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Fabricación de furgonetas eléctricas de Mercedes. Igor Martín

Las claves para dar el salto eléctrico a las flotas

Los argumentos para apostar por vehículos eléctricos en las empresas van más allá de los beneficios medioambientales: también lo son económicos

Manel Gámiz. Responsable de Desarrollo de Negocio para Flotas de Eranovum

Miércoles, 18 de junio 2025, 14:04

A estas alturas, hablar de electrificación ya no es hablar del futuro. Es hablar de lo que está pasando hoy en muchas empresas que han decidido tomar decisiones estratégicas y acelerar el cambio en sus flotas. Porque ya no se trata de siç van a electrificarlas, sino de cuándo y, sobre todo, de cómo. Y ese cuándo, para quien quiera ser competitivo y eficiente, es ahora.

El ecosistema ha cambiado radicalmente en los últimos dos años. Por un lado, la oferta de vehículos eléctricos se ha multiplicado y diversificado. En lo que va de 2025 (de enero a abril), las matriculaciones de vehículos eléctricos puros (BEV) en España han crecido un 71,2 % respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que los híbridos enchufables (PHEV) lo han hecho un 42,8 %.

La cuota de mercado conjunta de ambos se sitúa ya cerca del 14,7 %. Esto significa que hay más opciones, para más usos, y con precios cada vez más competitivos. Ya no hablamos solo de turismos para flotas comerciales, sino de furgonetas, vehículos industriales ligeros o modelos específicos para reparto urbano, con autonomías que superan los 300 kilómetros reales y precios de acceso más razonables.

A la vez, la infraestructura de carga está despegando. Según los datos más recientes, en España ya hay más de 46.000 puntos de carga públicos operativos, y solo en el primer trimestre del año se han instalado más de 7.600 nuevos. La red crece, pero lo más relevante es que también están aumentando las soluciones de carga privadas adaptadas a cada necesidad. Cada vez más empresas optan por instalar puntos de carga en sus propias sedes, bases logísticas o parkings corporativos.

La carga in situ permite no solo ahorrar costes, sino también organizar la operativa de forma mucho más eficiente, recargando los vehículos mientras no están en uso o durante la noche. Es una solución especialmente útil en flotas que siguen rutinas diarias o que operan en zonas urbanas.

La carga in situ permite no solo ahorrar costes, sino también organizar la operativa de forma mucho más eficiente

El tercer factor —y probablemente el más decisivo a corto plazo— es el marco de ayudas e incentivos. El Plan MOVES III, aún vigente en 2025, ofrece subvenciones de hasta 9.000 euros por vehículo, lo que supone un empuje importante para amortiguar la inversión inicial. A esto se suman beneficios fiscales, bonificaciones locales, ventajas en Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) e incluso condiciones ventajosas en algunos peajes y estacionamientos. Y, crucialmente, la electrificación de flotas también genera Certificados de Ahorro Energético (CAEs).

Estos representan el ahorro de energía final conseguido y pueden ser monetizados, añadiendo un valor económico significativo. La gran ventaja es que los CAEs son totalmente compatibles con las ayudas del Plan MOVES, lo que permite acumular incentivos y maximizar el retorno de la inversión. La cuestión es que estas ayudas y la monetización de los CAEs tienen una fecha de caducidad y muchas están sujetas a la disponibilidad de fondos. Esperar a que se agoten no parece la mejor estrategia.

Los argumentos a favor de electrificar flotas no se limitan a los incentivos. También hay un ahorro operativo claro. Los vehículos eléctricos tienen costes de mantenimiento mucho menores y, dependiendo del precio de la energía, un coste por kilómetro puede ser hasta un 40 % más bajo que el de un vehículo térmico.

El momento de electrificar no va a ser mejor que ahora. Las empresas que den el paso este año

Además, no emitir gases contaminantes no solo ayuda a cumplir con los compromisos ambientales, sino que mejora la imagen pública de la empresa. Y, cada vez más, eso cuenta: clientes, proveedores y administraciones valoran la sostenibilidad como un factor de elección. Pero lo cierto es que, con la tecnología disponible, con la red de carga creciendo y con un marco de ayudas como el actual, esperar ya no tiene sentido.

El momento de electrificar no va a ser mejor que ahora. Las empresas que den el paso este año estarán en ventaja: no solo por los ahorros, sino porque tendrán tiempo para planificar, adaptar procesos y formar equipos. La transformación de una flota no se hace de la noche a la mañana, pero posponerla implica llegar tarde cuando ya no se podrá elegir, sino simplemente cumplir.

No se trata de una moda ni de una obligación futura. Es una oportunidad real que ya están aprovechando muchas compañías. Cada mes que pasa, los argumentos se acumulan del lado del cambio. Electrificar no es solo una decisión tecnológica: es una decisión estratégica. Y como todas las decisiones estratégicas, se toma mirando al futuro, pero con los pies en el presente.

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