Cohorte, un éxito de 50.000 cántabros que ha generado una base de datos «única en España»
La información y las muestras de la plataforma, que nació en Valdecilla hace cuatro años, ya se están empleando en 17 investigaciones
El gran proyecto regional de investigación biomédica Cohorte Cantabria roza ya la meta de los 50.000 voluntarios, el ambicioso objetivo marcado cuando comenzó ... a reclutar participantes en 2021. Esta iniciativa pionera, que ha generado un ingente banco de datos para el desarrollo de la medicina personalizada que es «único en España», concluye así su primera fase, mientras sirve ya de base para 17 investigaciones científicas y no deja de recibir solicitudes para trabajar con toda la información que atesora.
La cifra redonda de 50.000, un éxito que se podría celebrar esta misma semana, no está elegida por capricho, como recuerda Marcos López Hoyos, director científico del Instituto de Investigación Valdecilla (Idival) y principal impulsor de Cohorte Cantabria: con ese número de participantes -con edades comprendidas entre cuarenta y setenta años-, se cubre el 20% de este segmento de población en Cantabria, un porcentaje que ya permite obtener datos signiticativos.
Alcanzada esta meta, comienza la siguiente etapa. «Queremos hacer proyectos de investigación en biomedicina y en salud para sacar resultados, que eso sí que lleva tiempo porque la investigación no es de hoy para mañana, pero ya tenemos la base para trabajar con esto y, con esos resultados, poder sacar conclusiones y estudios sobre salud, sobre enfermedad y sobre cómo actuar en todo esto».
Los protagonistas
Director científico del Idival
Marcos López Hoyos
«La investigación lleva tiempo, no es de hoy para mañana, pero ya tenemos la base para trabajar con esto»
Investigadora en el Idival
Trinidad Dierssen
«Ese tamaño muestral tan grande multiplica las posibilidades de hacer cosas a nivel científico con toda esa información»
Jefe de Neurología de Valdecilla
Eloy Rodríguez
«Lo bueno de las cohortes es tener seguimiento para comprobar si vamos enfermando o no»
Directora del Biobanco Valdecilla
María José Marín
«Es la mayor cohorte poblacional que hay en todos los biobancos de España»
Coodinadora de Cohorte Cantabria
Marta Díaz
«La clave del proyecto es poder tener una foto dinámica de cómo va evolucionando el estado de salud de todos los cántabros»
Coordinadora de Cohorte Cantabria
Ana Peleteiro
«Es importante tener este tipo de estudios para recoger evidencias de lo que está sucediendo en la Comunidad»
López Hoyos habla de una base de datos de enormes dimensiones, con más de mil variables. «Lo que tenemos que hacer es combinar y conseguir datos, datos que estén bien depurados, y ésa es otra labor que estamos haciendo. Es un volumen de datos ingente, inmenso, lo que llamamos big data, y es lo que nos permite hacer después estudios de inteligencia artificial».
De momento, y con esta nueva fase en marcha, ya son 17 los proyectos de investigación médica de distintas áreas que utilizan los datos de Cohorte Cantabria. El abanico de estudios es amplísimo, como los que abordan la prevención de la demencia y el ictus; el impacto de la disrupción circadiana en la salud, y la prevención de la obesidad y el sobrepeso en la población infantil, por citar algunos de denominación más sencilla. Hay otros que suenan más complejos: la biomonitorización de contaminantes orgánicos persistentes y disruptores endocrinos; la estrategia genómica para implementar medicina de precisión en la diabetes tipo 2 y la estandarización en citometría de flujo mediante algoritmos y predicción de infección por citomegalovirus son buenos ejemplos.
Mientras, no dejan de llegar peticiones de entidades científicas y centros de investigación para trabajar con los datos almacenados. Eloy Rodríguez pertenece al comité directivo de Cohorte Cantabria -además de ser voluntario- y es jefe del Servicio de Neurología de Valdecilla, cuya Unidad de Deterioro Cognitivo forma parte del Grupo de Investigación de Enfermedades Neurodegenerativas del Idival. Ellos ya han comenzado a realizar investigaciones centradas en las etapas iniciales de este tipo de patologías, como alzhéimer y párkinson. «Tenemos varios proyectos en marcha, algunos ya realizándose y otros en vías de búsqueda de financiación».
«A finales del año pasado empezamos a hacer a los participantes de la Cohorte unos test de memoria a través de una aplicación online. Eso ha sido el primer paso, un corte transversal de un montón de gente, pero lo interesante de esto es prolongarlo en el tiempo e ir viendo la evolución de esa gente, para comprobar si vamos enfermando o no. Lo bueno de las cohortes es tener ese seguimiento longitudinal: en la primera ronda se han hecho unas cuantas cosas; cuando empecemos la siguiente se añadirán algunas y se eliminarán las que nos parezcan de menor interés, para ir modificándolo según lo que necesitemos y lo que marque la evidencia científica», explica.
De la importancia de ese seguimiento habla también Marta Díaz, responsable, con Ana Peleteiro, de la coordinación de Cohorte Cantabria. Esa responsabilidad incluye, entre otras, las tareas de comunicación del proyecto, la gestión de solicitudes de financiación de las convocatorias competitivas en las que participa, la coordinación del equipo, la confección de protocolos normalizados de trabajo, asistencia en las tareas de documentación, etc.
«La clave del proyecto es poder tener no una foto estática, sino una foto dinámica, de cómo va evolucionando el estado de salud de todos los cántabros, y por eso justo el hito al que llegamos ahora es tan relevante, porque es como que estamos dando por cerrada la fase uno... pero aquí no termina el proyecto», subraya.
«El proyecto continúa con la fase de seguimiento, que es incluso más importante para dar información muy relevante de cómo ha cambiado el estado de salud en relación con los hábitos de vida o con lo que se quiera determinar».
En opinión de Ana Peleteiro, el desarrollo de un proyecto como Cohorte Cantabria debería ser motivo de orgullo para toda la región. «Es importante tener este tipo de estudios poblacionales y observacionales para recoger evidencias con datos y muestras biológicas de lo que está sucediendo en la Comunidad, y para poder estudiar también todos los factores que influyen en nuestra salud y facilitar una plataforma de investigación a todos los científicos interesados en ampliar información para sus estudios».
Santa Cruz de Bezana, el municipio que más colabora
Santa Cruz de Bezana, con un porcentaje de participación del 26,78% de su población entre cuarenta y setenta años –la población diana de Cohorte Cantabria–, es el más involucrado en el proyecto. En el extremo opuesto, Valle de Villaverde, sin un solo voluntario. Según Marcos López Hoyos, la localización geográfica y la accesibilidad explican este último caso. El mapa de voluntarios muestra una gran concentración de ellos sobre todo en el arco de la bahía y, algo menos intensa, en toda la zona norte de la región. Cohorte Cantabria busca estrategias para buscar más representación de la zona sur.
La labor del equipo de Trinidad Dierssen, investigadora principal del Grupo de Epidemiología y Salud Pública del Idival, ha sido decisivo para cosechar esos datos depurados que precisa Cohorte, aplicando el método epidemiológico para la elaboración de «entrevistas basales en las que estuvieran recogidos factores de riesgo importantes en población con unos cuestionarios rigurosamente valorados, validando la parte de calidad científica en la recogida de datos».
Datos más representativos
Apunta que, además de los voluntarios que se han ofrecido a colaborar, se ha realizado un trabajo proactivo solicitando la colaboración de otras personas, a partir de la información proporcionada por la tarjeta sanitaria, para que el banco de datos sea más representativo y permita «una aproximación más fiable a la prevalencia de los distintos problemas de salud». Ella, como el resto de profesionales involucrados en Cohorte Cantabria, celebra haber alcanzado ese primer objetivo del proyecto, que «nos va a permitir poder responder preguntas de investigación dirigidas completamente a nuestro propio entorno».
«Es una proporción muy importante de la población de Cantabria, y ese tamaño muestral tan grande multiplica las posibilidades de hacer cosas a nivel científico con toda esa información que nos dan nuestros participantes; con un tamaño muestral más grande es más fácil demostrar asociaciones que puedan existir entre factores de riesgo, enfermedades y demás», destaca.
María José Marín es la directora del Biobanco Valdecilla, el banco de muestras biológicas que está almacenando las de los participantes de Cohorte Cantabria, que posteriormente se emplearán en estudios. El centro forma parte de una plataforma nacional de biobancos, promovida por el Instituto Carlos III de Madrid. Asegura que la cántabra es la mayor cohorte poblacional que hay en todos los biobancos de España, «mayor en número de participantes y mayor en interés científico también».
«Por los tipos de datos que tiene, resulta muy interesante para investigadores de distintas líneas de investigación y de distintas áreas; al ser una cohorte poblacional, tenemos individuos que pueden padecer distintas patologías y tenemos, además, los datos, no solamente los datos clínicos, sino que tenemos datos de hábitos de vida, tenemos analíticas y tenemos distinta información clínica asociada, que es lo que le da la riqueza y la validez científica a una cohorte poblacional», concluye Marín.
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