José Javier Esparza: «La memoria histórica no puede convertirse en ley»

El periodista, crítico cultural y ensayista José Javier Esparza ofreció ayer por la tarde una conferencia en el Hotel Bahía de Santander en la que abordó el concepto de 'Memoria Histórica', criticando con dureza la Ley de Memoria Democrática, el panorama mediático actual, el sistema educativo español y el reciente cambio de nombres en el callejero de Santander. Uno de los temas centrales de su intervención, a la que acudió invitado por Vox Santander, fue la crítica frontal a la Ley de Memoria Democrática impulsada por el Gobierno de Sánchez, a la que no dudó en calificar como «una legislación totalitaria» que «considera que cualquier discrepancia con lo preestablecido es un delito de odio». Según Esparza, esta normativa responde a un «temor deliberado a convertir la memoria en verdad por ley», lo que impide, en su opinión, «reconstruir una historia lo más cercana posible a la realidad».

A propósito del debate sobre la Guerra Civil, defendió la necesidad de «ver el relato completo, sin imponer versiones oficiales». «La memoria es como un afluente, no puede convertirse en ley», afirmó, comparando la manipulación histórica con errores del pasado como el mito de que «en tiempos de Colón se pensaba que la Tierra era plana». «Eso es mentira, y como en la historia, hay que combatir las falsedades desde la libertad de pensamiento», añadió el ensayista.

En relación con la reciente decisión de modificar el nombre de 16 calles en Santander, a instancias de la aplicación de la ley por parte del fiscal Carlos Yáñez, Esparza denunció un «retroceso cultural objetivo» que no solo afecta a España, sino «a toda Europa». «En Francia están renegando de su pasado colonial. Borrar el pasado es una forma de reescribir la identidad colectiva», advirtió.

Respecto a la situación de los medios de comunicación, el ámbito en el que ha trabajado más años, lamentó que «los periodistas han pasado de ser profesionales a convertirse en asalariados de grandes corporaciones que contribuyen a la propagación de un discurso único»; según él, esto se evidenció durante la pandemia. Aunque reconoció que, sin ser perfectas, existen las redes sociales como vía alternativa, denunció el «cierre de canales televisivos y el sesgo informativo dominante», al tiempo que reclamó «más libertad y pluralidad real».

Tampoco ahorró críticas hacia la universidad por la falta de «libertad de cátedra» y «su dependencia de las subvenciones». Aún así quiso mostrarse optimista: «Hay que derogar cualquier ley que limite la libertad de expresión».