Valdecilla recibe en enero un 30% más de urgencias que antes de la pandemia

Luis Prieto, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) de Cantabria, y uno de los treinta facultativos de Urgencias del Hospital Valdecilla, alerta del «estado de agotamiento continuo, físico y mental» que supone este aumento de la carga de trabajo, y reclama que este sea reconocido como especialidad médica, como sucede en otros países europeos, donde disponen de programas de formación específicos de los que carece España.

Según Prieto, la mayor parte de los casos que no son de covid atendidos en Urgencias están relacionados con patologías crónicas descompensadas, «gente que tiene EPOC, asma, insuficiencia cardiaca u otras dolencias que se descompensan y generan un problema, y que obedecen a un mal control de la patología de base». En cuanto a los más de 2.000 pacientes de coronavirus que pasarán por allí este mes, tanto el papel de la variante Ómicron como el mayor relajo de medidas pueden contribuir a esa creciente cifra de enfermos que precisa asistencia urgente.

Es posible que también la demora de la atención médica provocada por la pandemia, que ha dificultado la presencialidad, esté relacionada con la sobrecarga de trabajo de los urgenciólogos. «Eso lo vemos a diario, cada vez más, y hay cosas que dices que igual no era tan urgente, pero ante la demora que se produce en otros sitios estamos paliando nosotros el agujero que se ha generado en la Sanidad en general, y lo tratamos de solucionar como podemos, pero con grandísima carga asistencial», explica Prieto.

¿Hay solución a todo esto? «Desde luego, si no se va a tomar otro tipo de medidas para intentar reducir el cupo de pacientes, lo lógico es que nos den más recursos, tanto de personal como de espacio, que también nos falla bastante: desde que se ha desatado la pandemia, como ha habido que doblar áreas para patología convencional y para atender los positivos de covid, se ha generado un problema de recursos de espacio y de personal, porque necesitas el doble de gente para atender cada sitio».

En cuanto a las consecuencias de esa mayor presión asistencial, es fácil imaginar que cuantos más pacientes llegan, menos tiempo se puede dedicar a cada uno, obligando además a los trabajadores a modificar y suspender libranzas y vacaciones para cubrir los turnos y no dejar nada por atender. Hay, además, otro problema que puede aparecer a más largo plazo: «La sobrecarga no nos permite atender a los residentes que se están formando, y eso va a suponer un déficit en su formación y un problema para el relevo generacional».

El presidente de la Semes en Cantabria insiste en que la principal reclamación de los servicios de urgencias y emergencias de la región es el reconocimiento de su especialidad. «Los facultativos del Servicio de Urgencias seguimos estando ahí, sin esperar más reconocimiento que el de una especialidad que se ha demostrado vital, no solo en el día a día, sino particularmente en la situación que nos ha tocado vivir. No le pedimos aplausos al Gobierno, sino que por fin se nos dé el reconocimiento que merecemos, y que existe en el resto de Europa, que es el de la Especialidad en Medicina de Urgencias y Emergencias. Somos parte de la solución de los problemas que tiene la Sanidad, y una mejor formación mejoraría tanto la atención al paciente como su calidad de vida».