Desarraigo esquemático
Groucho ·
Deseo y dolor bajo el sol. Pero a veces es tan solo arena que se escurre entre fotogramas hermosos. Un cuento de verano que pedía una voz más radicalEntre dos abrazos, que abren y cierran el filme, cabe un verano –como en esta película que a veces parece mecerse en su aparente sencillez– ... pero quizá también un latido de vida y ese tiempo de luces y sombras adherido a toda adolescencia. Son una madre y sus hijas las que copan el inicio y el final de 'Regreso a Córcega' (Le retour en el original), una cinta con sus desgarros al fondo, su impresionista sucesión de interrogantes, su ilustración de que tras la levedad y lo liviano de esa fugacidad del verano la vida revela su barro y sus manchas, Un particular regreso al futuro en busca de un pasado que parece esconder las respuestas.
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País Francia
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Año 2023
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Dirección Catherine Corsini
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Guion Corsini y Naïla Guiguet
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Reparto Aïssatou Diallo Sagna, Suzy Bemba, Esther Gohourou, Lomane De Dietrich
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Género Drama
El filme de la francesa Catherine Corsini, retratista hasta ahora de muchos amores, de una sociedad fragmentada, marcada por la desigualdad, se adentra en la familia y en las miradas clasistas, en lo enquistado. Falta fuerza y personalidad en esta historia atractiva, de iniciación, a modo de cuaderno de deseos, miradas atrás y decepciones. Las interpretaciones, una vez más en la cartelera de este verano, fluyen y se convierten en la verdadera textura de la ficción. Son ellas, la actrices, su emoción y sus miradas con silencios desconcertantes, las que otorgan solidez al juego de tiempos, a los secretos de familia, a los hallazgos y descubrimientos. El regreso abarca demasiadas cuestiones, subrayados innecesarios para personajes deslavazados muchas veces. Por contra, la cineasta capta con sensualidad y conocimiento de causa (ella también vuelve a su isla) el paisajista que envuelve las incertidumbres. Roza el melodrama, se diluye y enuncia muchos estados pero nunca logra hondura hasta el punto que esa ligereza huidiza inherente a lo estival, que la fotografía de Jeanne Lapoirie perfila con rotundidad, parece contagiar a una historia que no alcanza donde apuntaba.
Racismo, lucha de clases, distancia, descubrimiento, heridas muy abiertas y otras cerradas, pero no del todo comprendidas, se aferran a una dirección que parece superada por los estereotipos. El filme se posa más en el melodrama familiar que en la turbulencia, la denuncia y el desarraigo. Deseo y dolor bajo el sol. Pero a veces es tan solo arena que se escurre entre fotogramas hermosos. La identidad negada u oculta atraviesa la moldura del dolor. Un cuento de verano que pedía una voz más unitaria y radical. O la del folletín desaforado a la denuncia agitada. La sensación es que se instala en una zona de confort más convencional que sutil.
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