«En vacaciones me apetece leer a Julio Verne»
La librera reconoce que en julio «me permito coger algún libro bien gordo que he dejado pasar todo el invierno»
Tras una pila de libros es donde Paz Gil se siente más «feliz y libre», también en verano. Periodista de formación y librera experimentada –y ... premiada–, siempre lleva un ejemplar y una recomendación en el bolsillo. Hasta un consejo para este tiempo de vacaciones escolares. Que los mayores lean las historias de toda la vida en alto a los más pequeños.
–¿Cómo se pone una librería 'en modo verano'?
–Cambia mucho con respecto al invierno. Desde finales de junio, los chavales vienen más, los niños con sus padres y lo mejor es que llega muchísima gente de fuera que tiene casa aquí o que viene a pasar unos días y se acercan a vernos. Muchos, porque nos conocen de otros años o porque han leído que hay una librería y que tenemos dos premios. Así que es un poco locura.
–Ya que lo dice, lo de ser una librería premiada se nota, ¿no?
–Nos da muchísima visibilidad. Es increíble que se haga referencia fuera de Santander al hecho de que una librería tenga dos premios. Que a la gente le guste y que, cada vez que vengan, digan que les han hablado muy bien de nosotros. Les gusta el espacio –que es lo más importante–, les gusta el fondo de la librería que tenemos, cómo les tratamos... Eso nos da muchos clientes y muchos son de fuera.
–Para las vacaciones, ¿libro ligero, libro pendiente o momento idóneo para atreverse con algo muy duro?
–Hay de todo. Muchos se guardan referencias durante el año y aprovechan. Se vende muchísimo ensayo divulgativo, temas del cerebro o temas de animales. Y hay un movimiento curioso, los jardines. Se lee mucho. Tenemos una serie sobre senderos de jardines y es por lo que la gente está preguntando. Está muy bien porque el verano invita un poco al paseo, a la sensación de respirar en el campo.
–¿Hay lectores de verano y lectores de invierno?
–No, quien es lector lo es todo el año. Lo que pasa es que, a lo mejor, tiene más tiempo en verano. Es un tiempo un poco más sosegado. De búsqueda, ya que puede pasarse un rato largo en la librería y seleccionar. Pero creo que es el mismo lector del invierno. A la gente que le gusta leer, le gusta leer siempre.
–Y, con viajes a la vista, el de bolsillo será el rey de este tiempo…
–Sí, sí. Se vende mucho más. Hay muchísimos libros de papel muy grandes y gordos que no pesan. Son más cómodos para la gente mayor en el sentido de que la letra es más grande. Pero sí, es la época del de bolsillo. La época de poder meterlo en el capazo o en la chaqueta mientras coges un autobús para ir a la playa.
–Y el papel, vivo y coleando…
–Sí, sí. Pese a que mucha gente dice que no. Pero no se ha perdido. Nosotros tenemos muchísimos clientes que apuestan por el papel e, incluso, que en algún momento decidieron pasarse al digital, pero que han vuelto.
–¿Lo más difícil de leer en la playa es coger postura o que se meta la arena entre páginas?
–Bueno, yo creo que coger postura porque la arena se te va a meter fijo. Pero tampoco pasa nada. Esto es como lo del olor, que la gente viene y sabe que los libros tienen un olor. Imagina que dentro de tres meses abres ese libro y cae ese recuerdo de la arena del Sardinero. Tiene que ser muy agradable.
–¿Qué es lo más raro que le han pedido en la librería?
–Todos los días me sorprenden. Se publican miles de libros. Pero lo curioso es que, cuando haces un análisis de las ventas, la mayoría es de un ejemplar concreto. Siempre hay un libro para una persona. Ayer un niño me pidió un libro sobre tiburones y ahora ha venido un chico que acaba de terminar un libro maravilloso sobre algas. Imagínate que publican un libro de algas y que alguien te lo venga a pedir. Y al abrirlo dices: 'pero si es maravilloso'.
–De librera a lectora. ¿Ya tiene el libro pensado para meter en la maleta en vacaciones?
–Voy a tener que meter alguno de los que me mandan las editoriales para leer, porque van a salir en septiembre. Pero seguramente busque un clásico que de repente me apetezca. En vacaciones me apetece leer a Julio Verne e historias de aventuras.
–¿También cambia de chip con sus lecturas cuando llega julio?
–Sí, sí. Además, me permito coger algún libro bien gordo que he dejado pasar todo el invierno. Pero, como siempre, también llevo libros finitos en el bolsillo.
–Seguro que algún libro le inspiró un viaje. Cuente, cuente…
–Leí un libro en RBA de una policía islandesa y me empeñé en ir a Islandia porque era impresionante. Lo contaba muy bien y de repente me empeñé. Y, con tan buena suerte, que, además, viajé en invierno. Los libros te llevan a las ciudades.
–La última es obligatoria en esta entrevista: tres recomendaciones para estos meses.
–Yo recomendaría el de algas del que hablábamos, porque me parece un libro maravilloso. Después, algo más misterioso como el último de Berna González Harbour, que se llama Lighthouse. Y, por último, la biografía de Marguerite Duras.
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