Borrar
Tommy Lee Jones, en una secuencia de 'Duelo de Honor'.

Retrato del actor fronterizo

Tommy Lee Jones sale de la sombra de 'Lincoln' y, tras su estimable ópera prima 'Los tres entierros de Melquiades Estrada', vuelve a la dirección con 'Deuda de honor', un prewestern lírico con mujer dentro

Guillermo Balbona

Miércoles, 11 de noviembre 2015, 18:53

En Tommy Lee Jones todo es fronterizo. Su dureza externa, su apariencia ruda, su presencia silenciosamente necesaria se funden y confunden con una extraña facilidad para imponerse, entre sensaciones de familiaridad y empatía. Como si al paisaje de la ficción, al escenario de la historia, le faltase algo cuando el actor no está. Una frontera interpretativa que se ha reflejado en una larga carrera entre un estrellato que ha sabido administrar los momentos deslumbrantes y una presencia secundaria o coral, profesional, constante y sin fisuras. El actor de Texas (1946), graduado cum laude en Harvard, ha trazado una trayectoria en todos los soportes y campos escénicos. De Broadway a televisión, hasta debutar en el cine en 'Love Story'. Antes acumuló experiencia y formación a su labor de actor vocacional en series televisivas como la popular 'Los Ángeles de Charlie' hasta lograr su primer papel protagonista en el cine en 1976 con la película 'Jackson County Jail', donde interpretaba a un convicto. 

Tommy Lee Jones, que posee cierto dominio de la lengua de Cervantes y al que le gustaría rodar en español con Almodóvar, está asociado al imaginario popular del espectador a dos títulos: 'El fugitivo', cuyo papel del alguacil insistente en su persecución del personaje encarnado por Harrison Ford le proporcionó un Oscar (antes ya había logrado un Emmy), y la saga 'Men in Black', en la que precisamente afloraba jocosamente su conocimiento del castellano. Siempre desde una precisa y medida sobriedad, dotado para aportar matices y miradas elocuentes, profundidades de carácter a personajes a veces no tan desarrollados en los guiones, Tommy Lee Jones abordó en los noventa un trabajo profuso, prolífico y nada mecánico que le convirtió en un rostro habitual del cine de Hollywood. Agente gubernamental, convicto, músico, empresario, militar, villano de cómic, político republicano Son algunas de las caracterizaciones que han alimentado su larga carrera forjada en el teatro y la televisión y depurada en una muy precisa elección de los papeles.

De 'El cliente' a 'Volcano', de 'Space cowboys' a 'The missing' o 'No es país para viejos', el actor ha ido salpicando los títulos de grandes cineastas con sus perfiles exentos de hipérboles, mostrando asideros a los que aferrarse cuando las historias desfallecían. 'En el valle de Elah' dejó una de sus mejores interpretaciones y 'Lincoln', 'Emperador' y 'Malavita' sellaron su trabajo más reciente. Pero antes de otras sorpresas para la próxima temporada, como su incorporación al nuevo Bourne de Matt Damon, el veterano intérprete ha vuelto a ponerse tras la cámara. 'Deuda de honor' ('The homesman'), un prewestern de pioneras y colonos, de despertares emocionales y soledad, al que el propio cineasta ha definido como 'un retrato de mujer con western dentro', supone su regreso a la dirección una década después de que rodara la estimable 'Los tres entierros de Melquiades Estrada', que le supuso además un premio en Cannes.

Antes de esa ópera prima ya se había probado como director en dos telefilmes o tv movies, caso de 'Viejos Muchachos'. Jones, que se reserva el papel de un desertor, usurpador, hombre independiente, canalla y forajido, dirige a Hilary Swank, cuenta con una colaboración de su amiga Meryl Streep, y forja un reparto sólido en el que caben Grace Gummer, Miranda Otto, Sonja Richter y James Spader, entre otros. El actor/director se decanta por otra de esas historias con elevado poder narrativo, en las que el paisaje es un protagonista más y el juego de valores, la pulsión entre luchadores y perdedores, la voluntad, el honor y la supervivencia constituyen el auténtico mapa de la película. Basada en la novela 'The Homesman', escrita por Glendon Swarthout y publicada en 1988 -autor de libros que ya se habían adaptado a la pantalla, caso de 'El último pistolero', con John Wayne de protagonista- la cinta cuenta la historia de tres mujeres que en 1855 son conducidas a través de Nebraska en una carreta porque las duras condiciones del Oeste y la vida en la frontera las han llevado a la locura. Esta especie de roadwestern, de caravana de mujeres, entre la demencia, lo primario y salvaje, la supervivencia y el enfrentamiento entre la fe en la vida y el escepticismo, es pulida por la cámara y la interpretación de Tommy Lee Jones, quien coescribió el guión porque nunca abandonó la literatura a la que se asomó en su incursión universitaria.

Como en muchos de sus trabajos aquí vuelve a demostrar su querencia por la piel de las cosas, por esas emociones desgarradoras de las personas, por esa mezcla extraña en las que conviven lo sencillo y lo complejo. Swan ha ensalzado del director, actor y escritor su "don especial" para transmitir al equipo y a los actores lo que necesita que expresen o aporten a la película y a la historia. "Siempre sabía lo que tenía que decirme como director para añadir matices a la interpretación. No deja de sorprenderme". Entre la crudeza de la condición humana y el desnudo de la naturaleza este cuento con carreta y un destino sobre una pionera y los colonos del XIX conforma la iconografía de un actor vocacional, dispuesto y decidido a seguir contando historias. Cuando el espectador se enfrente a ese personaje encarnado por Jones, colgado de un árbol, con la cara cubierta de pólvora negra, sobre un caballo, sabrá que Tommy ha vuelto dispuesto a disparar cine con los ojos abiertos al asombro de reconocernos como criaturas tan atractivas como poco fiables.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Retrato del actor fronterizo

Retrato del actor fronterizo