La nueva forma, más barata, de hacer turismo de autocaravana
La Policía de Ribamontán al Mar detecta «un aumento significativo» de coches con tiendas de campaña instaladas sobre su techo
Que levante la mano el primero que no se ha echado una cabezada en el coche alguna vez: sólo un ratito después de haber engullido ... un cocido en algún pueblo remoto, o en cualquier apartadero de la carretera después de una noche dura, o mientras se esperaba a que el abuelo saliera de la consulta en la clínica de los Vega en Oviedo. Por lo general, el coche tampoco da para más, y por mucho que se reclinen los asientos siempre resultan bastante incómodos. Hasta hoy.
La fiebre de las autocaravanas, que escaló a la categoría de epidemia con la pandemia, valga la cacofonía, ha popularizado la idea de viajar con la casa a cuestas, con ese etcétera, etcétera de naturaleza, espacios abiertos y libertad, aunque muchos caravanistas opten por unas vacaciones al uso, en cualquier zona turística, esquivando el sablazo del hotel de turno durmiendo en su propio vehículo.
Es habitual que los propietarios de autocaravanas y furgonetas camperizadas –adaptadas a ese uso, podríamos decir–, se revuelvan ante la mera sugerencia de que pertenecen al segmento del turismo pobretón, con el argumento contundente del precio de sus vehículos, realmente una barbaridad.
Sirva esta larga introducción para llegar al meollo del asunto: finalmente, se ha conseguido cumplir el sueño de quienes querían dormir a pierna suelta en el coche y vivir las mismas sensaciones de un autocaravanista con cuatro euros. La Policía Local de Ribamontán al Mar ha publicado en Facebook la foto de un coche con una tienda de campaña instalada sobre el techo –y con el correspondiente cepo en las ruedas, para que no escape de pagar la multa–, explicando que este verano han detectado «un aumento significativo» de vehículos equipados con estos ingenios, «especialmente de turistas extranjeros», que, con candidez, creen que de esa manera escapan de la prohibición de acampar o pernoctar fuera de los espacios habilitados.
En concreto, el último coche multado por la Policía de Ribamontán tiene adosado el modelo Roof Top MK500 de Quechua, a la venta por 1.359,99 euros en Decathlon, ideal para dos personas, aunque hay otras opciones para familias con más miembros, como puede consultarse en su web.
El sector de la camperización económica ofrece otras posibilidades, como el invento denominado Omnity, una especie de somier plegable que se coloca sobre los asientos reclinados del coche, sobre el cual va el colchón, teniendo en cuenta que si se dispone de un modelo ranchera se podrá estirar más, y si se tiene, por ejemplo, un Mini, habrá que dormir con las piernas encogidas. Con 690 euros, un sueño reparador sin bajarse del coche.
Otra opción, el Carsule, una cabina desplegable que se engancha al maletero del coche, como una habitacioncilla de plástico con la que el automóvil adquiere apariencia de caracol. Ahora mismo no está disponible en Amazon, pero el fabricante, estadounidense, lo vende por 379 dólares, mientras no cambien los aranceles.
Un último detalle: conviene distinguir entre dormir en el coche y acampar. El acampamento, que implica la instalación de tiendas textiles o el uso de equipos específicos para pasar la noche sobre el vehículo (y no exclusivamente dentro de su habitáculo), está generalmente prohibido en áreas urbanas o espacios públicos no habilitados específicamente para ello. Con eso se intenta evitar que haya ocupaciones dilatadas de los bienes de todos, así como la posible generación de problemas de higiene o seguridad.
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