«Los niños con diabetes de Cantabria son los únicos del país sin acceso al glucagón nasal»
La Asociación de Diabetes denuncia que Sanidad no financia este fármaco que reemplaza a la inyección para tratar la hipoglucemia, cuando hay 150 menores que cumplen los requisitos
«Cantabria vuelve a quedarse a la cola en el tratamiento de la diabetes. Lo que está pasando con los niños no hay por ... dónde cogerlo, es indignante», denuncia Aureliano Ruiz, presidente de la Asociación de Diabetes en la región, que ha visto como a lo largo del último año «todas las comunidades, salvo Cantabria», han incorporado a la financiación pública el fármaco autorizado por el Ministerio de Sanidad que sustituye la inyección de insulina (15 milímetros de aguja) en caso de una hipoglucemia grave (bajón de azúcar) por un sencillo inhalador nasal, comercializado con el nombre de Baqsimi. «Para las familias supone pasar de la noche al día», añade Cristina Naranjo, endocrina infantil del Hospital Valdecilla, que reivindica la prescripción de este fármaco del 'por si acaso' que cuesta 100 euros y ahora los padres se pagan de su bolsillo.
«Mi trabajo y mi responsabilidad es que nunca necesiten ese medicamento», señala la doctora, porque significará que la enfermedad está bien controlada, pero «deben disponer de él por si algún día les hiciera falta, ya que el tiempo es un factor clave para evitar secuelas neurológicas en caso de que un niño empiece con convulsiones o pierda el conocimiento. Cuanto más minimices ese episodio, mejor». Y la diferencia es clara: «El kit inyectable, que es el que se emplea ahora, tiene que estar en la nevera. En caso de que el niño tenga una hipoglucemia, tienes que ir corriendo a buscarlo, disolver el Glucagen, mezclarlo, cargar la inyección y pinchar. Instruimos a los padres para que estén preparados para esas situaciones de estrés», indica Naranjo. «Pero ahora existe la posibilidad del Baqsimi, un spray que colocas en la nariz y ya está. Imagínate lo que supone, por ejemplo, si a tu hijo le ocurre una hipoglucemia en el colegio; como padres es un alivio tener esa garantía. Aunque, insisto, ojalá no lo usen nunca».
Glucagón nasal es un fármaco enn formato pulverizador portátil, listo para su uso (una dosis), que no necesita reconstitución como la versión en inyectable (jeringuilla).
Baqsimi
Cuando el Ministerio de Sanidad aprobó este fármaco estableció como requisitos que sus destinatarios debían ser menores de 18 años, estar en tratamiento con insulina o tener alto riesgo de hipoglucemia grave con pérdida de consciencia -circunstancias que cumplen unos 150 pacientes en Cantabria, según la Asociación-.
Sin embargo, la realidad es que en la región se ha concedido de forma excepcional, como confirman desde la Consejería de Sanidad. La Dirección de Ordenación, Farmacia e Inspección admite que «son muy pocos» los tratamientos autorizados, porque «un alto porcentaje de las solicitudes no cumplen con los requisitos exigidos» -aquí reducen el rango de edad de 4 a 18 años, excluyendo a los más pequeños-. El argumento que exponen es que «se trata de un medicamento de financiación restringida a través del visado de inspección médica» y sostienen que recientemente «se ha revisado el circuito de prescripción, visado y dispensación» con la idea de mejorar la información en la historia clínica de los pacientes para «garantizar que el visado es acorde con los criterios establecidos por el Ministerio».
Unas explicaciones que Aureliano Ruiz, interlocutor en esa reunión con Sanidad, traduce «en que no van a hacer nada, mientras el resto de comunidades ya se lo están dando a los niños con diabetes tipo 1. Todos tienen el riesgo de hipoglucemia en cualquier momento, por un descuido o un mal control, pero desde Inspección insisten en que no es así. Es incomprensible», dice el presidente del colectivo.
Una opinión que comparte Naranjo: «No encuentro motivos para no autorizarlo. Si se financia uno por paciente, que sería lo mínimo, hablamos de 8.000 euros anuales de gasto (el fármaco, de un solo uso, tiene una duración de dos años), una miseria que puede salvar vidas».
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