Desmayos temporales
Groucho ·
Es elegante y deja al espectador inmerso en un campo minado sobre la memoria, la demencia senil y el ajuste de cuentas, pero cae en la reiteraciónQue una película sobre la demencia transmita sensación de confusión puede interpretarse como un acto reflejo de fidelidad o como una errónea incursión a la ... hora de adentrarse en una dimensión de extrañeza. En el caso de 'Great Absence' es más bien lo segundo. Estilo y forma, narración y plasmación en la pantalla colisionan y no encuentran un espejo coherente, empático entre la naturaleza del personaje y el esfuerzo de la mirada. Y es una lástima que existan fuerzas distantes y tonos irregulares cuando hablamos de un filme elegante, muy seguro de sí mismo y con ideas claras. Pero la lucidez con la que se enfrenta a un campo minado y delicado, además de cargado de estereotipos, carece de una correspondencia que permita alumbrar las huellas vitales en un terreno que invita al nihilismo y al vacío. Además, el cineasta Kei Chika-ura, en su segundo filme, arriesga con el componente generacional y el paternofilial en un drama familiar que tiene demasiados filtros y pliegues por donde se diluye la historia y su tratamiento.
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Año 2023
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País Japón
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Dirección Kei Chikaura
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Guion Kei Chikaura, Keita Kumano.Música: Koji Itoyama
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Reparto Mirai Moriyama, Tatsuya Fuji, Yoko Maki, Hideko Hara
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Género Drama
El director que debutó con 'Complicity' suma y sigue a la hora de aderezar el universo senil, la sombra del olvido y la silueta de la muerte, con cuestiones como el distanciamiento y el abandono, el paso del tiempo –dos décadas que se antojan demasiado pesadas a la hora de diseccionar las heridas de los personajes– más secretos, mentiras y ese rencor que carcome toda reflexión. Si el argumento no fuera ya suficientemente grave, hay un factor casi de thriller, entre la investigación y la sospecha (no conviene desvelar mucho) que sumerge a 'Great absence' en una especie de magma reiterativo, en una espesa niebla acrecentada por sus constantes desequilibrios entre pasado y presente.
El cineasta logra una notable y estilizada mirada entre quien indaga y quien se halla inmerso en la oscuridad. Sin embargo, su continuo vaivén entre esas zonas oscuras y dolorosas deja al filme a merced de la dispersión, de lo fragmentado, que refleja debilidad de tono y choque entre un cierto tono lírico y la trascendencia de la soledad forzada. La experiencia del cineasta japonés, lo autobiográfico, no impide que la cinta se pierda en una sucesión de recuerdos y trayectos que resquebrajan por dentro su relato. Uno se acuerda del cercano y maravilloso Florian Zeller de 'El padre'. Chirrían aquí los puntos de vista y todo exuda cierta frialdad, acrecentada con un metraje excesivo. Ese juego de entretiempos y el hecho de que el verdadero protagonista sea el hijo provoca que el filme vaya desmayándose fruto de cierta repetición.
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