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El ministro ha visitado el Hospital Valdecilla DM

Illa: «La Navidad es crítica. Si no actuamos con cabeza, echaremos todo a perder»

El ministro de Sanidad, de visita en Cantabria, asegura a Revilla que apurará los plazos para comenzar la vacunación con todas las garantías: «Será a principios de año, pero si puede ser antes, no duden que estaremos preparados»

Daniel Martínez

Santander

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Jueves, 3 de diciembre 2020, 12:29

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«Te lo agradezco muchísimo. Te agradezco que lo digas de esa manera, con la claridad que te caracteriza, que las vacunas salvan vidas». La frase se la dirigió el ministro de Sanidad, Salvador Illa, al presidente de Cantabria. El máximo responsable de la gestión de la pandemia a nivel nacional y el encargado de firmar las medidas del estado de alarma en la comunidad autónoma dejaron muestra del entendimiento total que existe entre ambas instituciones en este asunto. La visita de Illa a la región, la primera desde que asumió el cargo y la primera «después de muchos años», no sirvió para firmar ningún convenio, culminar las negociaciones para llevar a cabo una gran inversión o conseguir partidas económicas del Estado. Más simple y a la vez más complejo.

La intención de ambos dirigentes era que calaran dos mensajes:que pese a la mejoría de los datos de la pandemia se acerca un momento «crítico»en el que se puede desandar el camino si las cosas no se hacen bien, y que la vacunación, que empezará en España en enero, no sólo será segura y «tendrá las máximas garantías», también permitirá empezar a ver la luz al final del túnel. Uno y otro comparten la obsesión de poner en marcha el sistema de vacunación ideado por el Ministerio –se van a comprar más de 100 millones de dosis de siete laboratorios distintos– y la incapacidad para comprender los movimientos negacionistas.

Desde Santander, en el día después de cerrar el acuerdo entre el Gobierno central y las comunidades autónomas en el marco del Consejo Interterritorial, Salvador Illa tuvo que resolver todas las dudas que ha generado el protocolo sobre cómo se desarrollarán las primeras Navidades con el coronavirus mediante. Unas Navidades en las que en las casas no se podrán sentar más de diez personas a la mesa y en las que estarán prohibidos los viajes, con la excepción de los desplazamientos para visitar «a familiares o allegados». Podrán volver a casa los estudiantes o juntarse los seres queridos, pero no coger el coche para disfrutar de los días festivos.

«Allegados». Con independencia de las opiniones individuales sobre el protocolo y del voto en contra de la Comunidad de Madrid –el único discrepante entre los 17 territorios–, esa palabra comodín que recoge la normativa es la que genera más dudas. ¿Quién tiene esa condición? ¿Quién va a garantizar que en la carretera sólo circulen los que se ajusten a ese requisito subjetivo?

Ante la imposibilidad de que las fuerzas y cuerpos de seguridad controlen que se cumple cada una de las restricciones, la receta de las autoridades es el sentido común. Quedarse en casa. «Los días más señalados podemos llegar hasta diez personas máximo, recomendando que sea de una única unidad familiar o de dos como máximo», remarcó el ministro, que defiende que no «es momento de irse de vacaciones, ni de montar reuniones de los otros años. Es momento de quedarse en casa».

Más simplificado para evitar malos entendidos: «Hemos querido lanzar un mensaje muy claro. Este año, en Navidad, quedémonos en casa». Salvo para esos viajes imprescindibles y los desplazamientos que recoge expresamente el documento, «no nos movamos». Así, Sanidad apela a la responsabilidad individual: «Yo confío mucho en la responsabilidad de los españoles. Pero no es una cuestión de confianza mía. Es una cuestión de evidencia. Llevamos muchos meses con medidas duras y la respuesta de la ciudadanía española, y en particular la de Cantabria, ha sido ejemplar», subrayó.

El Gobierno central, como volvió a recordar Illa, mantiene la intención de llegar a la Navidad bajando la incidencia de casos por cada 100.000 habitantes a lo largo de 14 días a 25, frente a la tasa de poco más de 250 actual. En lo peor de esta segunda ola alcanzó los 528, y algunas autonomías llegaron a duplicarla. El ministro advirtió de que aunque es verdad que la pandemia ha mejorado, «también en Cantabria con las últimas medidas que se han tomado», reconoció que la situación sigue siendo complicada. «Hemos mejorado, pero no podemos bajar la guardia. Debemos seguir las recomendaciones habituales. El periodo de Navidad es un mes crítico. Si no actuamos con cabeza, echaremos a perder todo el esfuerzo anterior», aseguró el socialista tras la reunión mantenida en Peña Herbosa con el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, el vicepresidente Pablo Zuloaga, la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, y el consejero del área, Miguel Rodríguez.

El ministro contó con la complicidad total del presidente autonómico. «El protocolo está bastante bien explicado salvo esa palabra de 'allegados' para los desplazamientos. No necesita más aclaración porque está bastante bien detallado. No me parece excesivo permitir en Nochebuena o Nochevieja que el toque de queda sea a la una y media de la noche», dijo el regionalista, que lamentó que ante la unanimidad casi total del resto de territorios, Madrid haya optado por desmarcarse del acuerdo.

Illa, sin salirse de su tono conciliador habitual, prefirió omitir el asunto. En cambio Revilla metió el dedo e insistió en que «viene observando que hay gente que siempre quiere salirse de la unanimidad y destacar»: «Estoy seguro de que si el Ministerio hubiera tenido las propuestas de Madrid el día antes y la hubiera aceptado, Madrid al día siguiente las habría cambiado. Debe ser casi de obligado cumplimiento que rememos todos en la misma dirección. Que no se convierta en una subasta a ver quién cierra más y ver quién cierra menos».

En Cantabria, a falta de discrepancias, había que fijar el mensaje. «Por favor, no nos carguemos la Navidad futura, la Nochevieja futura, cometiendo insensateces. Si hemos sido capaces de estar cuatro meses confinados, ¿será tanto esfuerzo que seamos un poco responsables y restrictivos al máximo para evitar que para algunos sea la última Navidad de su vida?», reclamó Revilla, que pidió al Gobierno de España un mayor esfuerzo para empezar a vacunar contra el covid-19 cuanto antes. «Será a principios de año, pero si puede ser antes, no duden que estaremos preparados», respondió Illa.

Convivir con el virus

Como viene repitiendo el jefe del Ejecutivo cántabro, hasta que llegue «el pinchazo», los Gobiernos son conscientes de que no se puede encerrar a la población como en el mes de marzo y que hay que «convivir con el bicho». Por eso la prevención individual es fundamental hasta que llegue la vacuna: «Los ciudadanos de España tienen que ser receptivos a la vacuna. Nos tenemos que vacunar por interés propio y solidaridad con los demás. No me imagino que la mitad de la población no quiera vacunarse, como sale en las encuestas».

Vídeo.

Todo lo anterior durante la comparecencia en la sala de prensa de la sede del Gobierno en Peña Herbosa, donde Revilla presumió ante le ministro de los cuadros de pasiegos de Riancho, «uno de los grandes de los paisajes», que decoran la sala. Allí, Illa destacó el «buen trabajo» que se está haciendo desde la comunidad autónoma de Cantabria. «A veces no son sencillas, pero mi respaldo claro y explícito a todas las decisiones que se han tomado desde Cantabria», dice el socialista, que aprovechó ese momento para agradecer al consejero de Sanidad, su compañero de siglas, las aportaciones que su equipo ha hecho en las deliberaciones del Consejo Nacional de Salud, donde se están tomando las decisiones más relevantes.

Visita a Valdecilla

Por la tarde, la comitiva se trasladó hasta Valdecilla, «joya de la Corona de la sanidad española». En el hospital destacó la «combinación» de atención sanitaria e innovación e investigación en ciencia que se realiza tradicionalmente en este centro, uno de los motivos por los que fue elegido como uno de los tres hospitales del país en los que se ha llevado a cabo la fase clínica de la vacuna de Johnson&Johnson.

Una visita, «primero para agradecer a todo el personal de Valdecilla, unos 7.000, el trabajo que ha realizado desde el inicio de la pandemia, desde los médicos hasta los trabajadores de la limpieza», pero también para apoyarles y decirles que todavía quedan meses complicados. «Vengo también a escuchar, para que me trasladen las inquietudes, pero de los que están en primera línea es de los que hay que aprender», detalló el socialista. «Me gustaría decírselo uno a uno. No podré y lo haré a través del gerente», concluyó el ministro.

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