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A menos de un kilómetro de la cueva original, junto a la réplica, se construirá un centro de interpretación.
Francia sigue los pasos de Altamira

Francia sigue los pasos de Altamira

La cueva de Lascaux, en la Dordoña, está considerada un monumento único en la historia del arte paleolítico

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Miércoles, 3 de febrero 2016, 07:16

Una reproducción «exacta y definitiva» de la Capilla Sixtina del arte prehistórico, la cueva de Lascaux, en la Dordoña, podrá visitarse próximamente, cuando concluyan unos trabajos «únicos en su género», según los especialistas franceses. Desde su descubrimiento en 1868, las cuevas de Altamira han sido calificadas en muchas ocasiones como la "Capilla Sixtina del arte rupestre". Cuando cuatro adolescentes, Marcel Ravidat, Jacques Marsal, Georges Agnel y Simon Coencas, acompañados de Robot, el perro de Marcel, descubrieron la cueva de Lascaux, el 12 de septiembre de 1940, estalló una lejana «competencia», ya que las autoridades francesas insistieron en anunciar el descubrimiento de la «Capilla Sixtina del arte prehistórico».

Se atribuye al abad Breuil (1877-1961), el 'Papa de la prehistoria»' el anuncio de la revelación de la Capilla Sixtina del Périgord, un conjunto artístico/religioso que data de hace más de 17.000 años. Sin zanjar definitivamente esa competencia inconfesable de 'capillas sixtinas', la historia de Lascaux ha contribuido a su manera a repensar los orígenes del arte (entre la religión, el chamanismo y la sexualidad, según el estudio clásico de Georges Bataille).

Entre el éxito de Chauvet y el fracaso de otras réplicas

  • la experiencia

  • A estas alturas queda claro que hay experiencias exitosas. Altamira creó la Neocueva y su museo recibe anualmente más de 260.000 visitas, incluidos más de 30.000 escolares. El arte rupestre tiene la capacidad de generar intensas conexiones emocionales, porque las pinturas de hace 20.000 años son para nosotros un espejo y un abismo a un tiempo. En Francia, el último gran descubrimiento, la cueva de Chauvet, ya tiene su facsímil. Y con un éxito arollador, puesto que logró en sus primeros seis meses 400.000 visitas, más de las previstas para un año. También va bien la réplica de Ekainberri, en Guipúzcoa, con 30.000 visitas al año consolidadas. Estos tres casos exitosos comparten el hecho de que son réplicas artísticas exactas que pueden visitarse a muy pocos metros del original. Pero hay casos con menos suerte. Taverga, un parque de la prehistoria en Asturias, es un proyecto con graves dificultades. Y Roc Aux Sorciers, en Francia, está también en entredicho.

Tras la apoteosis de un descubrimiento excepcional, Lascaux tiene ya una larga historia, llamada a culminar con Lascaux IV, el calificativo utilizado para lanzar el nuevo proyecto de reproducción «único y definitivo». Pero ¿en qué se diferencia Lascaux IV de Lascaux I, II y III? André Barbé, director del proyecto que se abrirá al gran público internacional dentro de unos meses, lo explica de este modo: «Lascaux I fue el gran momento de la revelación. Un acontecimiento excepcional. La gruta fue declarada monumento histórico nacional en diciembre de 1940. Finalmente, el monumento fue víctima de su éxito. Más de un millón de visitantes acudieron a la cueva entre 1948 y 1963. Visitas que se convirtieron en una amenaza inquietante. André Malraux, gran novelista y gran ministro de la cultura, tomó la decisión que se imponía: cerrar Lascaux, que fue declarada monumento inscrito en el Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco. Veinte años más tarde, en 1983, se abrió un primer proyecto de reproducción parcial. Se trató, en su día, de una proeza técnica. Más de diez millones de turistas han visitado esa reproducción parcial, que tuvo que abandonarse por razones financieras. Lascaux III, en 2012, marcó el proceso de internacionalización de una exposición que reproducía parcialmente la gruta original. Lascaux IV está llamada a marcar un jalón importante: la reproducción íntegra y definitiva de un monumento único en la historia del arte paleolítico, a dos pasos de la cueva original, en el valle de la Vézère, en la Dordoña».

Contando con unos presupuestos consecuentes, la experiencia de más de medio siglo de estudios y la irrupción de las nuevas tecnologías de la reproducción y la fotografía, Lascaux IV promete «muchas, nuevas y grandes emociones» a grandes, pequeños, lugareños y turistas que deseen iniciarse a los misterios sin cuento del gran arte paleolítico. Una treintena de artistas plásticos, pintores, escultores, soldadores y expertos en copia y reproducción de obras de arte, trabajan desde hace años en la copia «exacta y definitiva» de los 900 metros cuadrados de las pinturas de Lascaux. Un gabinete de arquitectos noruegos ha trabajado en la concepción del sitio/museo, en Montignac, no lejos de la cueva original. Se ha concebido algo semejante a una gruta montañosa, recurriendo a las tecnologías de la reproducción en 3D, con el fin de conseguir una «copia facsímil» prácticamente «idéntica», sustituyendo la piedra por silicona sintética.

Las autoridades locales, regionales y nacionales esperan que el gran arte y la cultura no sean forzosamente incompatibles con el negocio turístico de masas. Lascaux IV estará acompañado de la inauguración de un centro internacional de arte prehistórico, a dos pasos de la colina donde se encuentran las legendarias cuevas descubiertas por cuatro adolescentes. Las autoridades locales esperan conseguir la visita de unos tres mil turistas diarios.

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