Doble filo
Estreno ·
Una buena e interesante historia convertida en insustancial y desfallecida. Idas y vueltas de una puesta en escena tan anodina como reiterativaSecciones
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Una buena e interesante historia convertida en insustancial y desfallecida. Idas y vueltas de una puesta en escena tan anodina como reiterativaParte de una buena idea, aunque no tenga ni un ápice de original, la del falso culpable y la del señalado por el dedo acusador ... social. Y en su deriva narrativa abarca todo el proceso que alimenta un drama judicial con tintes de thriller.
Año 2024
País Francia
Dirección Daniel Auteuil
Guion Auteuil, Steven Mitz
Reparto Daniel Auteuil, Grégory Gadebois, Sidse Babett Knudsen, Isabelle Candelier
Género Drama
La exposición del caso, de manera fragmentada, sin poner todas las cartas sobre la mesa; el juego de verdad y mentira; la fe o el escepticismo del abogado, el retrato del acusado; o la batalla judicial son factores, los humanos y los propiamente burocráticos, más los correspondientes códigos, que conforman el engranaje de 'Presunción de inocencia'. El veterano y sólido actor francés Daniel Auteuil ('Caché' de Haneke) que ya había firmado sus pinitos en la dirección , caso de 'Enamorado de mi mujer', donde aparecía junto a Adriana Ugarte–, ejerce aquí de cineasta total al dirigir, ser coautor del guion y protagonizar un filme tan interesante como muchas veces insustancial y desfallecido.
Sus puntos débiles son las idas y vueltas de una puesta en escena un tanto anodina y reiterativa después de un pésimo arranque. Auteuil toma como punto de partida los clásicos del género, que demuestra saber de memoria, de 'Testigo de cargo' a 'Veredicto final', pasando por 'Anatomía de un asesinato'. Hay controversia, escepticismo, miedo al fracaso y hasta alegato final. Los ingredientes son intachables, los intérpretes aún más. Y un acierto máximo, la elección del actor Grégory Gadebois para encarnar al sospechoso, cuyo físico, tono y presencia aportan ambigüedad al escenario en el que se desarrolla el caso. El problema es que el quinto largometraje de Auteuil como director no llega nunca a funcionar ni con giros sorpresa ni con el manejo de ese pulso que late entre el conflicto social y moral. Incluso el cordón umbilical de la presunción de inocencia hubiese merecido mayor intensidad y capacidad para romper la cuarta pared e implicar directamente las dudas, certezas y confusiones en una radiografía, por otra parte, muy actual; de la violencia de género y el machismo, también la autoridad moral y la redención. Se plantean interrogantes pero apenas provocan efecto llamada. El juicio paralelo, la endogamia y corporativismo, las soledades y carencias compartidas entre abogado y acusado son las hechuras de una buena historia que nos llega a encontrar traducción en una buena película. El actor/cineasta da prioridad a los mecanismos y procedimientos pero deja huérfanos a los factores humanos. Un doble filo que corta pero no sangra.
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