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Bisóntere, el gran teatro de los sueños

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Javier Rosendo

Bisóntere, el gran teatro de los sueños

Numeroso público respaldó con su presencia la undécima edición de una cita convertida en todo un referente en España

Marta Gutiérrez Rumoroso

Santillana del Mar

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Lunes, 28 de mayo 2018, 10:29

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Antaño en los pueblos se esperaba la llegada de los trovadores y juglares. La locura de su divertida aparición animaba la monótona vida rural. En Santillana del Mar es fácil imaginar como era esa vida. Recrear la vista por su casco histórico es viajar en el tiempo. Ver a través de los ojos de Bisóntere supone soñar despierto como en esa época. Retornar a los orígenes para disfrutar con las cosas más sencillas y los detalles más grandes. Títeres y personajes se mezclan con personas y «personitas pequeñas», los niños. Esos «locos bajitos» -bautizados por Serrat- que disfrutan sin límites de las geniales historias de este festival internacional en el que se ha convertido Bisóntere.

La cita puede presumir de público, de veteranía y de un gran estreno. El ilustre teatro a la italiana de los Hermanos Sabattini –el más pequeño del mundo– ha presentado las aventuras del Barón de Münchausen en Santillana. Es la primera vez que la compañía francesa Cie Histoire D'eux está en España. Su presencia en Bisóntere supone el primer pase nacional de las peripecias del barón. Los espectadores fueron invitados a un viaje desde los bosques de Baviera, después de haber cruzado las llanuras de Siberia, y hecho una parada en Samarkanda, para llegar a los polos y alcanzar la apoteosis en las orillas mismas del planeta Venus.

Al frente de la compañía está Yannick Toussaint, como responsable artístico. A la villa ha llegado en compañía de Yann Bemèt y Raquel Racionero. Juntos han hecho las veces de «acomodadores» de un teatro muy particular en el que el público se adentraba en la historia hasta tal punto que emergía del patio de butacas o hacía las veces de tramoyistas ocultos entre unas particulares bambalinas.

Oda a los «chorpatélicos»

Federico García Lorca bautizó a los más pequeños como «chorpatélicos», una invención suya que describía a unos niños que jugaban divertidos en la calle, del mismo modo que lo han hecho en Santillana durante el festival, y lo han hecho a pesar de la lluvia. La climatología motivó que hicieran acto de presencia los paraguas, en un desfile fuera de programa que pese a todo no restó brillo a la cita, tan sólo motivó algún cambio de escenario.

Los Titiriteros de Binéfar han bebido del influjo del poeta granadino para recrear un «kiosco de poesía» en un espectáculo homenaje a los «chorpatélicos». Los niños disfrutaron con el guiño a Ramón Acín, un poeta de Huesca que hizo una pajarita de papel -que es el emblema de la ciudad- y se la regaló a Lorca en uno de sus encuentros y con los cuentos de Gloria Fuertes del enanito y la caracola. Máscaras, marionetas, títeres y música para una puesta en escena en torno a la poesía surrealista. Desde los Hermanos Rincón, León Felipe, María Elena Wals hasta las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, pasando por Rafael Alberti o Gerardo Diego. En la fiesta de la poesía no faltó la música de Vainica Doble ni de Bob Dylan.

Esta compañía aragonesa, representada en esta ocasión por Eva Aparicio, Germán García y Pablo Borderias, se ha convertido en un talismán del festival, ejerciendo como una especie de padrinos al haber estado presentes en todas las ediciones de esta fiesta.

Quien haya estado en la villa habrá visto cosas que nadie creería, salvo que hubiera estado en Bisóntere. Ratas del tamaño de un humano que seguían la música de un flautista muy famoso al son de Campi Qui Pugui y sus Rats! Habrán conocido a Carolino y sabrán lo que le pasó con la venta de su vaca Kefira y con unas habichuelas mágicas gracias a Los Claveles Teatro.

Se habrán topado con personajes de lo más pintorescos en el desfile de Body Rhapsody del Teatro Hugo e Inés. Y habrán sido testigos del descubrimiento del doctor Gilber y su ayudante Leonid en la obra «Felicia, la mujer sin cabeza», de la compañía Miguelillo.

Incluso podrán decir que se han sentido como en París con la obra del Café de las Artes o que han viajado al Reino de Pimpanfuera con Almozandia Teatro.

El festival se despidió ayer

El festival se despidió ayer de Santillana del Mar con una mañana de entretenimiento en el Museo Jesús Otero, en pleno corazón del pueblo. Se pudo disfrutar en el jardín con el «Theatre of Coincidences» de la compañía australiana «The Pilgrim/El Peregrino»

También en el patio –y de la mano de Esfera Producciones– se jugó con instalaciones de madera construidas artesanalmente que pondrán a prueba la habilidad, el ingenio y la óptica.

Además, siguió abierta la exposición «El juego y los títeres» -comisariada por los Titiriteros de Binéfar- que supone un paseo por la historia de las marionetas.

Bisóntere entonó su adiós con «El sótano encantado» del segoviano Teatro Mutis.

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