Los ganaderos cántabros, contra el ministro Garzón: «Este señor no tiene ni idea de lo que habla»

¿Y qué dicen los ganaderos de Cantabria? Pues, así, en resumen, que el ministro Alberto Garzón «es un profundo desconocedor de la realidad ganadera del país», que la carne que exporta España «es de extraordinaria calidad» (afirmación que sostienen sobre «los férreos controles sanitarios que se aplican en nuestro país»), y que sus ataques constantes al sector, que se siente maltratado, «ya dan qué pensar».

Según los cálculos que maneja el secretario general del sindicato UGAM-COAG, Gaspar Anabitarte, por la comunidad autónoma de Cantabria se reparten 4.200 explotaciones ganaderas, tres mil doscientas de carne y mil de leche aproximadamente. Ninguna supera las 400 reses, de manera que el concepto de macrogranja que tan poco le place al ministro de Consumo no podría aplicarse en esta provincia, donde casi la totalidad de las cabañas son de ganadería extensiva, no intensiva.

«Es que habría que empezar por definir bien qué es una macrogranja», dice Manuel Herrero, propietario de una explotación familiar de raza autóctona asentada en la localidad de Borleña, en el término municipal de Corvera de Toranzo.

«Cuando oigo esa expresión, me vienen a la cabeza las explotaciones ganaderas americanas, esas en las que se trabaja con 40.000 ó 50.000 cabezas de ganado», reconoce el empresario. Pero no. Garzón no llega tan alto. Al ministro ya le parecen macrogranjas las cabañas ganaderas de 4.000 ó 5.000 reses, que son, de acuerdo con sus afirmaciones, «las que contaminan el suelo, el agua y luego exportan esta carne de mala calidad de estos animales maltratados».

«No acabo de entender que el ministro haya dicho eso cuando resulta que España ha firmado el llamado Tratado de Mercosur, con el que pretende introducir carne y otros productos procedentes de América, que es donde están, precisamente, esas granjas de 60.000 cabezas de ganado que él tanto detesta», reflexiona Herrero.

«Por otro lado, he leído en algunos medios de comunicación que quieren blanquear al ministro matizando sus declaraciones», dice el ganadero. «No. Ha dicho lo que ha dicho. Y, como ya pasó con lo del chuletón, lo ha dicho sin tener ni idea, demostrando que desconoce el sistema productivo de su país». Siendo esto grave, dice Herrero, «lo peor es que haya salido del país para hablar en la forma en que lo ha hecho».

A su juicio, el ministro Garzón «ha hecho esas declaraciones a sabiendas de su trascendencia», algo que al ganadero de Borleña le produce ya un cierto asqueo. «Es inaceptable y bochornoso, porque, al final, lo que ha quedado es eso, el 'titular', un ministro saliendo ahí afuera, a Europa, para decir que nuestra carne es de mala calidad y que maltratamos a los animales», se lamenta. «Este señor no está capacitado para representar a nuestro país. En otro le hubieran fulminado», afirma el ganadero, que reniega de la versión dada por Garzón: «No es verdad eso que ha dicho. Aquí se produce una carne de excelente calidad. Tenemos las normas de sanidad animal más exigentes del mundo. Y si este señor no lo entiende así, si entiende que hay alguien que no cumple la ley, que lo denuncie», concluye Manuel Herrero.

Igual de crítica con el ministro se muestra Mireia López, propietaria de una explotación ganadera en el ayuntamiento de Luena, donde reúne a trescientas cabezas de ganado de carne y leche. «Hablar por hablar cuesta poco», dice la mujer, que no tarda en soltarse más.

«Este señor no tiene ni idea de cómo trabajamos los ganaderos y qué tipo de carne producimos, porque el hecho de que un animal haya estado un determinado tiempo de su vida produciendo no significa en absoluto que tenga mala carne. Es que en realidad no sé bien a qué se refiere ni qué es lo que pretende decir. Yo, personalmente, pienso que no tiene ni idea de lo que habla, que no sabe lo que es la ganadería intensiva, ni la ganadería extensiva ni nada».

Por no saber, ni siquiera sabe, «lo que es una macrogranja», donde, según Mireia, «tampoco tiene por qué producirse carne de mala calidad como dice Garzón». En España, añade la ganadera, «pasamos unos controles de calidad alimentaria y unas inspecciones de bienestar animal que no se pasan en otro país, de manera que Garzón no puede ir por ahí diciendo ni que la carne de ese tipo de explotaciones, es decir, la ganadería intensiva, no es buena, ni que los animales son maltratados, porque eso no es para nada verdad».

Mireia lo tiene muy claro. «La peor carne que se pueda producir en cualquier explotación ganadera de España es buena», afirma la empresaria. «En mi caso, mis animales comen lo mejor del primer al último día. Siendo productores cárnicos, no les damos cualquier cosa», subraya.

«Al señor Garzón toda la carne le parece mala menos cuando la comen en su boda», ironiza María Ángeles García, dueña de una explotación afincada en el pueblo de Arcera, en Valdeprado del Río.

«Yo trabajo con sesenta vacas madres y engordo todo lo que paren. Vendo en carne», explica la ganadera, que tampoco está conforme con las declaraciones realizadas por el ministro de Consumo al tabloide británico.

«Hasta donde yo sé, en España no hay macrogranjas. Aquí solo se produce carne en ganadería intensiva o en ganadería extensiva, dos modelos productivos que ofrecen carne de muy diversa calidad, lo mismo que pasa con las naranjas, los plátanos o los chocolates», resume la ganadera. Pero de ahí a decir que la carne es mala... «Para nada estoy de acuerdo».

A su juicio, Garzón se contradice «porque, si como parece, tiene constancia de que en España se está exportando carne mala, lo que está dando a entender es que el Gobierno, su Gobierno, el Gobierno del que él forma parte, no está haciendo correctamente su trabajo», replica la ganadera, indignada porque con Garzón «llueve sobre mojado».

Por eso y porque pareciera que, lejos de defenderle, ese Gobierno está atacando al sector con descaro.

«El Ministerio de Agricultura nos ha perjudicado en la reforma de la política agrícola común (PAC), el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico nos ha perjudicado con la inclusión del lobo en el listado de especies de especial protección, y, ahora, el Ministerio de Consumo nos perjudica con estas declaraciones insensatas del ministro Garzón», recuenta. «Es que no es solo uno. Es que son tres los ministerios que en lugar de ayudar al sector de los productores de carne nos están perjudicando», se lamenta la ganadera.