«Pediremos gobernar y aunque Buruaga prefiera al PRC, hará lo que diga Madrid»

-¿Qué razones le han dado para convertirle en presidente?

-No me dieron muchas más explicaciones. Opciones había casi 900, porque podía ser cualquier afiliado y no hacía falta ser miembro del Comité Ejecutivo.

-Por su trabajo más pegado a Cantabria, probablemente el líder de Vox más conocido es Cristóbal Palacio y el partido ha desechado esa opción.

-Cristóbal es nuestro portavoz en el Parlamento. Está haciendo una gran labor y tenía las mismas opciones que tenía yo.

-¿Representan ambos las dos corrientes de Vox? ¿Hay dos formas de ver el partido?

-En absoluto. Tenemos un partido muy cohesionado. Cada uno de nosotros hacemos nuestra labor donde estábamos y siempre magníficamente coordinados por el anterior presidente, Ricardo Garrudo. A Garrudo quiero hacerle un reconocimiento por su labor. Hace cuatro años éramos cuatro gatos en Vox y él lo ha llevado a cotas inimaginables. Estamos implantados en más del 40% de los municipios y eso se lo debemos a él. Es una persona con una cabeza muy bien amueblada y ha logrado organizar muy bien el partido, pero ahora se dedicará a sus empresas porque entiende que su labor ya ha terminado.

-Garrudo se va para dotar al cargo de un perfil más político. ¿En qué se va a notar este cambio?

-Mi idea es continuar la labor de implantación, porque es verdad que nos queda llegar al 60% de los municipios. A partir de Navidad nos dedicaremos en cuerpo y alma a las elecciones. Hay que preparar las diferentes candidaturas y los cabezas de lista al Parlamento y al Ayuntamiento de Santander se conocerán en breve.

-¿Su elección implica que también será el candidato a la Presidencia de Cantabria?

-Parecería lógico, pero no es obligatorio. Soy una persona disciplinada y estoy a disposición del partido, pero estoy contento en el Congreso. Creo que estoy haciendo una buena labor defendiendo a Cantabria. José María Mazón se arroga para sí esa representación de la región, pero somos cinco diputados y yo soy uno de ellos.

-Decide Madrid, pero ¿qué le gustaría a Emilio del Valle?

-Personalmente, me gustan ambos ámbitos. Para mí es un honor representar a los cántabros en Madrid y también lo sería en el Parlamento de Cantabria. Yo ya estuve en la política regional y he desempeñado muchos cargos en el Gobierno autonómico. Sí noto que mi experiencia en la Administración me ha servido para desempeñar mi tarea en el Congreso.

-¿Cuál es el perfil adecuado?

-Alguien con experiencia en gestión, que conozca a fondo los problemas de la región y que sepa defender las ideas en el Parlamento. Con ese perfil tenemos a muchas personas. Con gran formación y experiencia. Aunque mucha gente no lo sabe, tenemos bastantes afiliados que han estado en cargos con otros partidos, que se cansaron, se dieron de baja y llegaron a Vox.

-¿Por ejemplo...?

-No voy a dar nombres (ríe), pero tenemos personas muy buenas, que están colaborando de forma discreta y que perfectamente pueden ser candidatos.

-Vox hace una fuerte apuesta por el mundo rural. ¿Ahí estará su granero de votos?

-No por cosechar granero. La realidad es que, a nivel nacional, quien defiende al mundo rural es Vox. Tenemos miles de iniciativas referidas a temas concretos. Nosotros, lo que llaman la España vaciada, la llamamos la España abandonada, porque durante años es lo que han hecho. Hasta los problemas de incendios forestales se deben a ese abandono y esas normas que hacen de acuerdo a la nueva religión climática. Esos mantras ecologistas radicales de izquierda absurda que no permiten, por ejemplo, que el ganado esté en los montes para limpiarlo.

-¿Por qué es mejor que el líder y el candidato lo elija Madrid que los militantes?

-Hasta hace unos meses, teníamos una elección por parte de los afiliados. Una especie de primarias, que acaban ocasionando problemas. Lo vimos en el PP con Diego y Buruaga, que provocó una herida que sigue abierta. En las últimas primarias de Vox en Cantabria ganó Garrudo y la gente que intentó una candidatura alternativa ahora está colaborando. Aquí no ha pasado, pero hay provincias en las que Vox sí ha tenido verdaderos problemas, por eso se modificó.

-Si Diego hubiera ganado ese congreso, ¿usted y otros de los que se fueron seguirían en el PP?

-Yo ya estaba retirado y volví a la política por Diego, pero yo no me fui del PP por ese cisma. Influyó, pero me fui porque Rajoy no modificó la normativa de violencia de género o memoria histórica de la época de Zapatero, como prometió. El PP se dedicó a la economía y con una subida de impuestos bestial al revés de lo prometido.

-Le tocará diseñar las listas municipales. ¿Vox busca candidatos en otras formaciones?

-Nunca hemos tanteado a nadie que no se haya acercado a nosotros antes de alguna manera. No vamos a buscar a nadie de otros partidos. Sí hemos hablado con gente que se ha acercado.

-Entre los motivos que da Revilla para seguir está frenar a Vox.

-Le conozco porque cuando yo fui consejero de Presidencia con el PP él lo era de Obras Públicas. Como quiero mucho a Aurora, su mujer, le recomendaría que, a punto de cumplir 80 años, le animara a irse a casa. Me duele cuando la gente fuera de Cantabria le ve por la televisión y dice que hace el ridículo. Me da rabia que se rían de mi presidente. Muchos de los que le aplaudían ya están hartos de verle y de sus payasadas.

-¿Qué condiciones pondrán al PP para un pacto poselectoral?

-Una de las cosas es la reducción de las subvenciones a sindicatos y partidos. Otra línea roja son las leyes ideológicas y de memoria histórica.

-Y entrar en el Gobierno...

-Evidentemente. Lo que pasa es que si la candidata del PP es Buruaga y Revilla le tienta... Hace falta un Vox fuerte para que pueda gobernar con el PP, que es la única opción de echar a Revilla y acabar con este gobierno socioregionalista, porque Revilla hace las políticas de Sánchez.

-¿Piensa que Buruaga prefiere al PRC que a Vox?

-Buruaga hará lo que le digan desde Madrid, pero que no le importaría gobernar con el PRC, seguro. Lo prefiere, pero dependerá de todos los pactos nacionales.