Aprendiendo a ser un Coen
Los Ángeles ·
El homenaje a 'Fargo', que no se oculta, resulta simpático pero endeble. Falta hondura, cinismo tras optar por una mirada ingenua exenta de acidezEl homenaje a 'Fargo' es de libro. Tampoco se maquilla ni se oculta. Y, en realidad, todo el filme parece un cursillo sobre cómo convertirse ... en un Coen. Es pura comedia negra pero exenta de la acidez de los hermanos y de su fuerza inherente para hacer suyos los géneros desde que debutaran con la contundente 'Sangre fácil'.
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Año 2024
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País Francia
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Dirección Franck Dubosk
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Guion Dubosc, Sarah Kaminsky
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Reparto Franck Dubosc, Laure Calamy, Benoît Poelvoorde, Joséphine de Meaux
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Género Comedia negra
Franck Dubosc, veterano actor y esporádico director (Sobre ruedas) parece tomarse la apuesta como divertimento, sin chicha, arropado por una cuadrilla de excelentes intérpretes. Bajo el horripiolante título de 'Misterioso asesinato en la montaña', el filme intrigante, costumbrista y un tanto difuso cuando quiere solapar demasiadas cosas, resulta simpático pero endeble. Falta hondura, mala leche, cinismo y confunde a veces el retrato de criaturas atractivas inmersas en su microcosmos con cierto acercamiento contemplativo y un tanto bobalicón.
El arranque, mezcla de enredo, confusión y azar es casi lo mejor de la cinta precisamente por medir ese tempo entre la negrura, el patetismo, el noir rural y esa ingenuidad que muta en despertar ante las circunstancias. Pero el desmayo narrativo llega pronto porque la dirección de Dubosc ni alcanza a generar una argamasa ni acierta en el tono en el que armonizar la trama con los distintos puntos de vista a la hora de contar la historia de un accidente, con oso dentro, y un revolcón del destino. Tercera película tras la cámara de Dubosc, director de 'Rumba terapia', al que da réplica una excelente Laure Calamy, es demasiado amable y blanda y todo el pesimismo de su modelo se evapora en una fábula sin exigencias. Los factores del paisaje, la nieve y la sangre, lo humano, esa oportunidad que brinda lo azaroso, y el laberinto criminal, nunca acaban de encontrar su sintonía y esos vasos comunicantes que aporten consistencia. Hay situaciones muy bien logradas, fruto de aplicar una mirada ingenua que saca a la intemperie a personajes que desnudan su verdadera identidad. Cuando el filme inocula ese giro voluntarioso, aunque insuficiente en su carga agitadora, garantiza el entretenimiento pero precisamente se aleja de la ferocidad de los cineastas de 'Barton Fink'. Los mimbres están ahí pero el espejo en el que mirarse es un desafío que acompleja a la cinta francesa. Brilla la composición pero se apaga su luz propia por la ausencia de ambición y el empeño en una pátina ternurista.
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