González Revuelta llama a «mantener la fidelidad a los valores constitucionales»
La presidenta del Parlamento de Cantabria pide «no repetir los graves errores del pasado» en la celebración del 47º aniversario de la Constitución Española
Nacho González Ucelay
Santander
Viernes, 5 de diciembre 2025, 14:14
El Parlamento de Cantabria ha conmemorado hoy el 47º aniversario de la Constitución Española con un acto organizado en el hall principal del antiguo hospital ... de San Rafael al que ha asistido la práctica totalidad de la clase política regional y que se ha adelantado 24 horas a su fecha, el día 6 de diciembre, por dos razones; una oficial, facilitar a los diputados y senadores su presencia en la ceremonia que tendrá lugar mañana en Madrid, y otra extraoficial, evitar que la asistencia a esta celebración siga decayendo como lo venía haciendo al tener lugar en pleno inicio de un puente.
Breve, el evento, que ha incluido un homenaje del Parlamento a las letras cántabras y su protagonismo en la cultura española, ha arrancado de la mano de la presidenta de la Cámara regional, María José González Revuelta, que luego de dar la bienvenida a las autoridades, se ha dirigido a ellas con un discurso en el que ha apelado a la «responsabilidad democrática y a la fidelidad de los valores constitucionales» para no caer, ha subrayado, en «viejos abismos».
Ante la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, y la totalidad de sus consejeros, el delegado del Gobierno, Pedro Casares, los expresidentes José Joaquín Martínez Sieso y Miguel Ángel Revilla, y numerosos diputados regionales y nacionales, la presidenta del Parlamento ha recordado que la Constitución de 1978 «nació de la voluntad de los españoles de no repetir los graves errores del pasado». El principal, a su modo de ver, «dividir España en dos Españas, una angelical y la otra diabólica, según el punto de vista de cada uno». El pensamiento en blanco y negro, ha dicho, «solo ha producido futuros tenebrosos».
En su alocución, González Revuelta ha recordado a los asistentes que «en la búsqueda de la convivencia y el entendimiento entre diferentes ideas y formas de pensar», España «supo construir hace 47 años una democracia a la altura de las más avanzadas del mundo, ejemplo para muchos otros países en transición de regímenes autoritarios a regímenes de libertad».
Por ser «una norma suprema que nos ha facilitado vivir en libertad, en un estado de seguridad jurídica, en paz y convivencia», para la presidenta del Parlamento «resulta de la máxima importancia mantener la fidelidad a sus principios».
En un guiño explícito a la cultura, González Revuelta, que ha leído su discurso frente a un panel con los retratos de los nombres más ilustres de las letras cántabras –Concha Espina, Gerardo Diego, José Hierro, Álvaro Pombo, José María de Pereda o José María Cossío entre otros–, ha asegurado en ese guiño explícito que «la democracia es cultura y la cultura es democracia» porque «el creador ha de serlo en libertad y la libertad solo se puede sostener desde el respeto a la creatividad de cada persona».
En este sentido, ha reivindicado que «el político democrático y constitucional tiene que ser transparente, valiente y sincero y asumir toda su responsabilidad ante los ciudadanos cuyo bienestar ha jurado cuidar».
Para la presidenta del Parlamento, que entiende que la peor corrupción de una institución política es la irresponsabilidad en su comportamiento, «establecer una democracia cuesta mucho; desvirtuarla, muy poco. Ya hemos presenciado cómo en una sola legislatura se puede subvertir todo y provocar que altas instituciones del Estado caigan en un descrédito que a veces parece de difícil reparación».
«Esperemos que no sea así», ha añadido. «Pero desde luego deberá ser trabajando en una dirección diferente a la actual, y no dejando que los prejuicios ideológicos pasen por argumentos de cátedra, mucho menos cuando se refieren a derechos fundamentales de las personas, derechos de las comunidades autónomas y cuestiones de arquitectura democrática de la unidad de España».
Según ha dicho para concluir, «la necesidad de renovación democrática se convierte en un clamor cuando las instituciones se apartan del principio de responsabilidad y quedan dominadas por los pequeños egoísmos y la búsqueda del bien propio por encima del bien común». Con ese espíritu, «jamás hubiéramos logrado una Constitución como la que tenemos desde hace 47 años».
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