«El arte tiene la misión de ser verdadero consigo mismo y coherente con su espíritu»
La artista cántabra María Villacorta exhibe en el Centro de Arte Rupestre de Puente Viesgo 'Tiempo y profundidad'
Pilar G. Ruiz
Santander
Sábado, 14 de junio 2025, 02:00
Cuando entramos en las cuevas hay algo «que nos retumba dentro, una conexión mística». Así lo expresa María Villacorta (Santander, 1991), creadora que ha inaugurado ... en el Centro de Arte Rupestre de Cantabria Alberto I de Mónaco, la muestra 'Tiempo y profundidad', que se podrá visitar hasta el mes de noviembre.
La exposición está diseñada de acuerdo al espacio arquitectónico y traza una ruta por su estructura. «Todo está conectado», explica. Los accesos hacen una referencia al exterior, con las piezas 'Entre astros' y 'Polen', relacionadas con las estrellas y la vegetación, que invitan a recorrer esos pasillos hacia el interior del centro. También los cuatro 'vigilantes', que se vinculan al jardín delantero y a las cuatro planchas de cristal que los rodean. A continuación, llega el acceso al recinto de la exposición como tal, que tiene que ver con la parte lítica, «obras que responden a la piel de piedra, continente de la obra rupestre, donde se asientan las ideas y testigo de la evolución», detalla. Observar las piezas de Villacorta es retrotraerse a testimonios artríticos que proceden de épocas extintas, pero hacerlo a través de un lenguaje actualizado, dinámico y singular.
Como señaló la directora general de Cultura, Eva Guillermina Fernández en la apertura de la muestra, «El arte rupestre tiene una contemporaneidad y una vigencia difícil de igualar; cuesta creer que vemos pinturas que tienen 30.000 años y nos siguen emocionando de una forma singular».
En este mismo sentido, la comisaria de la exposición, Miriam Callejo, destacó que las piezas «nos hablan y aunque no sepamos qué dicen, detrás tienen una complejidad técnica y conceptual que es una constante en la obra de María». El hierro, en diferentes composiciones; chapas, cintas, virutas, protagoniza las creaciones y se combinan con el papel, mucho más liviano, creando un juego en el que «se cambian los roles».
Con el lenguaje «que nos han dejado nuestros antepasados, en nuestra comarca», Villacorta ha construido su propio relato.
Nuestro carácter viene también definido porque «vivimos y convivimos en los mismos espacios», reflexiona. Un políptico de conjunto con elementos integradores, ondas, mar, tiempo, «elementos universales que nos conectan a todos», es la materialización de ese concepto. Vestimentas que recuerdan a la escritura cuneiforme, figuras serpenteantes de metal cubiertas por capas de óxido, trazos sanguíneos que se superponen sobre fondos ocres, trabajados a partir de los diferentes estados del hierro.
«El arte tiene la misión de ser verdadero consigo mismo, trabajar honestamente con lo que uno hace, no por lo que piensen otros, tratando de ser coherente con el espíritu propio», defiende Villacorta. El 'Río Rito' divide la sala. Impide verlo todo de un vistazo y obliga a seguir el recorrido. Metáforas de lomos, cornamentas, elementos similares, dado que el ser humano «en su esencia más primitiva e intuitiva, no ha cambiado, porque ese es nuestro alma». Hay también un mensaje que obliga a repensar la capacidad de la naturaleza de regenerarse y la del ser humano «que destruye de forma irresponsable». Ser la primera que hace este tipo de exposición «arriesgando el propio espacio para que haya un relato», le resulta a la artista santanderina «muy especial».
Para ella, exponer en Puente Viesgo supone «muchísimo». Lo define como una «conexión transtemporal» que parte de la experimentación con el hierro, el carbón, la sal. Lo más básico, pero también lo más ancestral. «Es mi trabajo de investigación con lo materia». María, cuyos inicios están en la lingüística, el griego y el latín, encauzadas en las Bellas Artes, salió de la universidad en 2015 y cruzó su camino con José Luis Zúñiga, procedente de la arquitectura y con raíces latinoamericanas, al que define como su compañero «de vida y de arte». Juntos han ido mezclando disciplinas y experiencias. Considera que el artista del siglo XXI ya no es un bohemio en un ático; «es fruto de la convivencia; no podría crear esto sin la mezcla con Zúñiga, si no viviera aquí, si no tuviera la relación con los metálicos, los cristaleros, el chatarrero... Esta obra no saldría, porque yo represento a muchos». Villacorta ha viajado por Colombia, Italia, recientemente Suecia, aprendiendo y participando en talleres creativos que la han llevado hasta el día de hoy.
El mensaje para el visitante, local o turista, por parte de la creadora, es que el arte «no es algo elitista», no está relacionado con la alta educación ni hay que ser un entendido en la materia: «Es algo universal que hacemos desde niños».
«Vimos la propuesta desde el primer momento», explica el director de las Cuevas Rupestres de Cantabria, Roberto Ontañón. Que el centro se convierta en un espacio de diálogo es su meta, enriqueciendo la propuesta de quien visita el lugar. «Les enseñamos a mirar el arte paleolítico de una forma distinta». Quieren dar continuidad a este tipo de exposiciones, tras 'La Dama Roja del Mirón' y la dedicada a Alberto I de Mónaco. «Intentaremos alternar contenidos sobre la propia materia, con artistas más contemporáneos».
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