Ribamontán al Mar pide auxilio para poder erradicar los botellones en la playa de El Puntal
El alcalde reconoce que el municipio «no tiene medios» para hacer frente a un problema que crece de año en año
«No queremos esto», publicaba este lunes el Ayuntamiento de Ribamontán al Mar en sus redes sociales junto a las imágenes del botellón de la ... playa de El Puntal del pasado fin de semana y de la toda la basura que allí quedó abandonada como recuerdo de la gran juerga del verano. «Tras los sucesos acontecidos, con la quedada realizada en El Puntal de Somo, el Ayuntamiento de Ribamontán al Mar está totalmente en contra». Al anfitrión, como al dueño de una casa donde la fiesta se ha salido de madre, le tocó quedarse a recoger. «Agradecemos a los servicios de limpieza municipales, que han realizado un esfuerzo extraordinario para poder dejar los espacios, de nuevo, impolutos», como prueban las fotos del antes y el después.
«Nosotros solos no podemos afrontarlo», reconoce el alcalde, Francisco Asón, por más que desde las otras Administraciones le hayan recordado que suyas son las competencias tanto de gestión de los residuos como de orden público. Ya se lo dijeron el año pasado, cuando, por estas mismas fechas, la chavalería también tomó la playa para trasegar alcohol en todas las combinaciones imaginables tras cargarse de bolsas de bebida en los supermercados.
«¿Qué medios tenemos?», se pregunta Asón, y él mismo se contesta: «Tenemos tres policías, aunque en verano contratamos unos auxiliares, que no son policías. ¿Qué haces con eso? Nosotros no podemos afrontarlo», se lamenta. Dice que bastante ha tenido el Ayuntamiento con recoger toda la porquería acumulada. «Ha quedado bien, pero gracias a la labor de los empleados municipales y a gente que tenemos para el verano, que se pegaron una pechada de cuidado para dejarlo bien. La gente que tenía que ir a echar un capote al Derby (de Loredo), tuvo que dejar el trabajo para estar ahí. Hemos tenido que echar mano de todos los efectivos porque había muchísima porquería, y además todo tirado por todas partes, fatal».
Quizás la petición de auxilio del alcalde no habría encontrado tan rápida respuesta sin los vídeos y fotos del botellón del sábado, que circularon por todos los móviles, y que también han servido para que cualquiera haya advertido la magnitud del problema: así, a ojo, se puede calcular que se juntó más de un millar de personas junto al segundo chiringuito de El Puntal, que después formarían colas descomunales para coger en Somo la pedreñera que les llevara de vuelta a Santander. Un dato: si el servicio de Los Reginas termina habitualmente a las nueve y media, ese día estuvieron trabajando tres horas más.
A la espera de que el nuevo equipo de la Delegación de Gobierno se instale y comience a funcionar, Asón ya tiene comprometida una reunión con los consejeros de Medio Ambiente, Roberto Media, y Desarrollo Rural, María Jesús Susinos, los únicos departamentos del Ejecutivo cántabro que, en el sutil mundo de las competencias, pueden verse afectados por esas tremendas aglomeraciones de jóvenes en la playa.
Roberto Media traslada a la Delegación del Gobierno la responsabilidad de impedir los botellones
Ecologistas en Acción advierte de que estas concentraciones ponenen riesgo el ecosistema
El propio Media insistía este martes en que es la Delegación de Gobierno la que debe aportar los «medios necesarios» y las «soluciones» para evitar el macrobotellón de El Puntal, sobre todo cuando «es una cosa que se sabe previamente que va a pasar».
Según manifestó, se trata de unos encuentros que «se prevén con tiempo, no se producen de un día para otro», al estar convocados por jóvenes a través de las redes sociales, «en muchos casos desde Madrid».
El consejero reconoció estar «muy preocupado» por lo sucedido, y de ahí su disposición a reunirse, junto a Susinos, con el regidor de Ribamontán al Mar para analizar su escaso margen de actuación –en los ámbitos de espacios naturales y transporte marítimo–, para impedir que esta misma situación vuelva a repetirse.
Eso último es lo que resulta más difícil. «Parece ser que en agosto ya están convocando alguna otra», admitía Media. «Vamos a intentar evitarlas porque no es, tampoco, ninguna buena imagen para el turismo» que se quiere promocionar desde Cantabria.
Este sábado, botellón
«Este sábado va a haber botellón», afirma, tajante, José García, responsable del chiringuito El Capricho, que el pasado fin de semana se vio rodeado por la muchachada. «Quizás no venga tanta gente, pero si hace bueno, seguro».
Frente a las críticas de quienes piensan que el establecimiento está haciendo el agosto –en julio– a cuenta de estas muchedumbres, García asegura que, por el contrario, son «perjudicados». «Que vengan a manchar la playa, a atascar los baños, a dejarlo todo lleno de mierda... El sábado cerramos a las once y media, y hasta las tres y media hemos estado limpiando todos la zona: no había un metro cuadrado sin mierda».
A la búsqueda de soluciones para una cuestión compleja
Si fuese tan sencillo atajar el fenómeno del botellón no existiría ese problema, del que no hay sitio que se libre. Para el caso de El Puntal, las soluciones populares que se proponen son tan imaginativas como revisar las mochilas y bolsas de los viajeros de las lanchas antes de subir a bordo –si hay alcohol, fuera–, y controlar las idas y venidas de las motoras, por si se trata de taxis piratas, aunque la más aplaudida es también la más clásica: Guardia Civil y multa.
Con esa fórmula tan simple se puso freno hace cuatro años a una situación parecida en Noja: eran aún tiempos de restricciones por la pandemia y los chavales, con ganas acumuladas de pasarlo bien y un poco asilvestrados, tomaban todas las semanas la playa de Ris hasta el amanecer. El punto crítico se alcanzó un sábado de julio en que esos mismos jóvenes se liaron a botellazo limpio contra las fuerzas del orden, que llegaron a practicar casi una veintena de detenciones (fue un verano movido para la Policía Local, que impuso medio millar de multas por beber en la vía pública). El milagro lo obró el refuerzo de 16 efectivos de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (Usecic) de la Guardia Civil de Cantabria, que, de manera muy convincente, obligaba a los jóvenes que se dirigían a la playa a darse media vuelta.
«El año pasado, por estas mismas fechas, pasó lo mismo. Este, aprovechando que era la Semana Grande, ha venido todavía más gente, y el próximo año habrá más si no se hace nada. El año pasado llamamos más de diez y quince veces a la Guardia Civil, para que vean que tomamos cartas en el asunto, pero nadie hace nace nada. Ahora mismo acaban de estar por aquí los de Costas y dicen que no tienen competencias», concluye José García.
También las asociaciones conservacionistas han reaccionado tras el episodio del sábado. «Este fin de semana hemos sido testigos de un hecho lamentable que vuelve a poner en riesgo la salud de nuestros ecosistemas costeros: una concentración masiva de jóvenes en El Puntal para consumir alcohol y ¿divertirse?, dejando tras de sí toneladas de residuos. La imagen, segundo año en estas fechas, es inadmisible. Un espacio natural convertido en un 'mierdal', con botellas, plásticos, restos de comida y colillas dispersos por la arena», ha manifestado Ecologistas en Acción a través de un comunicado.
Este colectivo reclama colaboración institucional de los ayuntamientos, de los gestores del espacio protegido, de Demarcación de Costas, de la Guardia Civil y de asociaciones ambientales, que «deben trabajar de manera coordinada para evitar que se repitan estas situaciones».
También exige «sanciones ejemplares» y responsabilidad «compartida». «Los actos que atentan contra el litoral no pueden quedar impunes. Es preciso aplicar la normativa con rigor, incluyendo multas y la obligación de participar en tareas de limpieza».
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