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Cantabria mejora la calidad de su aire, aunque tiene camino por recorrer para que éste cumpla con los patrones de la OMS Andrés Fernández
El aire que respira la mitad de los cántabros supera los niveles óptimos para la salud

El aire que respira la mitad de los cántabros supera los niveles óptimos para la salud

La Comunidad se sitúa a la cabeza nacional en cuanto al límite legal, aunque Ecologistas advierte sobre el Arco de la Bahía y Torrelavega

Jesús Lastra

Santander

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Sábado, 5 de agosto 2017, 16:04

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«Cerca de 313.000 cántabros, el 54% de la población total de la Comunidad, respiran un aire perjudicial para el organismo según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)». «Cantabria es la autonomía que presenta mejor calidad del aire de España, junto a La Rioja». Las aseveraciones proceden de Ecologistas en Acción (EAC), la primera, y del Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA) del Gobierno de Cantabria, la segunda, y conforman las dos caras de una única moneda en la que todas las partes coinciden en que la región está mejorando sus parámetros en la última década, con dos áreas en las que aún se mantienen registros preocupantes y que hay que mantener a raya como son el entorno de Torrelavega y el Arco de la Bahía.

El Gobierno destaca que la calidad es la mejor del país y «ni se acerca» al nivel de alerta mínima

La diferencia entre la preocupación de Ecologistas y el optimismo del CIMA hay que buscarla en los baremos que emplean ambas entidades para aquilatar sus conclusiones. Mientras la organización conservacionista elabora sus premisas en base a las indicaciones de la OMS, el ente dependiente de la Consejería de Medio Ambiente pilotada por Eva Díaz Tezanos trabaja de acuerdo con las directrices europeas, más laxas en este sentido. Es decir, Cantabria cumple, y con nota, con la normativa de Bruselas, que años atrás reculó y finalmente no equiparó las exigencias legales comunitarias a los patrones de la OMS. La región no superó en ningún momento estos niveles durante el pasado año, pero aún resta camino por recorrer para pasar de lo legal a lo estrictamente saludable. Con todo, la evolución apunta a una mejoría a tenor de la información recabada por las once estaciones de medición que el CIMA posee repartidas por la Comunidad.

«A la luz de estos datos, Cantabria no es una región que en absoluto se caracterice por no ya solo sobrepasarlos, sino siquiera aproximarse a los índices de contaminación del aire susceptibles de una mínima alerta», explica el CIMA, cuyo responsable, Jesús García, se muestra satisfecho con la evolución. «Los datos de partículas mantienen la tendencia general a la mejoría de los últimos años, señalando entre otras cosas que la formación de ozono, uno de los gases contaminantes con mayor incidencia en la salud, asociado al tráfico de vehículos y uso de otros combustibles, es moderada debido a las características climatológicas de Cantabria, lo que evita alcanzar las elevadas concentraciones de la mayoría de las comunidades españolas», prosigue García, que indica que en este ámbito las mayores preocupaciones se focalizan en el interior regional. Por ejemplo, la única alerta por ozono en los meses pasados se registró en la zona de Los Tojos.

Mientras que la Comunidad dispone ya de amplio margen sobre el techo contaminante fijado por la Directiva Europea 2008/50/CE, aún no puede decir lo mismo sobre los máximos estipulados como saludables para el organismo. Bernardo García, de Ecologistas en Acción, es claro al ilustrar la diferencia: «Suele variar no solo la cantidad de partículas permitida, sino también los niveles de tolerancia». Por ejemplo, respecto al ozono, éste mide en periodos de ocho horas y mientras que Bruselas acepta un máximo de 120 microgramos en el aire, la OMS rebaja esta cifra hasta 100 microgramos.

La cifra

  • 11 son las estaciones de medición que el Centro de Investigación del Medio Ambiente tiene repartidas por Cantabria

Mediciones

Sin embargo, según matiza el portavoz ecologista, «cuanto más pequeñas son las partículas nocivas, más peligrosas son para el organismo al poder entrar en el torrente sanguíneo». Sentada esta premisa, dos partículas, que se clasifican por su grosor, son especialmente vigiladas: la PM10 y la PM2,5. En cuanto a la primera, el entorno del Arco de la Bahía superó los niveles marcados por la OMS durante 2016, recuerda EAC, pues la media de las cuatro estaciones de medición se situó en 21 microgramos, cuando el techo para la salud se frena en 20. Los datos recabados por Guarnizo (22), Camargo (23), Santander centro (19) y Santander Tetuán (18) quedan más que lejos del límite legal de la UE, situado en 40 microgramos. Además, los guarismos del pasado año acreditan la mejora progresiva respecto a las actualizaciones previas de 2015 y 2014, cuando se obtuvieron medias en PM10 de 24 y 23 microgramos, respectivamente.

Los límites legales de la UE son más laxos que los fijados por la Organización Mundial de la Salud

Normativa

Los datos de los últimos años constatan una tendencia positiva en la calidad del aire

Evolución

La media de las cuatro estaciones de Guarnizo, Camargo y Santander rebasa el tope saludable

Arco de la Bahía

Las mediciones en Barreda recogen valores no recomendados, aunque en constante mejora

Torrelavega

Similar escenario se observa en la comarca de Torrelavega con la partícula PM2,5, según Ecologistas en Acción. La estación de Barreda, la única de la zona que audita este contaminante, obtuvo unos niveles de 11 microgramos, cuando la Organización Mundial de la Salud fija el techo en diez, muy lejos de los 32 que permite la normativa de Bruselas. Con todo, la cifra mejora la de los años anteriores, ya que en 2014 y 2015, por ejemplo, las mediciones constataron 12 migrogramos.

Respecto al resto de contaminantes, el dióxido de azufre, azote clásico en la comarca de Torrelavega, no superó en 2016 los valores de la OMS, misma situación que la constatada en Santander Centro con las mediciones de benceno. En cambio, «las mediciones de hidrocarburos aromáticos policíclicos en las estaciones de Camargo y Barreda habrían superado la recomendación de la OMS para el cancerígeno benzopireno, aunque con tendencia a la baja respecto al año anterior, en parte por utilizar un límite de detección que excede dicha recomendación, manteniéndose en todo caso por debajo del objetivo legal», subraya el colectivo.

«Es una pena que la reducción de contaminantes sea a causa de la crisis»

Ecologistas en Acción señala el efecto que tuvo el cierre de Sniace para la práctica desaparición de tóxicos tradicionales en el área de Torrelavega

A la hora de poner encima de la mesa los motivos por los que Cantabria ha ido mejorando la calidad de su aire en la última década, Floren Enríquez, presidente de Ecologistas en Acción en Cantabria, tiene claro que la coyuntura económica ha influido en esta tendencia. «Los factores que favorecen la contaminación son dos, fundamentalmente, en Cantabria: el tráfico rodado, donde los núcleos más habitados registran mayores niveles, por lo que es una prioridad reducir estos datos. Por otro lado, es triste decirlo, pero la crisis económica ha sido clave también para rebajar las emisiones agregadas a la actividad industrial y fabril».

Por ejemplo, el cierre de Sniace, fatal en lo económico, supuso un respiro para el cielo de Torrelavega, según Enríquez. La clausura de las factorías de Celltech y Viscocel coadyuvó a la rebaja del dióxido de azufre detectado tradicionalmente en la zona. Este varapalo empresarial «también es el motivo de la drástica reducción hasta la práctica desaparición del sulfuro de hidrógeno y el disulfuro de carbono en la comarca», detalla, «es una pena que la reducción de contaminantes sea a causa de la crisis», abunda.

Por ello, desde Ecologistas en Acción abogan por medidas estructurales para evitar estar al vaivén de los ciclos económicos de cara a preservar la calidad del aire en Cantabria.

En cuanto a la Bahía de Santander, el portavoz ecologista admitió que «hay variaciones, depende del clima, puesto que la ausencia de precipitaciones favorece que las partículas se queden en el aire y no se dispersen», relata el experto, que reconoce que el cambio climático también puede tener una mayor incidencia en este campo en los últimos años. «La Cornisa Cantábrica está modificando su clima, acercándonos al prototipo mediterráneo, con más calor y menos lluvias. Esto, sin duda, deriva en mayores problemas al no haber elementos que diluyan las partículas». El Defensor del Pueblo actuó a finales del año pasado de oficio por la contaminación en la capital cántabra.

Desde el Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA), su responsable, Jesús García, también apunta a la influencia de la coyuntura económica a la hora de reducir las estadísticas, aunque se observa un cierto repunte en cuanto a los datos de tráfico rodado. En todo caso, parece claro que el éxito futuro girará en torno a medidas preventivas.

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