Menús de La Cocinuca para todos los públicos en San Román

La Cocinuca, la empresa cántabra de servicio a domicilio ubicada en la calle La Gloria, en San Román de la Llanilla, cumple la próxima semana cinco años de actividad. Un lustro de caminar con paso firme, partiendo desde cero y mejorando menús, materiales, medios de transporte y trato con el cliente.

El precio de estos menús que La Cocinuca pone en casa de sus clientes tienen un precio de 5,90 euros y constan de dos primeros y dos segundos a elegir, y postre. Un precio que se mantiene fijo desde los últimos años y una carta basada en la cocina mediterránea y los platos típicos de la gastronomía cántabra.

Gustan mucho, de primero, platos de cuchara como las alubias blancas a la marinera, con almejas y gambas; los garbanzos con verduras de temporada; los espaguetis con espinacas y gambas; el ragú de ternera; el pisto manchego, y las cremas como la de calabacín, zanahoria, vichisuá... De segundo, el cliente puede optar a creaciones muy caseras, de esa cocina de siempre que no se pasa de moda: bacalao a la vizcaína, pimientos rellenos de carne o pescado, pechuga de pollo a la Villaroy, merluza rellena, cerdo asado al vino, atún con tomate, conejo en salsa y albóndigas de carne, entro otras. La Cocinuca no elabora postres tradicionales, si bien en sus menús pueden incluirse frutas y lácteos. Existe un menú oferta semanal de 25 euros (la primera semana) y otro de 150 mensual (el primer mes).

Todos los platos están realizados con materias primas de primera calidad y se cocinan con aceite de oliva. La comida se sirve en envases individuales refrigerados para poder mantenerse en el frigorífico varios días más.

Los pedidos se pueden realizar en los números 942 075 570 y el 688 992 040. Como novedades importantes, hay que señalar que este catering cuenta con dos nuevos cocineros, Óscar Velasco y Óscar Nieto, que darán una mayor cobertura a una cartera de clientes que supera los 150. También hay que destacar que La Cocinuca tiene una serie de dietas 'turmix' para personas mayores. Además, surte a algunos establecimientos hosteleros de pinchos y raciones. Una de estas últimas, los mejillones en salsa, están teniendo mucho éxito.

Para una distribución rápida y óptima, cuenta con dos vehículos isotermo que reparten los menús cada dos días. También hay que destacar que ha ampliado su radio de acción. Además de Santander y cercanías, llega también a El Astillero.

Uno de los aspectos más importante de La Cocinuca es el trato directo que tiene con el cliente, en especial con los mayores. Sergio Salas, propietario de esta empresa de servicio a domicilio, desde el comienzo ha apostado «por la confianza y la cercanía, siempre con materias primas de calidad y unos menús muy caseros a buen precio y de buenas cantidades». Qué ninguno de sus clientes se quede con hambre. Por eso, en La Cocinuca presumen de tener una gran clientela diaria, otra de varios días a la semana y la mensual. No cierra ningún día para cumplir con los compromisos de quienes requieren de los servicios de esta catering que comenzó a funcionar en el puente de La Constitución de 2013.

El cuidado a los mayores se ve reflejado en los servicios que presta a pequeños colectivos, servicios sociales y agencias de tutelación. Desde 2016, La Cocinuca prepara dietas pensadas además para gente que quiere cuidarse. Y para los diabéticos prepara menús que evitan los carbono hidratos, como las patatas, pasta, arroces... Para los hipertensos, hay una dieta especial baja en sodio o sin sal.

Para aquellos que quieren mantenerse en forma hay una serie de platos hipocalóricos, con materias primas de primera calidad y, siempre, el aceite de oliva virgen como protagonista. Para ello, en su carta, hay un rico panache de verduras, verduras a la plancha, pisto, y pescados y carnes a la plancha.

Recuerda Sergio Salas los comienzos de La Cocinuca en ese mes de diciembre de 2013. «Tuvimos que partir -asegura- desde cero, buscando a los clientes uno a uno, apostando por ese servicio muy personal que nos caracteriza y cuidando siempre de nuestros mayores, a los que incluso dejamos la comida en sus neveras».