La Justicia resuelve solo un tercio de las casos de ocupación de hogares que hay al año en Cantabria
Desde 2015 los okupas han entrado en 417 inmuebles en la región y las cifras de Interior confirman que el fenómeno va en aumento
En Cantabria hay 366.442 viviendas según el censo anual que elabora el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Si cruzamos ese dato con ... el de las 417 ocupaciones ilegales que han sido denunciadas desde el año 2015, según los datos que aporta el Ministerio del Interior, la calculadora dice que el problema se circunscribe únicamente al 0,11% de los inmuebles de la comunidad autónoma. La cifra puede parecer asumible. Sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de propiedades afectadas no pertenece a particulares sino que están gestionadas por entidades bancarias o por la Sareb. Lo que ocurre es que como vienen denunciando vecinos y alcaldes de los municipios afectados, el fenómeno no hay que verlo únicamente desde el punto de vista cuantitativo.
En Polanco, Meruelo o Campuzano insisten en que las viviendas de 'okupas' se convierten en muchos casos en un foco de delincuencia y generan un clima de inseguridad a su alrededor. Los colectivos que se han formado para buscar soluciones en sus respectivas localidades tienen comprobado que son la excepción las ocupaciones que protagonizan familias sin recursos que por circunstancias de la vida no pueden pagar un alquiler y se ven abocadas a seguir en un lugar sin hacer frente a los gastos. Y mayoría las de los que entran por la fuerza a sabiendas de que el piso está vacío con el objetivo de instalarse allí.
Las estadísticas que ha facilitado el Gobierno de España a una pregunta parlamentaria de los diputados cántabros Elena Castillo y Diego Movellán (PP) dejan más claves interesantes. La primera, que es un fenómeno en alza. La serie histórica que proporciona el Ministerio de hechos denunciados ante la Guardia Civil y la Policía Nacional en Cantabria comienza en 2015. Ese año, se tuvo constancia -no quiere decir que no hubiera otros casos que no se notificaran- de 36 episodios. Antes de la pandemia, la curva fue incrementándose hasta los cerca de 90 casos anuales de 2018 y 2019. Y ahora, tras el parón que supuso el covid -52 ocupaciones en 2020-, el fenómeno vuelve a estar en alza. Solo hay información de lo que ocurrió entre enero y septiembre de 2021, pero en esos nueve meses hubo 78 nuevas ocupaciones. Si la tendencia hubiera continuado así hasta diciembre el último año se habría alcanzado una cifra récord. Es decir, que el aumento de las protestas y las movilizaciones vecinales tiene una justificación a tenor de los números oficiales.
Diez de los 102 municipios cántabros concentran el grueso de los episodios, contra los que se vienen movilizando los vecinos
El Gobierno central no tiene datos del número de desalojos de emergencia con medios policiales
SIN INFORMACIÓN
La segunda clave tiene que ver con la respuesta a las ocupaciones. En concreto, la respuesta judicial a las ocupaciones. El Ejecutivo nacional, en la misma respuesta al PP, proporciona los datos que maneja el Punto Neutro Judicial del Consejo General del Poder Judicial, en el que se especifica que en Cantabria se cerraron 27 juicios orales entre el primer y el tercer trimestre de 2021 por este tipo de episodios. Es decir, que por cada tres casos que se conocieron entre enero y septiembre, solo uno tuvo una resolución judicial. Lo anterior significa que hubo una sentencia, pero no que esta fuera favorable para los denunciantes. Por otra parte, el Gobierno reconoce que no tiene información sobre el número de viviendas desalojadas de forma rápida a través de actuaciones policiales en la comunidad autónoma.
Hay que tener en cuenta que las resoluciones de un año no tienen por qué corresponder a hechos denunciados ese mismo ejercicio. Más bien todo lo contrario. La norma habitual es que los plazos se dilaten más de lo que les gustaría a los afectados. Especialmente cuando, como ocurre en la región, los propietarios de las viviendas ocupadas son en su mayoría bancos, que tardan en reaccionar a la hora de denunciar. Eso dificulta el desalojo inmediato y hace casi inevitable que el caso lleve a la vía judicial.
Esa proporción de una a tres es similar a la de la serie histórica de la comunidad autónoma y sensiblemente más elevada a la media nacional: en España entre enero y septiembre de 2021 hubo 13.389 casos de ocupación conocidos y únicamente se emitieron 2.506 resoluciones judiciales.
27resoluciones judiciales por ocupación hubo entre enero y septiembre de 2021 en la región
Por comunidades autónomas, las prácticas okupas se reparten de forma heterogénea. El ranking nacional lo encabeza Cataluña con 5.689 denuncias, casi el 40% de los casos puestos en conocimiento de las autoridades policiales. Le siguen el resto de comunidades con mayor población como son Andalucía, Valencia y Madrid. La tabla la cierra la más pequeña (La Rioja), pero resulta curioso que el Principado de Asturias, con el doble de habitantes que Cantabria, registre un menor número de casos. «El Gobierno de Sánchez lleva meses amparando la ocupación con varios Real Decreto Ley, suspendiendo lanzamientos durante el estado de alarma e impidiendo expulsar a los okupas de una vivienda cuando entren sin intimidación o violencia sobre las personas», lamenta la diputada Elena Castillo, que a lo anterior suma que la nueva Ley de Vivienda que se está en tramitación en el Congreso, además de ser «intervencionista, sectaria e ineficaz, blanquea la ocupación».
«La ocupación no es de derechas ni de izquierdas, es un problema transversal de todos los españoles», afirma la popular, que entiende que el Gobierno no mueve ficha porque depende de sus socios racidales.
Por localidades
En los últimos meses, los casos de ocupación en Cantabria se han concentrado, básicamente, en diez municipios: Bárcena de Cicero, El Astillero, Meruelo, Santander, Torrelavega, Polanco, Argoños, Arnuero, Hazas de Cesto y Santa María de Cayón. A finales de año también entró en esa lista Penagos. Allí se vivió un episodio curioso cuando un grupo de desconocidos irrumpió en el barrio de Pino de Penagos para desalojar a una pareja que se instaló en una vivienda deshabitada. La Guardia Civil apuntó a una empresa dedicada a expulsar a okupas. Al menos hay dos funcionando actualmente en la región que han participado al menos en doce 'liberaciones' de viviendas.
«El señor Revilla, como máximo representante de los regionalistas, se ha convertido en avalista de este gobierno de socialistas y comunistas al no ejercer su poder para frenar el intervencionismo, la ocupación y la inseguridad que acecha a los cántabros. La vivienda es una materia de titularidad autonómica y esta ley limita la competencia de las comunidades autónomas, pero a Revilla no le preocupa ni el ataque a la propiedad privada ni a sus competencias», concluyen desde el PP.
Los cambios legales frente a los okupas, fuente de roces en el bipartito
El problema de la ocupación ilegal de viviendas ha sido una tónica en los debates parlamentarios durante los plenos de la Cámara autonómica a lo largo de esta legislatura. Los cinco grupos con representación han llevado al hemiciclo el tema en distintas ocasiones con diversas proposiciones no de ley promovidas por el PRC, el PP y Ciudadanos.
De una u otra manera, en ellas se instaba al Gobierno de España a introducir cambios normativas que facilitaran el proceso que tienen que seguir los afectados para recuperar sus inmuebles y evitar problemas de convivencia. Un asunto que volvió a mostrar las diferencias de criterio que existen en asuntos de índole nacional entre los dos socios del Gobierno de Cantabria.
Mientras que los regionalistas han venido apoyando estas medidas –la iniciativa propia la defendió Rosa Díaz, alcaldesa de Polanco, una de las localidades que sufren esta situación–, los socialistas se han desmarcado. «Detrás de las ocupaciones hay mafias interesadas, pero también familias a las que el sistema ha expulsado», apuntaba Yolanda Algorri en uno de los últimos debates. La socialista decía en septiembre de 2020 que era «irrefutable»que esta práctica ilegal «ni se ha disparado ni es un problema», una afirmación que no encaja con los datos del Ministerio del Interior.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión