El Gobierno valoró la compra del Zoo de Santillana ante sus aprietos económicos
El propietario rompió la negociación porque «no se garantizaba su continuidad» y confía en hacer sostenible el proyecto antes de dar un paso atrás
El Gobierno de Cantabria y el propietario del Zoo de Santillana del Mar han venido negociando desde el pasado otoño una posible venta de las ... instalaciones que finalmente no se llevará a cabo. Esta operación frustrada coincide con la delicada situación económica que está pasando el recinto como consecuencia de la caída de visitantes, el incremento de los gastos y «la falta de apoyo institucional». Según explica el dueño del recinto, José Ignacio Pardo de Santayana, esas conversaciones se rompieron a iniciativa suya cuando ya se había puesto sobre la mesa una cifra económica. «Hace un mes, cuando íbamos a firmar, mi mujer dijo que no le gustaba la idea. Y a mí tampoco», afirma la persona que está al frente de este zoológico, que alberga a 2.000 animales de 450 especies diferentes, desde su apertura en 1977. El Ejecutivo autonómico matiza que existió un diálogo en esos términos, pero que la operación estaba lejos de estar cerrada. De hecho, la única reunión que se produjo fue con el abogado de la empresa y no con sus propietarios. Además, el Gobierno insiste en que la opción de la venta la puso sobre la mesa el zoológico. Y sí reconoce que, ante la situación de un posible cierre, existía una evidente preocupación sobre el futuro de los animales en caso de que la clausura fuera inminente y sobrevenida. De ahí que se valorara la posibilidad de alcanzar un acuerdo.
«Nos dijeron que estarían más tranquilos si el zoo fuera suyo, pero me pusieron un par de condiciones que a mí me preocupaban», detalla Pardo de Santayana. ¿Qué cuestiones concretas? En primer lugar, el propietario señala que tenía que fijar qué parte -alrededor de la mitad, le pedían- de la plantilla era prescindible. «Yo no puedo mandar al paro a unas personas que han estado trabajando conmigo porque interese vender el zoo. Son mi familia. Eso era muy duro. Ha habido personas que ya se han jubilado con 45 años cotizados». Y el segundo elemento que le echó para atrás era la falta de concreción. Que no tenía garantías sobre el futuro del proyecto: «Preguntamos qué futuro querían darle y nos dijeron que ya lo verían. Yo no he estado aquí 48 años para malvenderle y que hagan lo que les dé la gana».
Según el propietario, la cifra económica que se valoró se limitaba al valor catastral de la finca. En cualquier caso, insiste en que ese no ha sido el problema porque «a mis años el dinero ya no me importa ni me hace falta». Sí ha sido un problema que venderlo «podría suponer matar el zoo. Y esto no es un zoo, esto es un hijo, lo que he tenido todos estos años».
También había algunos aspectos que Pardo de Santayana consideraba positivos dentro de ese acuerdo sobre el que las dos partes no llegaron finalmente a estampar su firma. El principal era que el Gobierno de Cantabria estaba dispuesto a permitir a su familia mantener la vivienda anexa a las instalaciones en las que se encuentran los animales. «Yo podría seguir en mi casa, pero ya no podría decir que a este animal hay que alimentarle de una manera o cuidarle de otra manera...», continúa el propietario del Zoo de Santillana del Mar, que para hacer una idea de la relación tan cercana que él y su mujer, Maribel Angulo, mantienen con los animales, cuenta que a día de hoy «hay un monito que duerme en casa con nosotros y otras dos orangutanas con las que hemos convivido y estamos con ellas hablando todo el día y dándole golosinas». «Los animales nos conocen y nos respetan. Son como nuestros hijos», concluye.
Pardo de Santayana reconoce que este ha sido un verano complicado por el descenso del 15% en el número de visitantes y que se suma a una serie de situaciones estructurales que, en su opinión, están reduciendo las llegadas. Aunque Cantabria roza cifras récord de turistas, entiende que quienes han pasado por la comunidad autónoma están mirando mucho más el bolsillo. Además, en el Zoo de Santillana han notado la caída en la venta de entradas durante las jornadas de la ola de calor. «El peor día de calor apenas vino gente. Y luego la tromba de agua, que aunque aquí no cayó mucho, mucha gente que estaba en Santander ya cambió de planes», añade. A ello suma la cada vez más variada oferta de eventos de los municipios para atraer a los visitantes o lo que considera una competencia desleal por parte de Cabárceno.
Un añadido es el aumento del IVA del 14% al 21% para este tipo de recintos que se aprobó durante la etapa de Rajoy y que el actual Gobierno no ha rectificado. Según sus cálculos, esto se ha traducido en el pago de 1,4 millones de euros adicionales. «Montoro dijo que iba a ser temporal, se lo revirtieron a las peluquerías y a las floristerías, pero a nosotros no».
Recuerda que nunca han tenido ayuda del Ejecutivo autonómico y tampoco del Ayuntamiento. Y en este contexto se ha producido la negociación con el Gobierno de Cantabria para la venta de las instalaciones. Pardo de Santayana justifica que, tras 49 años de trabajo, la suma de todos estos elementos han hecho que su moral se «ablande a veces». En cualquier caso, los propietarios de las instalaciones confían en que el zoo tenga futuro.
Tras frustrarse esta operación, en teoría, a futuro seguirá bajo la dirección de su sobrina y sucesora. «Quiero cumplir 50 años con el zoo abierto. Me quedan solo unos meses para llegar y quiero que siga funcionando y dejando algo sostenible».
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