Dis-tópico sin Lawrence
Cinesa, Yelmo y Ocine ·
La ausencia de la actriz es un agujero negro en la saga que recurre a la manida precuela para regresar insustancial en una zona de confotEntre videos musicales de Beyoncé a Lady Gaga o Britney Spears, de documental en documental, el cineasta de 'Agua para elefantes', Francis Lawrence, regresa a ... su zona de confort asentada en la saga de 'Los juegos del hambre'. Con tono rimbombante y diálogos que parecen ornamentos de otra ficción, ocho años después de Sinsajo-Parte 2, vuelve el paisaje distópico de la obra de Suzanne Collins sin riesgo ni ambición, con esa red protectora urdida a través de una precuela insustancial.
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País EE UU
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Año 2023
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Director Francis Lawrence
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Guion Michael Arndt, Michael Lesslie
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Reparto Tom Blyth, Rachel Zegler, Hunter Schafer
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Género Acción/Distopía
Ya saben, tributo y origen como mantras para estirar la franquicia que parecía aparcada. Todo suena forzado y a mera trampa para buscar la complicidad de la taquilla. Con el piloto automático, esa sucesión de subtextos o relatos incrustados en la trama mayor, desde lo competitivo y la supervivencia al aire de distopía casera y doméstica, no justifica la función. El problema de esta 'Balada de pájaros cantores y serpientes', título casi tan largo como la saga, reside en la ausencia de Katniss/Jennifer Lawrence. Carente del carisma de la actriz que impregnaba y servía de sutura de otras entregas, nada es igual. Ahora se trata de suplir con una manida y explotada utilización de los elementos icónicos de la saga como ilustraciones reconocibles, más que como resortes del sentido de la aventura, la acción y el juego de tiempos que están implícitos en la historia fundacional. Francis Lawrence, sobre todo, ha sido la batuta de este paso de la novela a la pantalla.
Pero la presencia de Jennifer Lawrence se convirtió en una especie de sello y garantía de autenticidad, de seña de identidad que otorgaba solidez a la construcción ficcional. Sin ella todo rezuma desmayo, una blanda y convencional vuelta de tuerca mediatizada por la sensación de orfandad. La paradoja es que hay aquí más coherencia visual y sentido de reinterpretar la raíz literaria de Collins. Sin embargo, falta convicción para desarrollar algunas buenas ideas subrayadas en el hecho de que, a falta de la heroína estrella, el punto de vista vertebrador se traslade al retrato de la trayectoria del villano, aunque Coriolanus Snow/ Tom Blyth no transmita la intensidad necesaria. Tampoco Rachel Zegler (y no es culpa suya) logra construir otra imagen que permita al menos generar un otro lugar frente a la ausencia de su colega. Entre tanta propuesta desafinada quizá lo mejor sea ese paisaje futurista de escenografía sugerente. El resto es acumulación. Una parte musical que merecía muchos silencios y un metraje tan excesivo como mal estructurado.
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