Vacaciones y empieza la precampaña
PRC
El partido pide al presidente que vuelva a ser el candidato
El PRC da por hecho que el desgaste que generado por la gestión de la mayor pandemia de los últimos cien años y la mayor crisis de precios de lo que va de siglo quedará suplido por el tirón electoral de Miguel Ángel Revilla. El líder todavía no ha dicho que vaya a repetir como cabeza de lista, pero toda la militancia está en esa clave. Los regionalistas creen que hay margen suficiente para volver a ser la primera fuerza política en Cantabria a partir de mayo de 2023. Más allá de lo regional, en lo local tienen que decidir si José María Fuentes-Pila repite como alcaldable en Santander y confían en que Javier López Estrada lo haga al frente del Ayuntamiento en Torrelavega. Y en las zonas rurales tradicionalmente afines, está por ver en qué medida soportarán el teórico empuje de Vox.
Partido Popular
Buenas sensaciones con Feijóo y con la líder regional por confirmar
En el debate del estado de la región, el portavoz del PP, Íñigo Fernández, afirmó que era el momento de que Cantabria tuviera «un nuevo presidente». Parecía que había acabado la frase y añadió algo más:«O una nueva presidenta, que es lo que yo quiero», en referencia a su líder, María José Sáenz de Buruaga. En el PP de Cantabria habrá unos que quieran más y otros que quieran menos que ella sea la candidata contra Revilla, pero parece evidente que tiene muchas papeletas tras la salida de Génova de Pablo Casado, que antes de ser defenestrado estaba impulsando una renovación. Eso se cortó y ahora Feijóo ha avalado –de forma indirecta, prometiendo no interferir– a Buruaga. Lo único que deja un mínimo margen para las dudas es que el PP no acaba de convocar su Congreso Regional.
PSOE
Tranquilidad tras tres años convulsos en el partido y el Gobierno
Los últimos tres años de legislatura han sido convulsos para el PSOE. Los socialistas han estado al frente de la Consejería de Sanidad durante la pandemia —recuerdan que Cantabria ha tenido la menor mortalidad del país– y han tenido que lidiar con los problemas y dificultades que han surgido tanto dentro del partido como en el Gobierno. A nivel interno, por las heridas que dejó el Congreso Regional que Zuloaga ganó a Tezanos. En el Ejecutivo, con la necesidad de sustituir a dos consejeros (Miguel Rodríguez y María Sánchez) y por los roces con el socio regionalista. Lo uno y lo otro parece ahora calmado en un PSOE que antes de fin de año celebrará primarias para decidir si Pablo Zuloaga repite como candidato a la Presidencia de Cantabria y los candidatos de Santander y Torrelavega.
Ciudadanos
Crisis en Cantabria y a la espera de la refundación nacional
A Ciudadanos Cantabria se le ha juntado a menos de un año de las elecciones dos crisis internas que van en paralelo y con causas distintas. La primera, la nacional, tras la sucesión de malos resultados en las autonómicas de Madrid, Andalucía y Castilla y León que ha obligado a Inés Arrimadas a iniciar un proceso de refundación del partido a la desesperada, en busca de un nuevo hueco en el panorama político español en clave liberal. Y la regional, por la salida de una de sus diputadas del Grupo Parlamentario, enfadada por el cambio de criterio de Madrid sobre la protección del lobo. Un conflicto que además de la marcha de Marta García también desencadenó el abandono de Rubén Gómez como secretario de Organización y de al menos tres concejales en Bezana, Cieza y Argoños.
VOX
El foco sobre Revilla y el legado «ausente» del regionalismo
Si el PP se cuida de repartir los reproches al Gobierno entre PRC y PSOE, en Vox tienen en la diana a los regionalistas. En el debate del estado de la región echaron en cara a Revilla que sea ajeno a la realidad tras 40 años en la Administración. A él reprocharon fracasar en todos sus grandes proyectos y a su partido, de practicar una corrupción «de baja intensidad». No es que a Vox le haga gracia el PSOE, sino que es estrategia. Quieren pescar en caladeros regionalistas, sobre todo de comarcas rurales como Campoo o Liébana –están reforzando su vertiente local–, de ahí su fijación con los temas relacionados con el sector primario. La oposición más dura del Parlamento, a diferencia de PP y Cs, evita con argumentos de todo tipo votar con el bipartito hasta los asuntos menos ideológicos.
La oposición habla de «fin de ciclo» para la coalición PRC-PSOE, que sacó adelante la Ley del Suelo con menos ruido interno de lo previsto
El 28 de mayo de 2023 es la fecha fijada para la celebración de las elecciones municipales y autonómicas. Desde aquí hasta entonces hay por ... delante algo más de dos meses de verano –hasta mediados de septiembre no se retoman los plenos del Parlamento de Cantabria– y otros ocho de precampaña electoral. Los diputados de la Cámara se fueron el pasado jueves de vacaciones después dos jornadas maratonianas que sirvieron para aprobar la Ley del Suelo y celebrar el debate sobre el estado de la región. Más allá de su finalidad propia, ambas citas fueron muy útiles para revelar la foto fija de la situación política de Cantabria y avanzar qué van a hacer las distintas fuerzas hasta que se coloquen las urnas.
Varios ejemplos. El primero, el martes por la tarde durante el intercambio de reproches antes de votar la nueva norma urbanística. El portavoz regionalista, Pedro Hernando, echaba en cara a los populares que no hubieran hecho nada para llegar a un acuerdo y sacar adelante una ley de consenso. «Los grupos del Gobierno hemos hecho todo lo posible», decía utilizando la metáfora de que su posición de partida estaba en San Vicente de la Barquera y en pos de ese pacto avanzaron primero hasta Santander y después hasta Guriezo. Lo más interesante es la conclusión que Hernando sacó después:«Ustedes no querían aprobar esta ley, ustedes lo que querían, como han intentado en otras ocasiones, es que rompiéramos el pacto con el Grupo Socialista. Ese era su objetivo y no lo han conseguido».
Lo cierto es que la tramitación de la Ley del Suelo, donde parecía existir un abismo entre PRC y PSOE y que la postura de los de Revilla estaba más cerca de la del PP, ha sido poco traumática para la salud de la coalición. Provocó que un diputado socialista (Javier García-Oliva) rompiera la disciplina de grupo, pero el ruido interno inicial alrededor de la norma fue de más a menos. Después de tres años de legislatura convulsa y una crisis que en enero de 2020 a punto estuvo de hacer saltar por los aires el Gobierno y que dejó heridas públicas, ahora toca paz y tranquilidad aparentes en el bipartito.
Un clima que se reflejó también en la larga intervención del jefe del Ejecutivo autonómico en su discurso del miércoles por la mañana. Desde la tribuna, en línea con su tono optimista sobre la situación de Cantabria, Revilla también dijo sentirse orgulloso de la labor de todas las consejerías de su gabinete. Forma parte de lo normal, pero menos común es que en dos horas y media de intervención no aprovechara para lanzar alguna puya contra los socialistas. Al contrario que en otros momentos, ni avisos, ni llamadas al orden, ni sutiles pellizcos de monja. A cambio, Pablo Zuloaga y los suyos no hicieron causa del voto del PRC con el resto de la oposición en un episodio previo, el del lunes también en el Parlamento durante el último pleno ordinario antes de verano, en el que todos los partidos menos el PSOE reprobaron la labor de la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y pidieron a Pedro Sánchez su sustitución.
Encuestas y coaliciones
Las encuestas que manejan los partidos sitúan lejos una posible mayoría absoluta en Cantabria, con un PP que se recupera y un PRC que paga la gestión durante la pandemia. Por eso, si no hay muchos cambios de aquí a mayo de 2023, el siguiente Gobierno regional saldrá de una coalición. Una coalición en la que, obligatoriamente, tendrán que estar el PP o el PRC. O los dos la vez.
Durante el debate del estado de la región, los populares echaron en cara a Revilla una lista de incumplimientos y de proyectos anunciados y no materializados. Le recriminaron –tocaba dirigirse al presidente– su optimismo y le acusaron de estar fuera de la realidad, pero responsabilizaron de gran parte de los fracasos del bipartito a la labor del PSOE y a la alianza con Pedro Sánchez. «El tiempo de la coalición entre Revilla y Sánchez, por lo que oigo en la calle, ha pasado. Va en camino de lo que fue la que formaron Revilla y Zapatero», introdujo Íñigo Fernández, portavoz del PP. Si esta coalición ya no vale o no dan los números, habrá que buscar otra.
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