«Siempre se busca cómo mejorar las herramientas de mediación con el público»
Benjamin Weil, Director artístico: «Poder cambiar la configuración del espacio como en este Centro es un lujo que no permiten muchos edificios de arte en el mundo»
Hace cuatro años se incorporó al entramado del Centro Botín. Benjamin Weil (París, 1962), director artístico del edificio concebido por Renzo Piano, dejó atrás ... la dirección de actividades del Centro LABoral de Gijón. Weil, que ha mostrado su querencia por las nuevas tecnologías y la comunicación en el arte contemporáneo, siempre persigue cómo ofrecer maneras de acceder al arte contemporáneo a un público que no sea experto.
Formado en París y Venecia, cofundó y dirigió en Nueva York el primer estudio de producción web para el encargo de obras de net art, para lo que colaboró con instituciones como el MoMA. Pasó después a dirigir el Departamento de Nuevos Media del Institute of Contemporary Arts de Londres, un cargo similar al que desempeñó en 2000 en el Museo de Arte Moderno de San Francisco. Asimismo, en 2006 fue nombrado director ejecutivo del Artist Space de Nueva York.
-¿Qué balance traza de esta primera temporada?
-A lo largo de este primer año, se han ejecutado satisfactoriamente los ejes esenciales del programa de artes plásticas de la Fundación Botín. Hemos puesto en marcha exposiciones de Julie Mehretu y Carsten Höller, dos artistas que vinieron a dirigir talleres de artes plásticas en Santander y cuyo trabajo ya está integrado en la colección de la Fundación Botín. También hemos presentado una nueva edición de Itinerarios. Además, hemos expuesto una selección de dibujos de Goya que resulta del compromiso y el apoyo de la Fundación durante la última década a la investigación académica del dibujo de maestros españoles. La actual muestra de esculturas de Joan Miró ilustra perfectamente nuestro compromiso con la exhibición del trabajo de maestros del siglo XX. Y ahora 'El Paisaje Reconfigurado', la segunda presentación de la colección, con muchas obras que hasta ahora no habíamos mostrado y, por supuesto, una sala permanente que acoge ocho retratos de maestros del siglo XX de la colección de Jaime Botín, patrono de la Fundación Botín, lo que sin duda nos abre nuevos horizontes a nuestra programación.
«Lo importante es dar a conocer el trabajo de artistas menos conocidos en España»
-¿Se ha buscado cierto equilibrio entre lo popular y lo minoritario?
-No se trata de elaborar un programa basado en lo popular y lo minoritario. Más bien, lo importante es dar a conocer el trabajo de artistas menos conocidos en España o aspectos menos destacados de maestros y, además, estamos trabajando en una nueva forma de acompañar al público que quiere ser acompañado. Este verano, por ejemplo, 'Retratos: esencia y expresión' y 'El paisaje reconfigurado' tienen cartelas extendidas (con textos explicativos sobre cada obra), tal y como las teníamos en la exposición de Goya. Seguimos con la oferta de 'exposición a la carta' que el visitante puede coger a la entrada de cada exposición. Estamos siempre pensando en cómo mejorar las herramientas de mediación para todo tipo de públicos. Por ejemplo, durante la semana del aniversario tendremos una oferta más novedosa que permitirá, por ejemplo, disfrutar de una charla de diez minutos sobre una obra de 'El paisaje reconfigurado'.
-¿Los datos revelan que el peligro reside en morir de éxito? ¿Qué criterios de futuro le esperan al Centro en lo que se refiere a lo artístico?
-Tenemos que seguir trabajando en la línea que llevamos haciéndolo hace años: buscando nuevas maneras de acercar a un público más amplio al arte de hoy, despertar su curiosidad y acompañar con herramientas adecuadas este acercamiento. Por supuesto, también aprovechar oportunidades excepcionales como la que nos brinda la cesión de Jaime Botín para explorar nuevas líneas de programación. Diría también que tendremos que seguir reflejando las tendencias emergentes de la creación contemporánea, tal y como lo hemos hecho, por ejemplo, con 'Body Ecologies' (ecologías del cuerpo), el programa de performance que ha comisariado Alejandro Alonso Díaz esta primavera.
Primer aniversario
-Transcurrido el primer año, hay quien reclama una gran muestra de revisión de arte cántabro. ¿Se contempla un proyecto similar a medio plazo?
-Tal como lo plantea, no sé si eso nos corresponde. Puede ser que expongamos las obras de artistas cántabros ya en nuestra colección, que han recibido becas en el pasado. También imagino que otros artistas de aquí recibirán becas en el futuro, y tampoco está excluido que invitemos en algún momento a un artista cántabro a dirigir un taller de artes plásticas, siempre y cuando encaje en nuestros criterios de excelencia; es decir, artistas destacados a nivel internacional y que tienen un seguimiento por parte de las generaciones de artistas más jóvenes. Este fue el caso, por ejemplo, de Juan Uslé.
-El nuevo espacio permanente -no contemplado inicialmente-, ¿en qué medida condiciona el futuro de las salas y la programación?
-La sala de retratos está ubicada en la parte norte de la Galería 1. A su lado, hemos instalado un 'Wall Drawing' (dibujo mural) de Sol LeWitt que la fundación había adquirido en 1992 como parte de su patrimonio. Esto abre nuevas perspectivas. Tenemos que pensar cómo vamos construyendo un posible diálogo entre esta sala permanente y lo que ocupa el resto de la planta - o lo que ocupa la planta de arriba también. Pero es algo nuevo, con lo cual hay que pensarlo, desde luego, y ver cómo podemos crear dinámicas nuevas en la programación para que funcione todo como un conjunto. Quizás, por ejemplo, podría ser interesante organizar una exposición de retratos más amplía en el futuro... ¡Ya veremos!
«El arte tiene que despertar una mirada más precisa, despierta y creativa sobre el mundo»
-En una sociedad del espectáculo como esta, ¿cómo entiende la aportación del Centro Botín desde el arte y su puesta en escena?
-El arte no debe de ser espectáculo. Es más, no considero que lo que hemos presentado hasta ahora en el Centro Botín pueda calificarse como espectáculo. El arte no es un producto de consumo, tampoco es una experiencia religiosa. Es algo muy singular, que tendría que despertar una mirada más precisa, más despierta, más creativa sobre el mundo que nos rodea. Compararía esto con una buena película... una de esas que cuando sales de la sala es como si siguiera. En este sentido, me gustaría pensar que, saliendo de una buena exposición, la experiencia de una cierta manera es parecida: que fomenta otra mirada a lo cotidiano, a la ciudad, a todo lo que nos rodea. Que nos haga pensar de manera distinta.
-¿Ha pensado en ocasiones que la arquitectura, el edificio y el emplazamiento han dejado en segundo término el valor de algunas exposiciones?
-¡Todo lo contrario! Pienso que las condiciones que ofrece el Centro Botín permiten disfrutar del arte de manera única. De hecho, la experiencia de la pintura de Julie Mehretu con luz natural ha sido algo extraordinario: cambiaban sus obras con la luz, y aquí como la luz cambia mucho y de manera muy rápida, fue cada vez una experiencia única y enriquecedora el volver nuevamente a la exposición. Lo mismo pasa con Miró. Además, el poder cambiar la configuración del espacio es un lujo que no permiten muchos edificios de arte en el mundo. En cuanto a su ubicación, también me parece un privilegio. Pienso también que la calidad arquitectónica ha inspirado a los artistas que han venido a exponer aquí. Y algunos que han venido a ver el espacio para futuros proyectos quedaron muy impresionados y con ganas de colaborar con nosotros y exponer en nuestras salas.
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