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El baúl de Pessoa expone sus tesoros literarios en el centro de Santander
La Feria del Libro Viejo, dedicada a Portugal, programa actividades en torno a la literatura hasta el próximo día 17
Doña Minerva era marquesa y comunista. Más lo segundo que lo primero. Nunca presumió de título y con su nombre tenía suficiente como rango. ... En su residencia atesoraba una biblioteca bien nutrida, con casi 35.000 volúmenes de todo tipo. Con ellos enseñó a leer a su nieto cuando este tenía unos tres años. Con 6, le pusieron entre las manos una obra de Balzac. «Cuando sea mayor, de lo que no se entere, que lo vuelva a leer», dijo su abuelo. El niño creció, se hizo actor, escritor y librero. Chema Sandoval regenta desde hace 45 años la librería Sekhmet, en Vitoria. Es la nueva incorporación a la Feria del Libro Viejo de Santander, que hasta el próximo día 17, ofrece a los visitantes la posibilidad de encontrar auténticas joyas, curiosidades y rarezas de la mano de las 16 librerías participantes.
Ayer fue la jornada inaugural, con paseo por los puestos de las autoridades municipales. El director de la feria, Francisco Roales, guió a la Alcaldesa, Gema Igual, la concejala de Cultura, Noemí Méndez y la directora del mismo área, Yolanda de Egoscozábal, tanto por las casetas, donde charlaron con los libreros, como por la exposición 'Universo Pessoa'. «Esta es una gran feria», celebraba Méndez conversando con los responsables de cada espacio. Una feria que, como señaló Igual, «es una reafirmación del compromiso de la ciudad con la lectura, el patrimonio editorial y la memoria impresa».
LA AGENDA
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Lunes 11.30h. Taller de Lectura y Escritura Creativa. Con Leticia Bustamante. | 19.30 h. 'He dejado de ser yo. Una lectura del 'Libro del desasosiego', de Fernando Pessoa', por Miguel Ibáñez.
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Martes 12.30 h. Lectura dramatizada. 'El cuento de la isla desconocida', de José Saramago. Por Espacio Espiral.
Los visitantes también fueron ocupando su lugar, paseando bajo los toldos, curioseando en los mostradores exteriores, preguntando mucho y llevándose sus primeras adquisiciones.
Pero, volvamos al nieto de Doña Minerva. A Chema Sandoval le gustan tanto el libro antiguo como el de segunda mano, «que tiene la ventaja de ser más asequible para todos los bolsillos» frente al «capricho» que representan algunas de las ediciones con más historia. En sus estanterías, hay un par de quijotes «no raros, ¡rarísimos!», procedentes de Reino Unido o manuales de medicina del siglo XVII.
Sobre la gestión que se hace de estas joyas, pasa como en todos los sectores. «Hay libreros y libreros -señala- Los que llevamos toda la vida, sabemos cuánto cuesta de verdad un libro en el mercado». Y quienes son veteranos, saben también que las ferias, como esta, son importantes porque «le recuerdan al público que seguimos existiendo y vienen dos o tres veces, para revivir el espíritu de la lectura, del libro».
Aunque no todos los niños y niñas comiencen a leer a la temprana edad que él lo hizo, abuela mediante, la educación es, a su juicio, fundamental, porque tiene que ver con «valorar no solo este tipo de libros, sino todos los libros, pero no por su precio, sino por lo que te enseñan y te aportan, lo que te hacen como persona». Y añade: «Si veo que destrozan un libro, me pongo malo».
Una librería que se estrenó en 2024 y repite, «porque nos fue bien, la gente es encantadora y el tiempo es bueno», es Stock Llibres. Al frente de la librería barcelonesa está Francesc Castell, que ya avisa: «Si sigue así la cosa, volveremos y volveremos».
Tener una referencia temática, complica y soluciona a partes iguales. «Somos libreros de ocasión y puede que tengas o que no algún ejemplar que vaya con el tema». En un mercado de libro nuevo, uno siempre sabe lo que va a encontrar, pero aquí, «no sabes lo que tiene Ortiz Marcos o Litoral», dice mencionando a compañeros presentes en la plaza Alfonso XIII, formando una especie de poblado literario. Ahí surge esa curiosidad, esa ansiedad por ver «si ahí vas a encontrar lo que buscas».
La única manera de aprender este oficio entre páginas que huelen a historia son «años, y nunca lo sabes todo». Y una segunda clave: «Escuchar a los clientes, que te enseñan». El que busca quijotes, sabe mucho de quijotes. Lo mismo que quien busca ciencias, caza, obras de Gerardo Diego o esoterismo. A su vez, esos clientes aprenden a saber el precio de los ejemplares que quieren y en qué lugares buscarlos. Si se asoman a Stock Llibres, encontrarán referencias para lectores de 9 y de 90 años. ¿La joya de esta feria? Una primera edición de 'La Regenta' y la revista Cruz y Raya completa.
Hasta el 1600 se remontan las referencias de El Asilo del Libro, que llegan a Santander desde Valencia. Facísimiles y grabados ocupan el espacio. Antonio Lorenzo, el propietario, busca cada año «un poquito de lo que marca la línea y la exposición de la feria». En esta edición, Portugal y su universo creativo. Con internet «ahora es muy fácil» aprender, pero también es un mercado de precios «muy dispares». En cualquier caso: «Te tiene que gustar; te entra el gusanillo y vas aprendiendo». Entre sus joyas, otro quijote, este en una tirada muy corta de cuatro volúmenes, lleno de litografías; una edición en español de editorial francesa que data de los años 20.
Entre las librerías cántabras está Antuñano, que regentan, desde hace cuatro años Virginia y Amparo. Durante las dos décadas previas, fueron sus padres, Gerardo y Aurora quienes iniciaron «la aventura». Para ellas, lo importante es «dar acceso a la gente a libros que no son nuevos, cosas que no pueden encontrar en una tienda habitual, muchos que ya no se reeditan».
Es habitual que los clientes hagan peticiones específicas, autores muy concretos o ediciones determinadas.
Desde pequeñas crecieron entre libros e ir a mercados, mercadillos y ferias era algo habitual. «Es una cosa que te gusta y al final vas aprendiendo». Como cabe esperar, aunque tienen de todo, como un manual de confección de los años 20, que incluye las notas escritas a mano de una de las alumnas, «hay más cosas de Cantabria» que en otros establecimientos. Y como invitación a jugar, sus ejemplares misteriosos: libros envueltos en papel de estraza de los que se dan algunas pistas, por escrito, en la portada; año, nacionalidad del autor y breve sinopsis. «Y funciona muy bien».
Dos puentes de arte
El cartel de la feria tiene este año la firma del pintor cántabro Roberto Orallo. No es casual, pues su vínculo con Portugal viene de lejos. Expuso en Oporto y Lisboa a comienzos de los 2000, comió al lado de Saramago y vio la escultura de Pessoa «que parece que te habla».
En su obra plasmados reflejos; el del Duero y el del Tajo con sus respectivos puentes. Uno del discípulo de Eiffel y otro homenaje al 25 de abril, Día de los Claveles. «Los portugueses han sido conmigo gente exquisita y por eso mi saludo hacia ellos es un saludo desde el corazón».
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