Noches de baile en las discotecas, pero ¿a distancia y con mascarilla?
El ocio nocturno se acerca a la normalidad con la recuperación de las pistas, antes ocupadas por mesas, y gente de pie en las barras aunque aún es obligatorio el tapabocas en interiores
Hace meses las pistas de baile de los bares y discotecas se llenaron de mesas. Consumir de pie o moverse al ritmo de la música ... estaba prohibido y la única opción para los locales de ocio nocturno fue colocar sillas y animar a la gente a pasar la noche sentada. Como ocurrió en otras tantas situaciones, el covid obligó a cambiar el modelo de ocio. Y así ha sido hasta este jueves, cuando entró en vigor la última resolución de la Consejería de Sanidad. Un documento que eliminó las restricciones vigentes en la región. Casi todas porque sigue siendo obligatorio usar mascarilla en interiores y también en exteriores cuando no pueda mantenerse la distancia de seguridad. Aunque a veces la relajación de medidas invite al olvido. Este paso ha permitido a la noche cántabra acercarse a la normalidad al recuperar las pistas de baile y el horario completo según la licencia.
En concreto, este ha sido el primer fin de semana con bailes. Una noche que ya se parece a las fiestas de hace veinte meses. Aunque la del viernes no estuvo especialmente animada en algunos bares de Santander. Eso sí, hay un grupo de población que no dudó en echarse a la pista: la gente joven. Quienes llenaban la calle eran, en su mayoría, adolescentes. En zonas como la plaza Cañadío se notó sobre todo en que ya no hay limitación de personas por mesa. Aunque los bares de la plaza siempre han lucido igual de llenos.
Los locales más populares fueron algunas de esas discotecas que han estado con la persiana bajada durante meses. Ubicarlas resultaba fácil. Bastaba levantar la mirada y fijarse en las colas de chavales que esperaban en la puerta para entrar. Como en la sala Rocambole, en la calle Hernán Cortes de la capital cántabra. Pasada la medianoche del sábado decenas de jóvenes mostraban su DNI al portero antes de lanzarse de nuevo a la fiesta. Y a unos siete minutos de allí, en Casimiro Sainz, la sala Summun podía presumir de un ambiente similar. Fuera, grupos de jóvenes aprovechaban para fumar o charlar mientras dentro el resto llenaba los locales.
Hasta ahí todo bien. Lo que muchos olvidan es que sigue vigente la obligación de llevar la mascarilla en interiores. Un elemento que, en general, brilla por su ausencia. Y no sólo entre los más jóvenes. Aquí no hay franja de edad que se libre. Una conclusión a la que resulta fácil llegar para cualquiera que se haya asomado a los establecimientos del centro de la capital. Menos movimiento se percibía en algunos bares de la calle del Sol o Menéndez Pelayo. Tampoco para la Policía Local fue una noche de trajín. Transcurrió con normalidad y sin incidencias reseñables, según informó el Ayuntamiento.
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