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El rector Carlos Andradas que, en principio, afronta junto a su equipo de gobierno el que será su último periodo en la UIMP, es ... quizás el mandatario de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo más consciente de la «singularidad» de la institución académica. Su ciclo de gestor, desde su llegada, tenía como punto de partida una herencia problemática envuelta en una crisis fundamentada en varios factores. Las consecuencias de la pandemia, las limitaciones, cuando no carencias, de recursos, y de plantilla en particular, obligaron a dar prioridad a un Plan Estratégico abordado en estos años. Los llamamientos de Andradas al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades han sido constantes en sus discursos en dos direcciones: la necesidad de abordar el potencial que posee el ADN de la UIMP y hacer efectiva la autonomía de la institución.
El próximo lunes, día 16, siete cursos y encuentros pondrán en marcha la actividad del verano que se extenderá hasta el 5 de septiembre. «Es mi último año de mandato pero creo que es bueno que haya rotación al frente de la UIMP», dijo esta primavera el rector en una entrevista con el El Diario. No obstante, al Patronato y al Ministerio corresponden futuras decisiones, pero el gestor recordaba que antes del fin de un posible segundo ciclo se cumple su edad de jubilación. El periodo académico, en cualquier caso, se presenta para Andradas y su equipo con el reto de sellar su huella en la institución que se encamina hacia su Centenario. El mantra, «recuperar, consolidar, crecer», ha vertebrado estos años de gestión de Andradas y, desde la UIMP, se transmite la idea de que ese lema se ha traducido en una Universidad «más visible y reconocida»; en un aumento de estudiantes; el regreso de patrocinios tras la crisis y la petición de instituciones para hacer programas de posgrado conjuntos. La esperanza del rector es que la UIMP pueda configurar una estructura y una naturaleza jurídica «más acorde con los tiempos».
Los Cursos ofrecerán 110 actividades académicas y unas 60 culturales, presididas por la imagen del pintor Juan Uslé diseñada ad hoc para la cita. Por primera vez, con la presencia de un país invitado, Chile, fórmula que espera repetirse en el futuro. En paralelo, Universidades ha avanzado que ultima un borrador de nuevos estatutos para la institución académica, lo que se antoja crucial para los próximo años.
Lo cierto es que la programación de los Cursos de Verano presenta un hecho insólito, al menos en la historia reciente y el formato actual de la UIMP: durante una semana (en este caso ya en la recta final del periodo lectivo), del 18 al 22 de agosto, no habrá actividad académica ni cultural. Matilde Carlón, vicerrectora de Relaciones Institucionales y Programación de Actividades, apunta que, en los últimos tiempos, aparecen algunas señales y cambios de tendencia en cuanto a preferencias y elección de fechas por parte del profesorado. No es una cuestión de alumnos cuyas matrículas una vez más están superando las expectativas. Carlón admite, no obstante, que «cada vez es más difícil programar en agosto» y achaca la situación a cuestiones «sociológicas». Algunas fuentes académicas consideran que los cambios aplicados tras el Plan Bolonia, en lo que se refiere a la modificación del calendario de exámenes y pruebas, ha podido influir en la planificación del verano. La vicerrectora explica que podría haberse programado esa semana algún curso corto y actividad paralela pero se optó por concentrar otras propuestas académicas, de distintos formatos, en otras semanas. «Además, en la decisión pesó el hecho de que movilizar toda la cuestión de personal y material para una oferta muy reducida no era posible desde el punto de vista financiero». El programa del verano revela que se mantiene la agenda de convocatorias habitual, entre siete y catorce contenidos cada semana. Para la vicerrectora la «vitalidad y vigor» de la UIMP se refleja, por ejemplo, en que en vísperas de iniciar este nuevo curso, se ha superado ya en más de un centenar la cifra de alumnos del pasado año en estas mismas fechas. En el Plan Estratégico de la UIMP hasta 2026 los barómetros refieren una oferta académica en torno a 120 cursos, 4.500 matriculados y 15% de estudiantes becados.
María Vallet, investigadora y catedrática de Química Inorgánica de la Universidad Complutense, será uno de los primeros nombres propios del verano académico. Además de dirigir un encuentro, es la encargada de la lección inaugural, el próximo día 26. Rafael Yuste, Markus Gabriel, Manuel Rivas, Mario Obrero, Javier Moreno Luzón, Manuel Estrada, Emilio del Río, Tomás Marco, José Miguel Viñas o Juan Ignacio Cirac estarán al frente de cursos y talleres que, según la vicerrectora, presentan una gran respuesta. «Cuando llegamos a la UIMP éramos escépticos pero el potencial de esta universidad es innegable». Matilde Carlón no cree que exista una crisis en el modelo de la universidad de verano. «La marca UIMP no solo no está en declive, sino que se ha consolidado en esta etapa. Solo es cuestión de entender la filosofía tras los cursos y generar el valor de la marca». El equipo de Andradas, a través del Plan Estratégico, se ha obligado a reflexionar, a modo de examen de conciencia, sobre la institución, su papel y proyección frente a quienes han llegado a cuestionar la supervivencia y necesidad de la UIMP.
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