El erizo de mar: un tesoro ignorado en Cantabria
Las costas de la región son de las pocas de España que permiten el marisqueo del erizo de mar, que pasa casi desapercibido aquí pero que se considera manjar en Asturias y Cataluña
Su nombre técnico es Paracentrotus lividus; pero en realidad es el erizo de mar de toda la vida, lo que los asturianos conocen como ... oricio. En aguas cántabras abunda en poblaciones numerosas porque no se come; pero en Asturias, donde es considerado un manjar, hace tiempo que acabaron con ello. En 2018 el Principado prohibió su pesca tras años de capturas agresivas y la presión marisquera se trasladó a las costas cántabras. Una razón de peso para que la Consejería de Ganadería y Pesca pusiera en marcha el Plan Experimental de Explotación de esta especie.
«Experimental porque requiere de un estudio previo de biomasa para establecer unos cupos y porque se va dejando explotar con normas y siguiendo unos análisis que estudian el impacto de esta actividad humana en el ecosistema», explica Marta Ana López, directora general de Pesca.
Esta pasada campaña la Consejería otorgó 10 licencias de pesca intermareal, esto es, en superficie; y otras tres en submareal, que permite a los buzos cualificados descender hasta los seis metros de profundidad, en apnea, para su extracción. Ángel Martínez es uno de ellos: «Antiguamente, cuando no estaba protegido, merecía la pena coger kilos y kilos y viajar a Asturias para venderlo allí; pero desde que está controlado, lo mejor es venderlo en la lonja de Santander o la de Santoña», cuenta.
«Está permitido extraer el 10% de los ejemplares en edad comercial, para que la supervivencia de la especie no corra peligro»
Marta Ana López - Dir. general de Pesca
«Es un animal que tiene mucha salida en el mercado y ayuda a completar los ingresos de los mariscadores»
Guillermo Blanco - Consejero de Pesca
«Antes, cuando no estaba controlado, se cogían muchos kilos y se vendían en Asturias. Ahora se coge menos y se vende aquí»
Ángel Martínez - Mariscador
Lo adquieren los compradores mayoristas que luego lo revenden en Asturias, Cataluña y Francia, «donde existe un mercado muy importante, sobre todo para la alta cocina, por lo que tengo entendido», detalla este mariscador. Él puede sacar hasta 50 kilos al día, de lunes a viernes. Menos cantidad tienen permitida quienes lo cogen en superficie -60 kilos en toda la semana-, pues fuera del agua las poblaciones son menos numerosas.
Se pescan sólo los ejemplares que tienen tamaño comercial, unos 55 milímetros de diámetro y unos 7 años de edad; aunque pueden llegar a vivir casi el doble, y no es difícil encontrar individuos de 15 años. «Está permitido extraer el 10% del stock comercial, con lo que buscamos que no se afecte a la supervivencia de estos animales que son muy gregarios y necesitan de un vecindario sano y numeroso para poder reproducirse y sobrevivir», explica la directora de Pesca.
No es que sea un trabajo muy rentable para los mariscadores, que los venden entre 3 y 9 euros el kilo; dependiendo de cómo haya ido la campaña gallega, que normalmente es la que primero empieza, porque en Cantabria está vedado en la época de reproducción, que se prolonga entre marzo y septiembre.

«Una gran oportunidad»
Los análisis poblacionales se retrotraen a 2013, cuando el grupo de Ecosistemas Litorales del Instituto de Hidráulica Ambiental participó en el plan para conocer las condiciones de vida del Paracentrotus lividus. «La clave fue establecer unos cupos que fueran respetuosos con la conservación de la especie y teniendo en cuenta que luego siempre van a continuar apareciendo furtivos y otras circunstancias con las que hay que contar», declara Xabier Guinda, investigador del Instituto.
Una vez dado ese paso, y tras establecer los cupos, desde la Consejería se ha visto esta actividad como una oportunidad. «Sobre todo porque es una especie que tiene buena salida en el mercado en estas fechas navideñas y sirve para completar la renta de nuestros mariscadores», argumenta el consejero de Pesca, Guillermo Blanco. «Desde aquí trabajaremos para poner en manos de nuestros mariscadores este preciado manjar, siempre vigilando que la actividad pesquera sea compatible con la salud de la especie».
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