Un verano entre apuntes

«El verano desde la biblioteca se vive más cansado, es duro levantarse temprano cuando tus amigos van a acostarse tras una noche de fiesta», comenta Enrique Mañanas mientras observa las historias de Instagram. A Luis Paniagua, estudiante de Pedagogía, no le resulta tan difícil. «Si te organizas bien los horarios, te da tiempo para disfrutar del resto del día e incluso darte un chapuzón en el mar», dice. «Playa de día y estudio de noche», añade otra estudiante. Todos coinciden en que el hecho de que Cantabria aún mantenga los exámenes de septiembre les otorga una temporada estival más larga.

Tanto la biblioteca del Interfacultativo en Los Castros como el Paraninfo de la Universidad de Cantabria, en la calle Guevara, aumentan sus horarios durante las épocas de exámenes de enero a febrero, mayo a junio, y agosto a septiembre. La responsable del 'Inter', Ángela Saiz Silió, comenta que estos cambios se realizan «para ajustarse a las necesidades de los alumnos y que estos puedan estudiar durante más horas dentro de las instalaciones de la universidad».

Se aprecia una diferencia entre los horarios de los dos centros. El Paraninfo es más amplio debido a que en su momento se ideó como un centro de estudio automatizado, por lo que precisa de menos personal. Varios estudiantes piden que esto cambie. «Tiene más sentido que amplíen los horarios del Interfacultativo, ya que al estar más centralizado y ser más grande resulta más cómodo», opina Mañas. Alberto Ortiz, estudiante de Ingeniería, está de acuerdo. A estas alturas, ya acumula tantas hojas de apuntes como horas de estudio en el Interfacultativo: «La biblioteca tiene un ambiente más amable para quedarse durante largos periodos de tiempo», dice.

Desde las bibliotecas son conscientes de que la demanda es de más horarios, pero argumentan que «hay que compaginar la rentabilidad de lo que cuesta abrir un centro con la cantidad de gente que hace uso del aumento de dicha apertura». Además de los gastos de luz y calefacción ha de tenerse en cuenta el personal, explicaÁngela Saiz, quien señala que en este momento tan sólo cuentan con dos personas fijas a cargo del horario extendido, «con sus derechos laborales en cuanto a cantidad de horas de su jornada se refiere». Aunque consideran que puede no ser suficiente, de momento se manejan para mantener la ampliación de horarios sin problemas.

Del otro lado, los estudiantes se quejan de la calidad de las instalaciones. En referencia al Interfacultativo, la encargada defiende que se hace todo lo posible para mejorar la situación y apunta que al ser un edificio antiguo no fue construido para soportar el volumen de estudiantes que tiene ahora mismo, sobre todo en la época de exámenes.

Luis Paniagua busca «un sitio con espacio propio en el que estar tranquilo», pero al final siempre depende de los enchufes. Como él, muchos se encuentran en esta situación. Los enchufes pueden resultar insuficientes a causa de las limitaciones físicas que no se han podido adaptar a las necesidades del estudiante del siglo XXI. Para Carmen Bermejo, alumna de Física, el Interfacultativo está mas a mano, pero sacrifica 20 minutos de viaje extra hasta el Paraninfo para evitarse la búsqueda de los enchufes. Desde el 'Inter' han tratado de remediarlo y para sobrellevar este problema se reparten alargadores a los que lo soliciten.

De igual manera, en el edificio las temperaturas son demasiado altas. La responsable de la biblioteca explica que por una cuestión presupuestaria aún no se ha llegado a una solución final, sin embargo, la cúpula se ha adaptado para poder abrir las ventanas y generar corriente en la zona de estudio. Esta medida puede resultar crucial ya que hay alumnos que alegan haber llegado a irse a causa del calor.

Desde el Interfacultativo señalan que «la queja siempre es bienvenida». Por el momento, se realizan encuestas cada dos años, pero también empujan a tramitar reclamaciones a través del buzón. Mientras tanto, las bibliotecas siguen llenándose de apuntes observados por ojos somnolientos. Estudiantes que esperan con ganas cambiar el calor entre paredes y libros por el de playas y arena.