la S.D. Logroñés, que pudo llevarse el triunfo en la recta final. La expulsión de Koné en el minuto 65 condicionó al equipo cuando mejor jugaba
José María Gutiérrez
Lunes, 7 de octubre 2013, 15:48
Los jugadores del Racing debieron pasar el sábado una mala noche. Todos, en mayor o menor medida. Es la única explicación posible al pésimo inicio de partido. En el minuto 1, el delantero del Logroñés Javi Torres ya había llevado el balón a las mallas de la portería defendida por Mario, la gran novedad en la alineación. Y no era su primer disparo de a puerta. Los jugadores del 'Tato' Abadía salieron a por todas mientras que los del Racing parecía que seguían en la cama y se les atragantaba el horario matinal. El correoso equipo riojano les estaba dando el desayuno: un equipo sólido, agresivo, rápido, en definitiva, difícil de digerir. Ante la pasividad y falta de agresividad de la defensa local, Diego Torres pensó que era su gran día para hacerse un nombre importante en el mundo del fútbol y en el minuto 11 intentó batir a Mario desde el medio campo. Tres tiros a puerta en poco más de 10 minutos. Y en el 13, mientras resonaban los pitos hacia el palco, Félix se sumó a la avalancha de ataques visitantes con un remate en el segundo palo que salió muy cerca del palo izquierdo de la portería de Mario.
El Racing se veía superado por todos los lados y en todos los ámbitos y Paco Fernández empezó a mover fichas: Rubén Durán y Nieto intercambiaron sus posiciones en las bandas y el gallego buscaba en la mediapunta el balón que no acababa de llegar al extremo. Ante la poblada e infranqueable defensa de la Sociedad Deportiva Logroñés, el Racing buscó alternativas desde la larga distancia y así se sucedieron los disparos de Granero y Nieto, en dos ocasiones, sin éxito y con el balón destinado en la grada. Encontrar profundidad era imposible ante el lento movimiento del balón. Si fuera balonmano, el árbitro Aritz Azpilicueta se hubiese visto obligado a pitar pasivo.
Más peligro llevó el disparo de Juanpe, titular en el mediocampo, que obligó a Mandaluniz a estirarse y enviar la pelota a córner. Era el minuto 30 y el Racing empezó a darse cuenta que el partido ya estaba en marcha. Tarde pero había tiempo. Y ese despertar fue encabezado por Koné, habitual protagonista de las crónicas. En el minuto 32, intentó la jugada de Maradona ante Inglaterra y desde el medio campo se lanzó a la carrera contra cuatro rivales, a los que fue eliminando con su peculiar estilo. La jugada no terminó en gol, pero sí en córner, y en los primeros aplausos de una afición que se estaba impacientando. El costamarfleño dejó la puntería reservada para el minuto 40, cuando, tras recibir un gran pase de Durán, encaró a Mandaluniz y le batió con tranquilidad y clase. La mejor noticia para una primera parte pésima: empate a uno camino de los vestuarios.
En el receso, se debió repetir una de las clásicas reprimendas de Paco Fernández, porque el equipo que saltó en la segunda parte al césped era otro. No hubo ningún cambio de jugador, pero sí de actitud y hasta de aptitud. En el 51, Saúl probó suerte desde la frontal, y en el 61, el central Jon Moya evitó que Granero pusiese el 2-1 en el marcador cuando ya se cantaba el gol en las gradas. El defensa, providencial, sacó de cabeza el esférico en la línea mientras el centrocampista del Racing pedía penalti por un evidente empujón que le impidió rematar.
Y de nuevo el protagonismo recayó en Koné, pero, por desgracia, no en forma de gol ni de oportunidad, sino en uno de esos errores de juventud que debe evitar por el daño que hacen a su equipo y a él. En una jugada en la que sufrió una entrada por detrás, señalada por el árbitro, la situación derivó en una tangana y en la expulsión del delantero costamarfileño, tras responder con el codo a la provocación del central Ledo. El brazo de Koné, en actitud defensiva, fue al pecho del rival y éste al suelo. Una de esas jugadas en las que la experiencia y el teatro del defensa pusieron las dosis complementarias a la infantilidad del racinguista, que vio la tarjeta roja del colegiado. Una expulsión muy discutible, pero no la posterior actitud de Koné, que se encaró con los jugadores del Logroñés, el banquillo y el árbitro y que tuvo que ser llevado a los vestuarios agarrado por cuatro miembros del equipo técnico.
Una jugada decisiva que tuvo una gran incidencia en el juego, aunque finalmente no en el resultado. En primer lugar, enrabietó al Racing, que despertó del todo y se lanzó como un poseso hacia la portería rival, intentando poner justicia por su cuenta. Miguélez y Ayina habían entrado al campo un minuto antes de la expulsión en lugar de Nieto y Javi Soria, pero su rol en el partido tuvo que cambiar tras ella. El francés tuvo que ocupar la punta que dejó vacía Koné, y Miguélez retrasar unos metros su posición más cerca del mediocampo que de la frontal del área.
La rabia del Racing le llevó a disputar los mejores minutos del partido, empujado por una afición también enojada. El gol de la victoria estuvo a punto de llegar con un remate de cabeza de Rubén Durán que salvó Mandaluniz y en un disparo posterior de Miguélez. El equipo cántabro estuvo a punto de remontar otro partido, pero no consiguió llevar el 2-1 al marcador. El paso de los minutos hizo que se empezara a notar la inferioridad numérica y lo que pudo ser una victoria racinguista se terminó convirtiendo en una agonía por aguantar el empate y la condición de invicto. Rojas obligó a intervenir a Mario en el minuto 75 y el recién salido Laencina estrelló en el larguero un disparo desde 40 metros. El encuentro se volvió loco y el Racing asumió muchos riesgos en busca de la victoria, pero despobló una línea defensiva, que tuvo que multiplicarse para parar los contragolpes del Logroñés. Félix tuvo en el descuento en sus botas la victoria del Logroñes, que en la última jugada del encuentro estrelló otro balón en el larguero. Otra vez fue el omnipresente Laencina. El árbitro pitó el final cuando a la grada todavía no se le había quitado el susto del cuerpo. El Racing salvó un punto y su condición de invicto, pero perdió una oportunidad de encaramarse arriba en la tabla y tiene pinta de que va a perder durante muchos partidos a Koné tras los insultos que dirigió al juez de línea tras la expulsión. En definitiva, una mala mañana en la oficina.
Directo 235604 Si
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