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«Nunca antes se había trabajado tanto en nuestros hospitales». Es una de las conclusiones que destacó el viernes el consejero de Salud, César Pascual, ... cuando presentó el balance de 2024 de las listas de espera, en el que por primera vez se aprecia «un cambio de tendencia» para atajar un atasco histórico. Baja la demora para las operaciones, para las primeras consultas con el especialista y para las pruebas diagnósticas, aunque el volumen de actividad asistencial que soporta el Servicio Cántabro de Salud (SCS) es «brutal».
Hasta el punto de que en 2024 se alcanzaron cifras récord. El primero, el de las cirugías: 39.126 pacientes fueron operados el año pasado, 4.000 más que el anterior (35.181). De ellos, 6.049 por la vía urgente –estos, por tanto, no pasan por la lista de espera– y 33.077 por la programada (esperando su turno). En la segunda parte es donde tiene su efecto la maquinaria del plan de choque de Sanidad.
Para desatascar el embudo acumulado durante años solo hay un camino: aumentar la actividad (y la dotación presupuestaria para sacarla adelante). Con respecto a 2020, el año pasado se realizaron 10.000 operaciones más, creciendo desde entonces a un ritmo de 2.000 anuales. Pues bien, en 2024, ese trabajo extra se duplicó gracias a las peonadas por las tardes, pero también al mayor rendimiento en los quirófanos en la jornada de mañana. Y si suben las cirugías es porque previamente los facultativos especialistas han visto un mayor número de pacientes. Segundo récord: 1.167.136 consultas externas atendidas en los hospitales –las de Atención Primaria se cuentan aparte–, entre primeras (cuya evolución se controla en los informes de listas de espera), sucesivas y revisiones, un 5% más que en 2023. Esa cifra gigantesca supone una media de dos citas por habitante.
16.925 pacientes
en lista de espera quirúrgica al cierre de 2024 en el Servicio Cántabro de Salud
956.636 pruebas
diagnósticas recoge el balance de actividad hospitalaria, que crece un 6%
Y la cadena sigue. A más consultas, más pruebas para ayudar a determinar el diagnóstico. Y llegar a él «lo antes posible» es el gran objetivo del plan de reducción de las listas de espera. Por eso, el consejero se mostraba contento en la presentación de los datos, porque se está consiguiendo que «la gente espere menos». En este eslabón reside el tercer récord: 956.636 pruebas se contabilizaron el año pasado –un 6% más–, donde la estrella es la ecografía, seguida del escáner (TC) y la resonancia magnética. Esta presión asistencial tan abultada repercute no solo en el área de Radiodiagnóstico, sino en todos los servicios centrales de los hospitales (laboratorios de Análisis Clínicos, Microbiología y Anatomía Patológica, Farmacia, Urgencias...).
Aunque en 2024 fueron operadas más de 39.000 personas –sin incluir los trasplantes, que son en torno a 250, entre órganos y tejidos–, aún quedan en la lista de pendientes otros 16.925 (cifra de corte al cierre de año). Ese movimiento de entradas y salidas ahora empieza a equilibrarse, según los cálculos del SCS.
El grueso del incremento de la actividad quirúrgica se refleja en los procesos más frecuentes. Así, la intervención más repetida, a gran distancia de las siguientes, son las cataratas. Los oftalmólogos realizaron 5.869 intervenciones, lo que evidencia el peso del envejecimiento poblacional. Después, figuran las hernias (1.553), en sus diferentes versiones, de las que se encarga Cirugía General, y las operaciones de rodilla (1.015) y cadera (909), terreno de los traumatólogos, la especialidad que históricamente maneja el mayor número de pacientes y, en paralelo, encabeza siempre las listas de espera. Además de las prótesis, las intervenciones de muñeca suponen otro porcentaje importante de su actividad, igual que las artroscopias (colocación de placas, tornillos o agujas de fijación en huesos).
El repaso por especialidades permite comprobar que lo que más operan los urólogos es la vejiga, aunque el segundo proceso que más realizan son las vasectomías.Y seguido, aunque en menor medida, fimosis y próstata. Entre los cirujanos cardiovasculares, que también tienen un papel clave en los trasplantes, la intervención más frecuente son las varices. Los ginecólogos, por su parte, programan sobre todo operaciones de útero y de mama. En el servicio de Neurocirugía, su actividad quirúrgica principal se centra en la columna; y en Dermatología, en patología benigna y maligna de piel, especialmente en la cara.
Los problemas de mandíbula y nariz son los que más trabajan los cirujanos maxilofaciales, mientras que en el servicio de Cirugía Plástica se reparten entre reconstrucciones mamarias y las intervenciones en el rostro. Entre los otorrinos, las amígdalas se llevan la palma, junto con adenoides y correcciones nasales. Estos son solo algunos ejemplos de las operaciones que más volumen representan en este año de récord.
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Ana del Castillo
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