El efecto de la Semana Santa impacta ya de lleno en las cifras de la pandemia

Del 60-70 en los casos diarios detectados se ha pasado a un 90-100 (con un día de 66 nuevos positivos, que frenó la escalada y dio un respiro al dato de incidencia, pero seguido de otro demoledor de 134, el más alto desde los primeros días de febrero). Es, según los expertos, el reflejo real de los días más intensos del periodo festivo. Un fenómeno similar al que se vivió tras las Navidades. Siete, diez, quince días después de las jornadas con más movimiento y contactos sociales. La cuenta no es exacta, pero casi. Jueves Santo fue el día 1, así que el fin de semana largo de mayor movilidad y vida social fue el comprendido entre el 1 y el 4 de abril. De jueves a domingo, para muchos fue un puente (aunque estuviera prohibido el desplazamiento entre comunidades). Si adelantan en el calendario esos diez, quince días les salen los datos de esta semana.

Con las últimas cifras que se han hecho públicas desde la Consejería de Sanidad (102 casos registrados este viernes), la incidencia acumulada en los últimos siete días queda por ahora en 114 casos por cada 100.000 habitantes. Si el parámetro se mide en relación a los últimos catorce días, la tasa en Cantabria es de 190. El último balance conocido. El resumen de esta semana –como consecuencia de los números– es de sobra conocido. Del riesgo medio al riesgo alto y, con ello, vuelta a la pesadilla de las restricciones y a las previsiones pesimistas. Porque la idea de restringir para frenar el avance del virus no viene acompañada de noticias demasiado agradables en cuanto a la vacunación –que es lo que demanda la sociedad para ver realmente luz al final del túnel– y sí, por contra, de mayor deterioro económico, si cabe, para los sectores más castigados por las medidas. Sería interesante encontrar curvas que midieran también el grado de agotamiento en la ciudadanía, de crispación, de angustia, de hastío. Sólo hay que pasear un rato por la calle y escuchar las conversaciones para deducir que esos índices también andan disparados.

Y entre tanto, con mayor número de contagios diarios, va creciendo –aunque de forma más contenida– el de personas hospitalizadas. Del pasado sábado a este último viernes, se pasó de ochenta pacientes ingresados a 85. Valdecilla (53), Sierrallana (17), Laredo (15) y Tres Mares (0). Eso tiene también su reflejo en la UCI. En las mismas fechas, de 15 a 21 personas en esas unidades. Mirándolo día por día, pese a los altibajos, se observa la tendencia: 15, 17, 19, 22, 20, 21, 21. Eso, traducido a los colores de la gráfica diaria que se publica en este periódico con los niveles de riesgo, supone consolidarse en la casilla naranja. La de riesgo alto. Y acercarse poco a poco –aunque la situación de Cantabria está muy lejos de la de otras autonomías– a la roja.

«Las consecuencias negativas de esta enfermedad en salud física y mental, económicas y sociales, no podremos valorarlas completamente hasta que pasen unos cuantos años». Eso lo dijo el jueves en la presentación del Anuario el doctor Juan Carlos Rodríguez, el responsable de la UCI de Valdecilla. Por ahora, van 557 muertos en Cantabria.