¿Quiénes son Cantabristas? Un partido «soberanista y ecologista» con cien afiliados y siete años de vida

Hicieron mucho ruido en una manifestación que reunió a más de 3.000 personas en Loredo en mayo del año pasado para rechazar unos edificios en la costa y en aquel momento el alcalde de Ribamontán al Mar Francisco Asón aludió a ellos como «gente de El Astillero y Maliaño». «Esta gente» fundó su partido en diciembre de 2018 bajo la definición de organización «cántabra, soberanista, feminista, ecologista y popular». Les dio tiempo a presentar su candidatura a las elecciones autonómicas de 2019 y cosecharon 1.584 votos, una cifra que multiplicaron ampliamente por tres en la siguiente convocatoria (2023) cuando alcanzaron los 5.522 votos (ni tan lejos de un Ciudadanos en plena debacle, que sacó 7.421) si bien hacen falta unos 15.000 para conseguir representación parlamentaria.

Su logo es un recuadro granate redondeado en las esquinas sobre el aparece la imagen de un «lábaru blanco sobre fondo Pantone P66-16q» y la sede física de la organización se ubica en la calle Guevara número 21, en Santander. Eso sí, se fundaron sin patrimonio y así siguen, porque viven de las cuotas de su centenar largo de afiliados. Como carecen de representación institucional, se apoyan en las contribuciones de estos: 60 euros al año -solo 25 en el caso de parados y estudiantes-. Entre sus acólitos, «bastante gente joven (muchos en la treintena)», si bien hay «afiliados de todos los rangos de edad, con trayectorias profesionales y académicas de todo tipo».

Así, cualquier campaña que emprende Cantabristas sale de sus bolsillos, como cuando este finde pintaron una pancarta amarilla con el eslogan en negro 'Nuestras montañas se defienden' (en alusión estética calcada a la que usaron en Loredo) y la transportaron en un vehículo hasta Piedras Luengas. Desde allí, unas 15 personas hicieron una ruta a pie cargando con ella para sacar la foto de la discordia en el lugar que mostraba la cordillera y el destrozo natural que puede causar el plan.

Al frente de Cantabristas, desde el primer día, está Pablo/Paulu Lobete, que ha ido renovando en el cargo y que fue cabeza de cartel electoral desde el minuto uno, con Judit Gutiérrez como segunda. Hasta ahora, se han regido por un concejo permanente de solo tres personas que representaban al concejo general de los afiliados. Lobete, que hoy tiene 33 años, explica que el partido se halla «en tránsito» hacia una ejecutiva compuesta por ocho personas.

En esa ejecutiva estarán las dos personas citadas más Adrián Gómez, (responsable de comunicación); Marián Bolado, histórica militante del cantabrismo; Daniel Lobete, hermano del líder y encargado de relacionarse con los movimientos sociales; Nerea de Diego, que lleva juventud, Saelia Martínez (diversidad y feminismos) y Lalti Brahim.

Lobete es licenciado en Sociología y máster en Desarrollo y Cooperación Internacional, ambos títulos logrados en la Universidad del País Vasco. Además, tiene estudios de Economía por la UNED. Estuvo becado por el Instituto Cántabro de Estadística (Icane) y ha trabajado en Servicios Sociales. En la actualidad, trabaja en la Escuela de Adultos de Torrelavega. Es decir, es funcionario público del Gobierno de Cantabria. Hijo de psicólogo y pedagoga, «siempre» le interesó la política y empezó a moverse en ella desde los espacios culturales.

La intención de Cantabristas, una formación centrada en los intereses de los residentes en la región y no en los de quien viene de visita, es «crecer poco a poco. Tenemos un proyecto a largo plazo, queremos ir dando pasos sólidos». ¿Los ejes que motivan sus desvelos? La defensa del territorio con el turismo como tema principal en todas sus vertientes (hicieron una campaña contra la masificación y han alegado contra los decretos de regulación turística) y también están muy preocupados por la especulación urbanística y contra la cultura del ladrillo. En este ámbito, la manifestación en Loredo contra un proyecto de construcción «supuso un antes y un después» para ellos.

Este martes, Lobete cuenta muy distendido al otro lado del teléfono que el consejero «cometió ayer una torpeza al hablar de nosotros con tanto desprecio. Al final, nos ha hecho un favor. Para Cantabristas sus palabras son una buena noticia, porque ahora muchas personas se interesarán por nosotros. No se puede hablar tan despreciativamente de nadie».

Al secretario general de la formación le ha sorprendido la virulencia del ataque de Roberto Media. Le lleva a pensar que «le faltan argumentos para defender la carretera. Los datos que da el Gobierno no son así, es imposible que se pueda cubrir la distancia entre Reinosa y Potes en el tiempo que dicen». Se muestra relativamente tranquilo porque Cantabristas ha recogido ya multitud de firmas (muchas de ellas cualificadas) en contra de la construcción de la polémica vía que, a sus ojos, vulnera un buen puñado de normativas en un espacio «que también es de interés europeo».

«El proyecto es difícil de justificar y lo malo es que ya se han gastado 420.000 euros en estudios técnicos. Si saben que no puede salir adelante, usar dinero público conociendo que no sale es un caso de corrupción moral». Y, en el caso de que el Gobierno de Sáenz de Buruaga continúe pensando que el plan es factible, Cantabristas seguirá movilizándose.