Bitácora emocional
Cinesa, Ocine, Embajadores Santander. ·
Una hermosa y muy libre película, que ilumina las fugas de la vida mediante un diario de a bordo, entre el álbum poético y la ensoñaciónRodar y navegar. Navegar y rodar. La suya es una travesía familiar, a modo de indagación, de reconstrucción, también de ensoñación. Un cuaderno visual de ... bitácora emocional en el que Carla Simón traza un retablo diluido en el tiempo, que se abre con planos envueltos en nebulosa y concluye en el plano de una joven (su espejo) cámara en mano. Una hermosa película, un travelling toda ella hacia el pasado fragmentado, donde el paisaje (Vigo y su entorno) el mar y la memoria, las sombras de la muerte y lo oculto y escondido se desvelan poco a poco a través de esta mirada naturalista, a veces casi neorrealista, poética siempre. Un lugar entre el álbum y la evocación imaginaria de la cineasta sobre sus padres y un periodo desmoronado por la heroína y el sida.
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Año 2025
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País España
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Dirección y guion Carla Simón
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Reparto Llúcia Garcia, Mitch, Tristán Ulloa, Celine Tyll.
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Género Drama
'Romería' desnuda una época a través de una mirada íntima que a veces se ensancha en lo generacional (también lo político y lo social); despoja la gravedad mediante una levedad no menos trascendente; y recoge en lo filmado una tercera vía respecto a lo que supuso su ópera prima, 'Verano 1993', y su según y celebrado título 'Alcarràs' en una especie de tríptico con tanta personalidad como luminosa vitalidad cinematográfica. Simón acaricia a sus personajes, incluidos los más desagradables, no la importa detener la historia y fluye entre sus imágenes una sutil entraña extraña, entre lo documental, la fantasía encajada a la perfección en lo más realista y una lúdica y estilizada forma de revelar lo desconocido a modo de material encontrado.
Dos pilares engrandecen una obra sin ruido, de honda tristeza pero con luz propia: la debutante Llúcia Garcia –Marina en la ficción y alter ego de la cineasta–, que dialoga con la cámara y la historia como si hubiese estado allí siempre esperando la llamada. Y una impresión, de atmósfera y narración: la de asistir a una película muy libre que prioriza en todo momento aquello que dijo Jean Renoir (y que también puede aplicarse a 'Sirat', el título del año): «Un filme es un estado mental». La miscelánea visual a la que recurre Carla Simón, incluyendo aires de la nouvelle vague, respira serenidad y madurez. Salvo quizás un exceso de metraje en algunos pasajes, 'Romería' es un cuento de fondo doloroso al que se accede a través de miradas y silencios, de un diario de a bordo sobre la pérdida y las fugas de la vida. Dos escenas: una coreografía y un sueño surreal ilustrado son hallazgos y rúbricas de su cine como adicción libertaria.
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