«Agosto es la fecha más probable para haber vacunado al 70% de la población»
Cantabria ·
Celia Gómez, gerente del Servicio Cántabro de Salud, admite que la incertidumbre con que se trabaja impide hacer una planificación a más de dos semanasLa pasada semana se batió el récord de vacunación en Cantabria con 20.000 dosis administradas; en esta que termina, el objetivo ha ido ... un poco más allá, hasta las 24.000, y la próxima se aspira a las 26.000. Con este esfuerzo se ha conseguido que 117.160 personas, algo más del 20% de la población de la Comunidad, haya recibido al menos una inyección.
Los expertos estiman que la inmunidad de grupo se alcanza cuando un 70% de los habitantes están protegidos; siendo bastante generosos puede considerarse que lo están tras la primera inoculación, porque de otro modo no salen las cuentas del Gobierno. Admitiendo eso, Cantabria estaría a 291.711 pinchazos de ese objetivo.
Las autoridades han venido hablando de conquistar la inmunidad de grupo -o de rebaño, que suena peor-, para el verano. Y sí, sigue habiendo margen para las interpretaciones, porque verano es el 21 de junio, pero también el 21 de septiembre. Para llegar a ese punto de protección contra el covid el 1 de julio, la Sanidad cántabra debería administrar casi 27.000 vacunas semanales de ahora en adelante; para lograrlo a 1 de agosto, tendrían que ser unas 20.000. Si, en fin, hubiera que apurar el plazo hasta el final de la estación estival, bastaría con 13.500. Durante el primer trimestre del año, la media de vacunación semanal ha sido de 5.500 individuos.
Una dosis
«Agosto es la fecha más probable», admite Celia Gómez, gerente del Servicio Cántabro de Salud (SCS), para cubrir con una dosis a ese porcentaje. «A mí me tranquiliza cuando vamos avanzando en esa primera dosis, porque ya supone una protección para la población, y no es lo mismo que no tener ninguna. Hay países, como Reino Unido, que han optado por esa estrategia, y no hay que desechar ese dato».
«Seguimos pensando que el verano va a ser el momento de tener ese 70%, aunque manejamos cierto grado de incertidumbre, que tiene que ver con que estamos trabajando con vacunas que están en fase cuatro, una situación que nunca ha habido ni va a volver a haber en la historia: se están probando en la población general. Por eso pasan cosas como que se pare, y eso hace que los tiempos cambien: si a corto plazo pensábamos tener un porcentaje determinado, esa previsión se puede desplazar a otro mes. Creo que en el tercer trimestre se llegará a ese objetivo; también va a ser, probablemente, el trimestre en que más vacunas se reciban». El Ministerio calcula que el volumen será 3,5 veces superior.
Esa es otra cuestión, ¿por qué hay que creer que van a llegar más vacunas si hasta ahora la distribución ha sido tan desastrosa? «Desde el principio sabíamos que iban a ir incrementándose en el segundo y el tercer trimestre: aunque las farmacéuticas ya estaban fabricando las vacunas con la certeza de que se iba a aprobar su uso por cómo habían ido los ensayos, su producción masiva no empieza hasta el momento en que reciben ese visto bueno, siempre se manejan con esa cautela. En enero hubo un parón de Pfizer, en este caso para producir mayor cantidad, que nos produjo un cambio de paso, pero la verdad es que ahora estamos recibiendo todas las semanas una cantidad mayor» -esta próxima está anunciada la llegada de 17.550 dosis de Pfizer y 4.200 de AstraZeneca, mientras de Moderna no ha vuelto a saberse nada-. «Y seguramente aumentará en el futuro. Además, la Unión Europea ha acordado adelantar la entrega de dosis adicionales de finales de año al segundo trimestre. Lo importante es que las vacunas que van llegando las vamos administrando, con la cautela de no agotarlas todas por si se produce algún incidente y no tener que desprogramar vacunaciones», subraya Gómez.
Se ha insistido en que el ritmo de vacunación dependerá exclusivamente del de entrega de dosis. La gerente del SCS asegura que hay capacidad para administrar 45.000 a la semana sin tener que hacer cambios organizativos y sin dificultades. «En el caso de que hubiese una llegada masiva de dosis podríamos llegar hasta las 119.000», poniendo en funcionamiento nuevos 'vacunódromos' y utilizando también los centros de salud y hospitales como puntos de vacunación. Previamente habría que habilitar los espacios y citar por teléfono, preparaciones que pueden consumir más tiempo que el que se emplea en la vacunación y el registro. Hay comunidades, como Castilla y León, que han sondeado otras posibilidades, como realizar citaciones genéricas, convocando, por ejemplo, a los nacidos en un determinado año en un lugar. «Lo hemos estado mirando y parece complejo, porque genera muchas colas», explica Gómez. «La citación personalizada, que es el sistema óptimo, requiere mucho tiempo. Sí que lanzaría el mensaje de que cuando alguien reciba una llamada de un número que no conoce, responda, porque puede ser el SCS, que está llamando para vacunarle, sobre todo si pertenece al grupo de edad que se está vacunando. Cuanto antes responda y recoja su cita antes podremos llamar al siguiente. La colaboración importa».
Planificación
En cualquier caso, el caótico ritmo de entregas y los sobresaltos por las noticias de reacciones adversas a las vacunas que han llevado a paralizar de momento el envío de dosis de Janssen y han obligado a restringir los grupos de edad que utilizan AstraZeneca, convierten la labor de planificar la vacunación en «una tortura», según Celia Gómez. «Hacemos una previsión del proceso completo, pero hay una parte que no tenemos confirmada: trabajamos con datos ciertos a una o dos semanas, y a veces con alguna variación no prevista. Esto no permite adelantar citaciones para evitar tener que deshacerlas en el caso de que no dispongamos de vacunas. Es difícil afinar y saber cuál va a ser el momento de finalizar una fase u otra, porque no depende del esfuerzo, sino de cómo se produce la llegada de las dosis. Pero tenemos más certidumbre que el año pasado: a estas alturas ni siquiera sabíamos cuándo se dispondría de vacuna, y hemos llegado al fin de 2020 con vacunas que además están funcionando».
«No sé si se podrá ofrecer otra vacuna cuando se acaben los grupos»
. Por más que las autoridades sanitarias insistan en que todas las vacunas son seguras y que el riesgo de contraer la enfermedad es muchísimo mayor al de sufrir un efecto adverso grave tras recibir una dosis, es comprensible que muchos de los ciudadanos que tenían programada su inmunización con AstraZeneca se planteen esperar hasta que haya otra alternativa más segura disponible.
«Si miramos la ficha técnica de las vacunas, todas tienen posibles efectos adversos –puntualiza la responsable del SCS–, pero el porcentaje es muy bajo y es más probable que ese mismo suceso ocurra si uno se contagia por covid, por eso se habla siempre de un balance riesgo-beneficio, y así es como se maneja la medicina. Ahora mismo, en la situación que estamos, la vacuna de AstraZeneca está recomendada entre los 60 y 69 años, y las de ARN mensajero para 70-79. Hasta que no concluyamos esos grupos de edad no seguimos con 59 hasta abajo, y no disponer de otras vacunas va a determinar que lleguen más tarde al grupo de 50. Obviamente, la estrategia ha establecido un orden por edades, quitando los grupos prioritarios, ya que la edad es un factor de riesgo. Para los grupos que se ha establecido la vacuna de AstraZeneca, esa es la que se va a administrar. No sé si cuando se acabe con ellos podrá haber oferta de otras vacunas, pero es que si no es imposible avanzar».
¿Qué hacer con AstraZeneca?
Si no hay nuevos cambios de criterio sobre la utilización de la fórmula de AstraZeneca, llegará un momento en que, completado ese grupo de población, no se sepa qué hacer con las dosis que sigan recibiéndose. «En la situación en la que estamos, efectivamente. Hay que ver qué sucede en relación con la vacuna, con lo que las agencias del medicamento vayan decidiendo. Yo creo que se continuará evaluando y espero que se pueda focalizar el grupo diana al que se pueda administrar. ¿Qué es lo que debe hacer la población? Confiar en lo que las autoridades sanitarias establecen: se trata de decisiones muy pensadas».
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