Una curiosa distopía
Bonifaz. Filmoteca de Cantabria. ·
Su retrato de una sociedad marcada por la desigualdad la convierte en una pesadilla rotundamente actual. Lástima que no inoculara una mirada más radicalTras la pandemia la mirada ya no es la misma. Y si hay algo de ingenuidad en esta fábula futurista fechada hace ya más de ... medio siglo, la podemos contemplar con cierta ternura y condescendencia tras la experiencia vivida hace menos de un lustro. Entre la lucha por la supervivencia, la metáfora política y una atmósfera de intriga policial la película de Richard Fleischer, bajo el rimbombante título 'Cuando el destino nos alcance' suena cercana en su primario planteamiento distópico.
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Año 1973
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País EE UU.
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Dirección Richard Fleischer
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Guion Stanley R. Greenberg
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Reparto Charlton Heston, Leigh Taylor-Young, Edward G. Robinson, Chuck Connors
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Género Charlton Heston, Leigh Taylor-Young, Edward G. Robinson, Chuck Connors
Lo que en el caso real es una vacuna, en la ficción es un alimento sintético a base de plancton, el 'soylent green' (que da título original al filme), muy cercano al soma de 'Un mundo feliz' de Aldous Huxley. Con aire muy 'exploitation' (setentera) y entre gestos apocalípticos y catastrofistas, sombras opresivas de fin del mundo, lo cierto es que el pulso del cineasta permite transmitir un sentido sólido de la narración, aunque se debilite a la hora de crear un clímax que empapara la historia.
'Soylent Green', con una icónica Nueva York, posee incluso una trama que remite a 'Blade Runner', como una especie de antecedente pop, entre el espectáculo sin sofisticación y el telefilme. Adaptación de una novela de Harry Harrison, la cinta puede adscribirse a la ciencia ficción pero es, en realidad, un híbrido, más válido como mosaico con conciencia crítica que como construcción visionaria. Los latigazos al capitalismo y a su uso del medioambiente, incluso con alusiones al calentamiento global, resultan más poderosos que el argumento de futuro con incertidumbre. Fleischer, el cineasta 'Los vikingos', que siempre buceó en historias ajenas, subraya con destreza y dignidad factores amenazantes para la humanidad que hoy siguen teniendo igual validez. Además, la ficción está ambientada en 2022. La Nueva York del siglo XXI solo asoma en esa faz amarillenta que rodea permanentemente la ciudad asolada por la polución. Cinta de género, con buenas interpretaciones, (Robinson moriría antes del estreno) su retrato de una sociedad marcada por la desigualdad, desgraciadamente, la convierten en una pesadilla rotundamente actual. Aquí ofrece una galleta artificial a cambio de la vegetación, entre la desolación, la dieta de la destrucción de la humanidad y la aporofobia. Lástima que no inoculara una mirada más radical que confunde a veces la contención con el conservadurismo. No obstante, algunas interpretaciones y la desazón de su cierre la mantienen como una rareza siempre merecedora de ser rescatada.
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