El eco del desgarro
Embajadores Santander ·
La alegoría y el simbolismo cruzan la ficción que es verdad, y la verdad se antoja un puente humano sobre las ruinas. Suena, ahora sí, la culpa más que el dolorEl sonido, la súplica, lo sonoro pero invisible impone paradójicamente un eco sordo. El del dolor y el del desgarro que no tiene más forma ... que la que cada uno dibuja con sus emociones, con sus sensaciones, con la propia impotencia y la distancia. La pregunta ética es si 'La voz de Hind' es un espectáculo que se sirve del dolor. Pero antes hay otros interrogantes que anulan esa tribulación no menos oportunista. La verdadera pregunta es cómo es posible que una niña suplique ante la muerte inminente. Qué mundo es capaz de consentir la muerte casi en directo, retransmitida, de miles de niños en el genocidio vivido en Gaza.
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Año 2025
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País Túnez
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Dirección y guion Kaouther Ben Hania
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Reparto Motaz Malhees, Saja Kilani, Amer Hlehel, Clara Khouryt
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Género Drama
La dramatización de una voz auténtica es loable, justificada y oportuna como ventana al horror, como denuncia, como cordón umbilical de un lugar de muerte que reclama su espacio de vida. El resto es superfluo. La película tunecina 'La voz de Hind' es, por encima de todo, necesaria. Un fragmento que solo puede ser opresivo, destinado a zarandear, a despertar conciencias, a replantearnos nuestro lugar en el mundo. Una historia que parte de una localización, de una escucha, de un minimalismo sonoro para adquirir categoría universal. Lo que no se ve, muta en una mayor intensidad visual. El sonido deja un rastro mudo. Sirven las palabras, o no. Una llamada de auxilio es un penúltimo y también un enésimo duelo, un sentido de pérdida existencial, Y en lo cinematográfico, una tragedia envuelta en un tono de inevitable y tenso thriller terminal, en una asfixia con textura de suspense.
Todo es lícito al respetarse su coherencia, su valor simbólico, su poderosa caligrafía y eficacia emocional. No hay trampa en la voz y no hay hipérbole en su contexto. Lo insalvable es esa brecha interminable entre la devastación y la destrucción, el exterminio y la palabra paz. El audio de las conversaciones telefónicas que la pequeña Hind Rajab mantuvo con los voluntarios de la Media Luna Roja Palestina poco antes de su asesinato en Gaza a manos del ejército israelí, es el andamiaje de una posterior dramatización de lo sucedido en el contexto de las oficinas de la organización. La situación límite, la burocracia, el dolor y la angustia son la misma cosa. El efectismo es la furia de la desesperación. No hay más. La cineasta de 'Las cuatro hijas' persigue la autenticidad. Es casi inevitable que aparezca la sombra de la distancia fría, como en un telediario o un documental insistente. Pero la alegoría y el simbolismo cruzan la ficción que es verdad, y la verdad se antoja un puente humano sobre las ruinas. Suena, ahora sí, la culpa más que el dolor.
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