Cursilandia
Cinesa y Embajadores Santander ·
Un recital de afectación, engolado y vacío, a través de una supuesta reflexión sobre el amor envuelta en misticismo. El único milagro es el del pasiaje irlandésLas cuatro letras están en el título pero en realidad emplea inútil y engañosamente todo un vocabulario afectado y maquillado que tiene como fruto una ... impostura. Basado en una novela de Niall Williams adaptada al cine por el propio escritor, es un artefacto etiquetado como drama romántico que de pura afectación acaba pareciendo un curso magistral de cursilería. El destino, las encrucijadas sentimentales y hasta una patética llamada divina a la pintura son los ingredientes de este supuesto camino(s) hacia el amor de ida y vuelta, con guiños espirituales de manual y romanticismo de salón.
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País Reino Unido
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Año 2024
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Dirección Polly Steele
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Guion Niall Williams
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Música Anne Nikitin
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Fotografía Damien Elliott
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Reparto Pierce Brosnan, Helena Bonham Carter, Gabriel Byrne, Ann Skelly
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Género Drama
Una voz en off incómoda y antinarrativa, una invocación a la postalita y mucha pose convierten lo que hubiese sido una historia intensa sobre el verdadero sentido de la pasión en una pirotecnia melindre y desmayada. Lo más grave es la utilización de lo poético mal entendido como una coartada a modo de pátina y fragancia que en ocasiones da vergüenza ajena. Polly Steele, cineasta de 'La montaña que llevo dentro', simplemente dispone su soporte visual para que determinados acontecimientos, pequeños o no, frágiles o desgarrados, aunque casi todos macerados por una capa ridícula, hablen de una trascendencia dramática que no es tal. Hay una suerte de milagros insinuados, de realismo mágico y de estampitas que nunca consigue dar cuerpo y transmitir algo de emoción a una doble historia de personajes entrelazados, entre lo farragoso y lo reiterativo, todo ello sembrado de diálogos patéticos.
Lo curioso es cómo una película levantada con un reparto excepcional –de Pierce Brosnan a Gabriel Byrne, pasando por Helena Bonham Carter– presente en pantalla unas credenciales tan vacías. Aunque con tonos distintos, no hubiera estado de más que los responsables de este disparate disfrazado de esteticismo rimbombante hubiesen revisado títulos como 'Lo que queda del día' o 'Tierras de penumbra'. Si algo salva a 'Amor en cuatro letras', cuando se la despoja de la hojarasca y el espumillón, de la falacia y la nadería cubierta de elevación, son las localizaciones del paisaje irlandés, lo único parecido a un milagro. Mística enlatada y con fecha de caducidad, manipulación lírica y un recital de arquetipos envueltos en una pseudo reflexión remilgada y forzada.
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