Una 'tardebuena' con «menos gente» en Santander
El miedo al covid sobrevoló por calles como Peña Herbosa, donde miles de personas festejaban la Navidad antes del virus
Por segundo año consecutivo las calles de Santander han vivido una 'tardebuena' atípica, con buen ambiente pero sin las grandes aglomeraciones de gente de la ... era precovid. El miedo al virus sobrevoló por ese enclave de calles en torno a Peña Herbosa, con mucha gente en las terrazas, mascarillas y una frase generalizada: «Se ve que hay miedo a pillar el bicho». A pesar del enorme aumento del numero de contagiados de covid, hay quienes no han querido perderse esta celebración adelantada de la Nochebuena, que hasta 2019 llenaba hasta la bandera todas las calles de la zona de vinos de la capital cántabra. En el grupo de María, Diego, Paula, Nacho y Ángela no lo ocultan y se han animado, según dicen, «con prudencia». «Somos todos de Santander y venimos todos los años a este calle en la que, en circunstancias normales, no podíamos ni hablar y mucho menos pasar coches como lo están haciendo ahora». Diego San Juan dice que «se ve miedo en la gente», porque «otros años a esta hora, las cuatro de la tarde, esto era un hervidero y una muchedumbre, pero ahora la cosa ha cambiado y muchos prefieren quedarse en casa por si acaso».
«A ver, es que es muy sencillo, si vienes a un sitio donde hay mucha concentración de personas es más fácil que lo pilles, hay un riesgo que mucha gente no quiere correr. Luego hay que ir a casa a cenar, con padres, hermanos y abuelos, y nadie quiere meter el covid ahí», apunta María.
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Incluso algunos de los que se aventuran y no quieren dejar pasar la oportunidad de celebrar la llegada de la Navidad con los amigos nos cuentan que tienen previsto hacerse una prueba de antígenos antes de ir a cenar. «Si, claro que sí, tenemos esa opción y la vamos a aprovechar, todo lo que esté en nuestras manos para evitar contagios», explica Diego.
A medida que avanza la tarde y cae la noche –templada y con una agradable temperatura– las terrazas se han ido llenando, sobre todo en Cañadío, la zona de Peña Herbosa, en el Río de la Pila, más flojito, y también en Calderón de la Barca, y en el Sardinero, en la Cañía. De botellones apenas hay rastro, ni en el aparcamiento de El Camello, ni en Mesones, ni en Las Llamas, y en el centro –en Peña Herbosa, epicentro de la tardebuena– se ven menos bolsas con litros que otros años.
Detrás de la barra, Borja Fernández, de la Taberna Santoña, dice que hay ambiente pero «esto no tiene que ver con lo de otros años». «Había incertidumbre por ver lo qué podía pasar desde hace dos o tres semanas, y al final se ha confirmado que la gente tiene miedo, no todos. Somos más responsables de lo que pensamos y si hay riesgo por lo general la gente apela a la prudencia», apunta. Borja percibe en sus clientes «fatiga y hartazgo» ante una situación que «no parece acabar». «Es así, hay mucho cansancio y al final no sabemos lo que se puede o no se puede hacer, pero no solo los hosteleros, la ciudadanía en general y eso genera incertidumbre. Estamos trabajando con un buen viernes de un fin de semana normal, sin más, hay gente pero sin aglomeraciones, con la mascarilla y el pasaporte covid... La gente sabe comportarse», señala y agrega que «hoy por hoy, como están las cosas y con esta nueva variante del covid es mejor así, no podemos hacer más, tenemos que ser prudentes y ayudar a que la pandemia esté controlada».
Blanca y María también se lo toman con tranquilidad. «Venimos todos los años en Nochebuena y nos hemos acercado para ver como está la cosa, solo pisamos terrazas, nada de interiores y con mucho cuidado, si vemos que hay lío de gente nos vamos a otro lado o a casa». Igual que Miguel, Paula, Asier, Marina, Ana y María, otra pandilla que toma algo y charla en torno a una mesa alta junto al Centro Gallego. «Es una pena porque hay mucha menos gente que otros años, y eso que a medida que ha avanzado la tarde ha ido llegando más. Otros años hemos venido de botellón pero sabemos que este año toca otra cosa, hay que ser prudentes, y eso que yo estoy muy tranquila porque acabo de pasar el covid, lo que no quiere decir que siga teniendo cuidado». «A pesar de lo que digan, los jóvenes somos muy responsables y de hecho tenemos amigos que no vienen para evitar riesgos», subraya.
Por otro lado, en Torrelavega, tras el cierre al mediodía del comercio minorista de la ciudad, la hostelería ha registrado un «lleno» en establecimientos y terrazas, sobre todo en la franja horaria del vermú, cada vez más implantada en la capital del Besaya en las horas previas a la Nochebuena. Las cientos de personas que se han dado cita en la zona de vinos o en los clásicos establecimientos de la calle Julián Ceballos reafirman que los vecinos de la capital del Besaya han encontrado en el 'mañaneo' la alternativa al ocio nocturno en ésta época de pandemia.
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