Tradición y buenas viandas en las mesas del Rampalay desde 1984
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Más de 30 variedades de pinchos y 60 tipos de raciones componen la oferta de este clásico santanderinoDicen los más castizos que las tascas, las tabernas y los mesones son para las mejores ocasiones. Y no les falta razón, porque la tradición y la buena mesa son un valor seguro. Al menos es una opinión compartida por Antonio Fernández, hijo de Félix Fernández –fundador junto a su hermano Basilio–, que desde hace unos años dirige este mesón familiar fundado en 1984.
Pese a las restricciones que aún condicionan el día a día de estos negocios, Antonio se muestra optimista, y prueba de ello es que tiene a toda su plantilla en activo. Sabe que está en una posición «privilegiada» porque dispone de una amplia terraza y el tiempo les está acompañando. En su caso, lo que más ha sufrido es la barra, que ofrece más de 30 variedades de pinchos, fríos y calientes. «Desde siempre la barra ha sido una garantía para el restaurante porque funciona durante todo el día, empieza antes de las comidas y termina después. El comedor está limitado a las comidas y las cenas. Nosotros seguimos ofreciendo todo lo que tenemos en carta, no hemos quitado nada, pero hemos bajado el volumen. Teníamos una barra muy vestida y ahora sacamos lo justo, el resto lo hacemos sobre la marcha porque la cocina funciona durante todo el día».

Además de las tortillas, los vegetales, las brochetas de langostinos y los montaditos de jamón y atún con mayonesa, los pinchos más demandados son la hamburguesita Rampalay, el solomillo al vino o el pollo al curry.
En el apartado de raciones, encontramos opciones frías como la ensaladilla rusa, el salpicón de marisco y el pulpo en vinagreta, el pastel de centollo, la ventresca de bonito con pimientos del Bierzo y espárragos o el tartar de tomate con aguacate y langostinos. Y por supuesto los ibéricos y chacinas de guijuelo, jamón, lomo, chorizo y salchichón; la cecina de Astorga, las anchoas de Santoña y un amplio surtido de quesos de Cantabria.
Entre las opciones calientes, las rabas, los rejos, los mejillones en salsa y las patatas bravas o ali oli; los bocartes rebozados, que aunque disponen de ellos durante todo el año es precisamente ahora, durante la costera, cuando se disfrutan los más sabrosos. Los chipirones a la plancha, las zamburiñas o las colas de langostino al ajillo, son otras de sus referencias.

Recomendaciones
Si algo distingue a la cocina del Rampalay es la calidad del producto. «Hemos trabajado siempre con los mismos proveedores locales, pescados Emilio o Carnicería Eño, y nos hemos ido adaptando a la demanda de nuestros clientes dentro del estilo que ofrecemos. Los callos, unos buenos huevos fritos con jamón, las chuletillas de lechazo, el solomillo y las carrilleras ibéricas o el bacalao, que aunque le preparamos al ajoarriero, está gustando mucho con una salsa de queso azul, puerro y cecina».
Tanto los días laborables como los fines de semana ofrecen un menú diario de 15 o 21 euros, también para llevar a casa, como toda la carta, con un 10% de descuento.
MESÓN RAMPALAY | SANTANDER
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Dirección: C/ Daoíz y Velarde 9, Santander.
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Teléfono: 942 313 367.
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Propietario: Antonio Fernández
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Inaugurado: 1984.
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Reformado: 2012
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Jefe de cocina: José Ramón González.
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Tradicional.
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Precio medio de la carta: 25-30 euros.
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Menú diario: 15 euros.
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Menú fin de semana: 21 euros.
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Capacidad: 63 comensales (21 con restricciones).
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Terraza: Sí, para 72 personas, 54 con aforo al 75%.
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Horario: Desde 10.30 horas al cierre.
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Cierra: Martes.
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Bodega: Unas 40 referencias.
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Café: Dromedario.
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Aparcamiento: Parking de Pombo.
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Observaciones: Todos los platos de carta, pinchos de barra y menú diario se preparan para llevar, con un 10% de descuento.
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