

De Gotemburgo a Santander para estar junto al Racing
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El cántabro afincado en Suecia José López, su hijo Nicolás y dos amigos cruzan Europa en coche para vivir un Racing-Oviedo sin entrada, pero con la ilusión intactaEl motor arranca bajo un cielo gris y limpio. En el maletero hay mochilas, bocadillos, camisetas verdiblancas y más de una bufanda del Racing. En ... los asientos, una promesa: llegar a Santander pase lo que pase. El conductor del vehículo es José Raimundo López (Gotemburgo, 1965), que nació en Suecia, donde lleva décadas afincado, pero pasó su infancia en Santander. Hoy, muchos años después de su partida, regresa desde Gotemburgo con su hijo Nicolás, de 33 años, y dos amigos de este, Hampus Lindblom, de 32, y Affe Pearson, de 24, para sentir, aunque sea desde un bar, el ambiente de un Racing–Oviedo. Sí, desde un bar. Porque el grupo viaja a los Campos de Sport sin entradas. Las localidades para el partido se agotaron ya la semana pasada y las taquillas del estadio colgaron por enésima vez el cartel de 'No hay billetes', con lo que ninguno de los cuatro podrá acceder al estadio a menos que ocurra un milagro.
Esta Odisea verdiblanca comenzó ayer por la noche. A eso de las 23.55 horas, cuando el cuarteto embarcó con su vehículo en un ferry. «Zarpamos del puerto de Gotemburgo, en Suecia, esta noche –por ayer–, para atracar en Fredrikshavn (Dinamarca) mañana –por hoy– temprano. Después 'nonstop' Alemania, Bélgica, Francia y finalmente, llegada a Santander el sábado por la mañana», explica José Raimundo. En total, casi 2.500 kilómetros de asfalto y marejada para abrazar una pasión que no entiende de fronteras ni de reventas.
José se crió con su abuela enSantander. Fue ella quien lo hizo socio del Racing con apenas diez años. «Iba a los Campos de Sport y no me perdía ningún partido. Incluso iba a los entrenamientos los sábados», recuerda. La infancia se le quedó pegada a las gradas de aquella Albericia que no tiene nada que ver con la actual. «En una ocasión se desplazó la plantilla desde El Sardinero a La Albericia en autobús y Quique Setién y Marcos Alonso, que tendrían 17 o 18 años, nos infiltraron en el bus a mí y a un amigo», recuerda riendo. Muchos años después, en Suecia, le tocó pasar el testigo. «Mi hijo mamó el Racing desde pequeñín. Durante muchos años no pude regresar a Santander, pero encargaba equipaciones del Racing y le hemos seguido por la tele. Hemos vivido los descensos, pero también muchas alegrías con los ascensos», explica José.
eseo de que su hijo pueda vivir lo que él vivió. Y que lo haga en Santander. En cuanto a las entradas, no dramatiza. «El hecho de no tener billetes no nos impide pensar positivamente. Somos conscientes de tener que seguir el partido en un bar», admite. Incluso ha pensado ya en algún establecimiento para ver el encuentro. «El bar de La Tasca, en el estadio, está muy animado. No sé si se podrá ver el partido allí. Tenemos que investigar cuando lleguemos». Lo importante es sentirlo cerca. «El ambiente que hay en El Sardinero, animando constantemente, hasta el pitido final, es increíble. Y escuchar a más de 20.000 personas al unísono cantar 'La Fuente de Cacho', pues impresiona», sueña despierto.
A quienes se preguntan si verdaderamente vale la pena tanto esfuerzo para verlo por televisión, José les responde. «Esta es la segunda vez que vamos a Santander solamente a ver al Racing. Y merece la pena», comenta tajante. La verdad es que no suelen salir de Suecia, por eso este viaje es especial.
La planificación fue sencilla, salvo por un detalle. «Primero nos decidimos mi hijo y yo, y entonces se lo propusimos a Hampus y a Affe, que dijeron que sí inmediatamente. La verdad que no fue difícil organizarlo todo, la pieza que nos falta en el puzle han sido las entradas», suspira. Pero ni eso empaña la energía. Precisamente para hacer más amena esta Odisea verdiblanca los cuatro han echado mano de la música. «Cada uno hemos añadido canciones a una lista de Spotify para motivarnos durante el viaje y 'La Fuente de Cacho' es una de ellas».
También hay espacio para el efecto contagio.Pero de virus de los buenos, los verdiblancos. Hampus lo tiene claro. «Han logrado que me empiece a interesar por el Racing y hemos planeado y esperado este viaje durante casi un año», afirma el joven. Y eso que en Suecia el cántabro es un club exótico. «No es que sea un desconocido. Hemos tenido a Mellberg, Kennedy y Rosenberg, pero no es que se hable mucho. Solemos ir a bares donde televisan partidos, y cuando pido ver al Racing se extrañan». A los jugadores, José solo les pide que crean. «Estaremos alentándolos. Les queremos mucho. Que recuerden que una ilusión nos persigue, y que la esperanza es lo último que se pierde».
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