La Picota. Mi lugar favorito y el espectacular paisaje que nos inspiró dónde queríamos vivir
José Luis Arroyo
Jueves, 31 de julio 2025, 07:09
Hay lugares que se quedan grabados para siempre en la memoria. Lugares que no solo recuerdas por su belleza, sino por lo que despertaron en ... ti. Para mí, La Picota es uno de esos lugares. Si alguna vez has paseado por Liencres o te has dejado caer por las playas de la zona, seguro que la has visto. La Picota es uno de esos rincones que sorprenden, no solo por las vistas que ofrece, sino también por la historia que guarda y el aire de misterio que la envuelve.
El personaje
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El responsable de una reserva de vida Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca y Especialista en Hematología y Hemoterapia, José Luis Arroyo lleva las riendas del Banco de Sangre y Tejidos de Cantabria, en el que, entre otros hitos, lideró la ampliación del Banco de Tejidos, la creación del Banco de leche, así como la creación de la Unidad de Producción de Terapias Avanzadas.
Subir a La Picota no requiere ser un gran senderista. El camino es bastante asequible y en menos de media hora desde Mortera o Liencres, estás arriba. Eso sí, prepárate para quedarte con la boca abierta cuando llegues. Yo lo descubrí hace exactamente 19 años, en la primera excursión familiar que hicimos recién llegados de Salamanca. Recuerdo perfectamente el día: el cielo despejado, el aire fresco de mayo, y esa mezcla de emoción y curiosidad al comenzar a caminar por un sendero que no conocíamos. Subimos desde Mortera, por un camino que se adentra entre pinos y helechos, y cuando llegamos arriba, todo se abrió de golpe: la Costa Quebrada extendiéndose hacia el oeste, con sus formaciones rocosas imposibles, las playas salvajes de Canallave y Valdearenas, los acantilados que parecen retorcerse sobre sí mismos. Abajo, la ría de Mogro (Abra del Pas) se deslizaba tranquila entre marismas y campos verdes, y más allá, los Picos de Europa cerraban el horizonte. Fue un impacto. Como si la naturaleza nos dijera: «Esto también puede ser vuestra casa» y, efectivamente, ese día decidimos que queríamos vivir en Liencres.
Pero La Picota no es solo un sitio bonito para sacar fotos o ver la puesta de sol a 200 metros de altura. Allí arriba también encontraremos un vértice geodésico, junto con numerosos restos defensivos de la Guerra Civil (búnkeres, trincheras, nidos de ametralladoras…) que se extienden hasta el vecino Monte Tolio y las huellas de lo que un día fue una torre fortificada (Castillo de Liencres) que coronaba la colina (hoy se aprecia lo que fue la torre y el foso, y está considerado yacimiento arqueológico).
Cuatro básicos
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Imprescindible Es una ruta sencilla que se puede hacer todo el año, pero me gusta especialmente en primavera.
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Dónde comer Por la zona hay muchos sitios excelentes donde picotear en terraza o comer con mantel. En Liencres, me quedo con las croquetas de El Burdo o las rabas y quesucos del Bellota y Garnacha.
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El selfie No hay que pensar mucho. Cualquier foto en la Picota es espectacular. Imposible que salga mal.
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No olvides.. Llevar agua y una chaqueta o sudadera, especialmente si planeas disfrutar del atardecer en la cima; por supuesto, si tienes suerte y el día está soleado, protección solar.
Además, toda la zona está dentro del Parque Natural de las Dunas de Liencres y la ría del Pas, lo que significa que la naturaleza que rodea la ruta es una maravilla. En primavera y verano, los verdes lo inundan todo, y en otoño los atardeceres parecen sacados de una postal.
Si buscas un plan tranquilo, con un poco de historia, paisajes increíbles y ese puntito de aventura sin complicarte la vida, La Picota es perfecta. Puedes completar la ruta yendo hasta el Monte Tolio, bajar a la playa de Valdearenas o Somocuevas y darte un chapuzón… o simplemente sentarte arriba con un bocata y dejarte llevar por las vistas.
No sé cuántas veces habré subido ya a La Picota. Lo hago cuando necesito aire, perspectiva o simplemente recordar de dónde vengo y porque estoy aquí. A veces subo solo, otras con amigos, con visitas, con gente a la que quiero mostrar lo que significa vivir aquí. Y siempre ocurre lo mismo: al llegar arriba, el corazón se ensancha, el paisaje te abraza, el viento te limpia la mente, y uno se reconcilia con todo.
Por todo eso, La Picota es mi lugar favorito de Cantabria.
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