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Imagen del corrimiento de tierras que ha producido el corte.
El argayo de Borleña corta el acceso a El Escudo

El argayo de Borleña corta el acceso a El Escudo

El desprendimiento tapona la N-623, principal vía de comunicación para los pueblos del valle del Pas

Álvaro San Miguel

Jueves, 10 de marzo 2016, 14:05

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El argayo de Borleña sigue causando estragos en Corvera de Toranzo. La incesante lluvia que azota Cantabria desde hace días provocó el fin de semana pasado un enorme desprendimiento de tierra que ha desplazado más de 2.000 metros cúbicos de tierra, fango, piedras y vegetación. El argayo afectó primero a la pequeña carretera que discurre en paralelo a la N-623 y que conduce al barrio Villegar, por lo que muchos vecinos están teniendo dificultades para acceder a sus casas. El avance del argayo alcanzó ayer finalmente a la carretera nacional de Burgos, lo que obligó a la Guardia Civil de Tráfico a cortar la vía en ese punto, a un kilómetro de Borleña.

Cortada al tráfico la principal vía de comunicación para los pueblos del valle del Pas, los agentes de la Benemérita organizaron ayer una serie de desvíos para reordenar el tráfico: la circulación de turismos se redirigió hacia la carretera autonómica CA-602 en los puntos kilométricos 118 y 115, mientras que a camiones, autobuses y vehículos articulados se les recondujo hacia la CA-271 en esos mismos puntos kilométricos.

Desde Delegación del Gobierno en Cantabria se anunció que «el corte de la carretera se mantendrá mientras duren las obras de reparación del desprendimiento» sin precisar plazos.

Argayo en Peñarrubia

Otro importante desprendimiento de rocas cortó también durante la noche del miércoles la carretera entre La Hermida y Bejes, a un kilómetro de la localidad del municipio de Peñarrubia. Una pala del Ayuntamiento de Peñarrubia procedió a retirar los restos del argayo para habilitar la carretera al tráfico de vehículos. Secundino Caso, alcalde de Peñarrubia, confirmó que la carretera quedó abierta a las doce de la noche del miércoles, ya que las rocas más grandes se arrastraron hasta una zona cercana, a la orilla de la carretera con ayuda de una pala de grandes dimensiones.

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