«Las mejores cuevas con pinturas están destruidas bajo el mar»
Manuel González Morales, del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas, habla en Ramales del papel de las cavidades para entender «el cambio climático»
Ramales de la Victoria cumple 16 años como sede de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC) consolidada como referente en lo ... que a las cuevas y el arte rupestre se refiere. En esta edición, la propuesta lleva por título 'Cavernas y mares del pasado. La prehistoria a la orilla del mar'. Un curso dirigido por el profesor emérito Manuel González Morales, integrante del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas. Desde ayer y hasta el jueves, expertos y alumnos se centran en el medio marino para subrayar «cómo el testimonio de los cambios de todo tipo en los océanos del pasado es esencial para entender el cambio climático global a largo plazo, y cómo ese testimonio se conserva en las cuevas, por todo aquello que sus pobladores metían en ellas».
Según González Morales, las cavidades «son un depósito estupendo, que conservan muy bien los sedimentos con la información del pasado». En esta evolución histórica, hay aspectos que no cambian. Como la querencia por el litoral a la hora de establecer los asentamientos. «En la actualidad, en torno a un 70 o 75 % de la población mundial vive en las zonas costeras. Lo mismo que en el Paleolítico, cuando también había esa predilección. En época glaciar, cuando hacía mucho frío, la zona cercana al mar siempre atemperaba las condiciones», explica el profesor.
Junto al factor ambiental, la pesca ofrecía un complemento nutricional a la caza y a la recolección. De ahí que los asentamientos humanos en las cuevas fuesen más frecuentes en las zonas bajas. «Hay que tener en cuenta que aquí, en el Asón, la línea de costa estaba entre 6 y 10 kilómetros más adentro. Las mejores cuevas con pinturas están ahora sumergidas y destruidas por el mar», subraya González Morales.
«Chupar» la información
La parte práctica del curso se centrará en explicar cómo se obtienen los datos de esos restos marinos. «Queremos que los alumnos entiendan cómo le chupamos la información a esas conchas, a esos caracolillos o a esas lapas tiradas en las cuevas, para que nos arrojen luz sobre el pasado», señal. En este sentido, el profesor González Morales avanza que el estudio de las capas de las conchas permite reconstruir las condiciones del agua del mar, en lo referente a temperatura y salinidad, de la época en que se conformaron. Una información que, comparada con las muestras actuales, «nos permite saber más sobre fenómenos como el cambio climático», concluye.
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