¿Qué hacer cuando desaparece alguien?
No hay que esperar 24 horas para informar a las fuerzas de seguridad cuando alguien no regresa a casa, sobre todo en el caso de las personas mayores
«Mi padre salió ayer a dar un paseo y no ha vuelto a casa». Cuando alguien se enfrenta a una situación así saltan todas ... las alarmas y las fuerzas de seguridad recomiendan avisarles cuanto antes si hay indicios de que no ha sido una desaparición voluntaria. «No hay que esperar 24 horas. Eso son cosas del cine», reconocen desde la Policía Nacional de Cantabria, para quien es muy importante conocer detalles de la persona a buscar: cómo iba vestida, edad, alguna característica física y dónde se le vio por última vez. Con estos datos se da aviso a todas las patrullas para que estén alerta, ya sea de la Policía Local, la Nacional o la Guardia Civil en el caso de las zonas rurales.
Cuando esto ocurre, normalmente la familia ya ha ido a los lugares en los que cree que la persona que no ha vuelto puede haber ido. Pero hay veces, y nadie está libre de ello, en los que la demencia aparece sin avisar. Para la persona desaparecida puede ser un episodio de gran ansiedad por no entender qué ha pasado ni qué ha hecho durante ese tiempo. Para la familia, un auténtico shock: nadie está preparado para que la rutina se desmorone de un día para otro cuando comienza un deterioro cognitivo.
Desde la web SOS Desaparecidos reconocen que «si bien todas las desapariciones son preocupantes y necesitan de una pronta actuación, en el caso de menores y de personas mayores con enfermedades o deficiencias físicas o psíquicas se consideran de alto riesgo, requiriendo de unas actuaciones más urgentes». En estos casos las familias pueden ponerse en contacto con la asociación mediante el teléfono 645 075 293, activo las 24 horas los 365 días del año, o a través del correo sosdesaparecidos@gmail.com Para iniciar la búsqueda solicitan siempre una denuncia previa y datos básicos como una foto reciente, la descripción física (pelo, ojos, estatura, edad, ropa), el nombre, el lugar y día en que se produjo la desaparición y un teléfono de contacto.
Desde la Policía Local de Santander indican que, ante una desaparición, lo primero que hacen es escuchar bien qué ha ocurrido. Así valoran si a quien tiene que buscar cuenta con antecedentes depresivos o algún problema personal, ya sean deudas u otras circunstancias concretas. En función de la situación -y cada una es un mundo- se pasa la descripción a todos los equipos. ¿Es bueno ponerlo en redes sociales? «Es una herramienta muy importante y que dependerá de cada familia. Si quieren exponerse y pedir ayuda por ahí siempre llegarán a más gente que puede haber visto o saber algo de la persona que buscan», afirman desde el Cuerpo. El paso de las horas es angustioso. Cada minuto se hace eterno y cualquier llamada genera esperanza.
Exploración médica
Si no es una desaparición voluntaria, normalmente se les encuentra, aunque hacerlo pronto, literalmente, es vital. «El problema radica en cómo está cuando aparece y qué ha pasado durante el tiempo en el que se le buscaba». Sea como fuere, se le lleva al hospital para hacerle un reconocimiento. En Valdecilla no existe un protocolo como tal que recoja una serie de pautas sobre qué hacer en estos casos, pero la experiencia y el sentido común lleva a los profesionales a hacer una exploración general. Esta revisión incluye una analítica y la búsqueda de lesiones, «por si se ha caído o ha pasado mucho tiempo en una determinada postura». «A veces una simple infección de orina puede generar un episodio de desorientación en una persona mayor», advierten desde el hospital cántabro. Por eso entre las pruebas que se realizan destacan las del funcionamiento del riñón, posibles descompensaciones de azúcar, deshidratación, anemia, y la CPK, que es como se llama a la prueba para comprobar el índice que mide la destrucción muscular.
Cuando alguien joven desaparece, la familia suele pensar lo peor y repite «nunca ha sido así, nunca ha hecho algo así». Por suerte, la mayoría de las veces todo termina en un susto a las pocas horas y con la respectiva reprimenda.
¿Pero, si alguien ha desaparecido de forma voluntaria y no quiere que se le encuentre? Una cosa es que un chaval haya discutido con sus padres o se haya ido de fiesta sin pensar en la preocupación que puede estar generando, y otra que haya alguien que le esté reteniendo en contra de su voluntad, «como ocurre con las sectas». Cuando hay indicios de esto, la Policía Judicial pide autorización para rastrear las últimas llamadas de su móvil o los últimos movimientos de su cuenta bancaria, y en función de cada caso se actuará de una forma y otra.
Además de la respuesta policial y sanitaria, los expertos recuerdan que estas situaciones suponen un fuerte desgaste emocional para las familias. La incertidumbre, el miedo y la culpa pueden bloquear a quienes esperan noticias, por lo que contar con apoyo psicológico resulta clave tanto durante la búsqueda como una vez que la persona ha sido localizada.
Cada desaparición es distinta, pero todas comparten la misma urgencia: actuar rápido, aportar la mayor información posible y apoyarse en los recursos disponibles. La coordinación entre las fuerzas de seguridad, los sanitarios, las asociaciones especializadas y las familias es la clave para que la búsqueda sea eficaz. Porque en estas situaciones cada minuto cuenta, y lo que está en juego no es solo encontrar a la persona, sino hacerlo con las mayores garantías para su vida y su salud.
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