«El robo de aceite es a diario y con amenazas»

El precio del aceite de oliva se ha triplicado en solo un año. Por ejemplo, hace catorce meses una botella de litro de la marca Kel costaba 4 euros y hoy cuesta 14,5 euros. La garrafa de cinco litros supera los 60 euros. Incluso las marcas blancas, que siempre están a precios más ventajosos, ya están casi en los 10 euros por litro.

A pesar de la subida del precio, en Cantabria no se ha notado una caída del consumo. «El aceite se sigue vendiendo al mismo ritmo. Es un producto al que estamos muy acostumbrados y está en la cesta diaria de todos los clientes», señala José María García Suárez, encargado del supermercado BM situado en la calle Josefina de la Maza. «Hace mucho que los robos de aceite se viene sucediendo. Desde que el precio se disparó hay una escalada de robos de botellas en los lineales. Por eso hemos decidido alarmarlos y así tener controlada la mercancía», continúa García. «Colocamos la alarma en cada una de las botellas que está por encima de cierto valor: los 10 euros, precio al que ya están casi todas las de aceite de oliva, e incluso, el refinado de aceite de oliva y la marca blanca, que también le ponemos alarma», añade el encargado. «Se podría decir que es un artículo casi de lujo que está muy demandado por los amigos de lo ajeno», sentencia.

El jueves, la Guardia Civil detuvo cerca de Castro Urdiales a tres jóvenes por el supuesto hurto de 100 litros de aceite de oliva, que llevaban en su coche cuando huían, 25 de los cuales fueron sustraídos en un supermercado Lidl de Laredo, según ha podido confirmar la investigación. Pero los ladrones también actúan a pequeña escala y, cuando esto ocurre, es más fácil quedar impune, de manera que los que cometen el pillaje «son reincidentes», como advierten dos dependientas del Lupa de Rualasal.

«Mira, en el suelo se puede ver que han arrancado alarmas y están todas esparcidas por aquí», señalan en referencia a los dispositivos de tipo pegatina blanca que emiten un pitido si no se desconectan al pasar por caja. «Cuesta arrancarla, no es sencillo, les lleva un rato, pero es imposible controlarlo todo el tiempo».

Las grandes superficies en Cantabria, al menos por el momento, no han introducido medidas de seguridad como sí se ha hecho en otras comunidades donde guardan las botellas de aceite en vitrinas cerradas bajo llave (como se hace con las bebidas alcohólicas en algunos establecimientos), de forma que el cliente lo tiene que pedir en caja.

«Hemos visto de todo. Esconden el aceite bajo el abrigo o en las fundas de instrumentos musicales... Emplean fórmulas de los más originales», relata otra dependienta. «Ayer mismo -en referencia al jueves- salió un hombre corriendo por la puerta con dos garrafas robadas, una en cada mano. 120 euros se llevaba en aceite. Supongo que lo vende, porque ese mismo no era la primera vez que lo hacía», asegura. «Salió por la puerta, pero cuando le intenté parar, la situación es violenta y nos amenaza».

En los supermercados del centro las opiniones coinciden en que hay mucho hurto a diario: «Anchoas, pasta de dientes, champú..., pero el aceite es lo que más se llevan ahora mismo», certifican.