Evacúan a la mujer atrincherada en su piso de Ramales que amenazó con explotar dos bombonas
Tras cuatro horas de «nervios» y «tensión», la Guardia Civil logró convencer a esta persona, que padece «problemas psiquiátricos», para que depusiera su actitud
Los vecinos de Ramales de la Victoria han vivido este lunes cuatro horas de «tensión» y «nervios» a causa de una vecina, con «problemas psiquiátricos», que se atrincheró en su piso y amenazó con hacer explotar dos bombonas de butano, y que finalmente fue evacuada por la Guardia Civil sin que se produjera daño alguno.
Los hechos tuvieron lugar al filo de las 14.15 horas, en un céntrico edificio de la localidad ubicado en la calle Julián Fuentecilla, junto a la Plaza de Los Jardines donde el sábado se celebró la Verbena del Mantón. El Centro de Emergencias 112 recibió el aviso de que una vecina amenazaba con quitarse la vida haciendo explotar dos bombonas de butano que tenía en su vivienda. Entonces, movilizó dos dotaciones de Bomberos del Gobierno de Cantabria, con sede en Laredo, otras tantas de Guardia Civil y una del 061.
Cuando llegaron, los agentes comprobaron que la mujer no se mostraba colaboradora y decidieron proceder al desalojo de los vecinos del edificio y a acordonar la zona por seguridad. Ese cordón se extendió incluso hasta la carretera nacional que atraviesa el centro del municipio. Hasta el lugar de los hechos también se acercó el alcalde, César García, y otros miembros de la Corporación municipal para seguir la labores del dispositivo de seguridad.
La Guardia Civil envió a un negociador para convencer a la mujer para que depusiera su actitud. Tras un par de horas conversando, el especialista logró que la señora, de unos cincuenta años de edad, abandonara el edificio junto a él y un mando de la Benemérita. Fue evacuada en un coche particular del Guardia Civil, puesto que no quería que la vieran entrar en la ambulancia, aunque después fue traslada en ella para recibir asistencia sanitaria.
Según ha podido saber este periódico, pese a que la mujer tenía dos bombonas que emplea para su cocina de gas butano, en ningún momento hubo riesgo para ninguno de los inquilinos del edificio, ni siquiera un amago.
Aun así, algunos comerciantes de la zona vivieron momentos de «tensión» y «nervios». «Me enteré de lo ocurrido sobre las tres de la tarde cuando vine a mi negocio. El edificio en el que vive esa vecina tiene un siglo de antigüedad y es de madera con lo que de haber hecho explotar las bombonas se habría liado una muy gorda», apuntaba un comerciante de la zona, que suspiraba minutos después de que la mujer saliera del edificio y se fuera en un coche particular. «Todo ha quedado en un susto gracias a la intervención de la Guardia Civil». El alcalde de Ramales también reconoció haber vivido momentos de «tensión» ante la incertidumbre de si la mujer cumpliría su amenaza.
Otros en cambio, se mostraban tranquilos porque dieron por hecho que la vecina no iba a cumplir con su amenaza. «Cuando hemos llegado para abrir la tienda estaba la Guardia Civil y nos han informado, pero no hemos pasado miedo porque no tenía por qué pasar nada», apuntaban desde otro comercio.
«Yo he llegado a las cinco para abrir la tienda y no sabía qué estaba pasando. Cuando me lo han contado, tampoco le he dado mucha importancia», señalaba otra comerciante, que conoce a la mujer implicada en el suceso.
Un problema laboral
El motivo que ha llevado a esta mujer a llegar a este extremo tiene que ver con un problema laboral. Hace una semana, comenzó a trabajar para el Ayuntamiento de Ramales, con un contrato de seis meses, dentro del programa de Corporaciones Locales, y la destinaron a realizar labores de reforestación en el monte junto a otros compañeros.
Sin embargo, ella quería trabajar en el núcleo urbano del municipio. Como no estaba conforme con la decisión del Ayuntamiento envió varios mensajes «insultantes» al alcalde, en los que manifestaba sus discrepancias y se quejaba de su situación. Entonces el regidor decidió un despido disciplinario. Pero la mujer acudió a su despacho y le pidió que por favor no le echaran porque no tenía otra posibilidad de trabajar y necesitaba el dinero para subsistir.
Consciente de su delicada situación, desde el Ayuntamiento decidieron no darla de baja y tenían intención de readmitirla este miércoles bajo la condición de que no profiriera más insultos hacia nadie de la Corporación municipal, según trasladaron ayer a este periódico fuentes municipales.
Sin embargo, lo que ha relatado la mujer a sus conocidos es que tenía que esperar a este lunes para que el Ayuntamiento le comunicara qué iban a hacer finalmente con ella. «Cuando he visto lo que ha hecho he pensado: ya han tomado una decisión», afirmó una de sus conocidas.
